viernes, 29 de agosto de 2014

Premios y quebraderos de cabeza

No vuelvo a decir que me falta inspiración. Porque luego, así como para ayudarme me pasáis premios con preguntas que le hacen a uno estrujarse las neuronas. Y hace mucho calor y está una muuu cansá de tó.
No, en serio, lo agradezco un montón porque significa que la gente piensa en mí y que se acuerdan de mi blog y que me quieren y me van a regalar un ordenador nuevo. Vale, igual lo último no, pero lo dejo ahí por si acaso. El caso es que Eva de Opiniones Incorrectas me pasa dos premios, uno con preguntas y otro que pide una definición de la amistad (ahí es ná). Este segundo para colmo también me lo pasa Alter, así que no tengo escapatoria. Se supone que luego hay que nominar gente y tal, pero ya han nominado a casi toda la gente que había pensado, así que casi mejor paso y que se lo lleve quien quiera, yo miro para otro lado y me dejo robar tranquilamente.




1.- ¿Qué nombres de bebés prefieres más, los clásicos o los demasiado modernos? 
Pues me da igual, allá cada cual con sus gustos. Aunque creo que ninguno de los dos extremos me emociona mucho, casi que me quedo con los clásicos. 

2.- ¿Qué te gustaría más y qué menos de vivir en Asturias?
Lo que menos, el clima. Al segundo día de lluvia, me muero de pena. Y para mí allí siempre hace frío, hasta cuando ellos creen que hace calor, para mí es frío. Lo mejor, el paisaje (que obviamente se le debe al clima, ya lo sé).

3.- ¿Eres rencoros@?
No, es una pérdida de tiempo y de energías. Agua pasada no mueve molino.

4.- ¿Hiciste alguna amistad en la blogosfera que a día de hoy has perdido? ¿Qué pasó?
Pues hombre en plan "perder" como las llaves, no. Sí me he distanciado de algunas personas, pero dan igual los motivos, simplemente tomamos caminos distintos o teníamos intereses diferentes o simplemente no estábamos en el mismo rollo. 

5.- ¿Qué se te pasa por la cabeza cuando ves a alguien porteando a un bebé en mochila colgona y/o mirando para fuera?
Pues nada, me importa un bledo lo que haga la gente con sus hijos, ellos sabrán. No voy a darles lecciones yo que ni tengo hijos ni he visto un bebé de cerca más de dos días seguidos.

6.- ¿Hiciste el legado de Tibu, te parece una chorrada como un campano o ni siquiera sabes lo que es?
Creo que es lo del baño de agua fría para no pagar una cena… ¿no? Igual estoy quedando como una cateta y es otra cosa, pero es lo último que he visto alguna que otra vez por facebook y me parece una chorrada, así que no, no lo he hecho.

7.- ¿Te parece cutre salchichero poner langostinos en una boda o se te hacen los ojos chiribitas cuando te los sirven?
Me la trae floja. Yo soy de poco comer y en las bodas generalmente no pruebo bocado porque no me gusta nada de lo que ponen y entre unas cosas y otras se me quita el hambre. Además no soy muy de marisco.

8.- ¿Te escandalizan las novias que no van de blanco?
Yo no me escandalizo por nada, allá cada cual con su vida y su boda. De hecho, mi madre se casó de azul. Y ninguna de mis abuelas ni mis bisabuelas, ni nadie de nadie de mis antepasadas directas se ha casado vestida de novia, así que ya ves tú lo que me importa.

9.- ¿Qué impresión te dan las novias con el pelo suelto?
¿He dicho ya que cada uno haga lo que le de la gana? Pues eso. Creo que cada una debe ir como se sienta cómoda y se vea favorecida.

10.- ¿Le pondrías a tu niño todas las vacunas que existen, sólo las que entran en la Seguridad Social, las menos posibles o, directamente, ninguna?
Mi madre me puso las obligatorias cuando era pequeña, pero desde que cumplí los 12 o así me negué a ponerme ninguna más porque no me salía del higo, básicamente. Y no he muerto ni nada. Creo. A Ron sí le pongo las suyas cada año, pero si tuviera un hijo ya vería lo que haría, no lo sé.

11.- ¿Qué plato de cocina te sale mejor? (Pon la receta)
Cocino muy, muy bien, la verdad sea dicha. Creo que es de las pocas cosas que realmente hago bien en la vida. Y muchas cosas me salen bien… una facilita y bien maja son las patatas revolconas.
Cueces unas patatas peladas y cortadas en trozos. Cuando estan bien blanditas se escurren y mientras se pone en una sartén un chorrito de aceite de oliva, donde se sofríen taquitos de bacon (vale panceta, chorizo, longaniza o lo que sea) y una cucharada de pimentón dulce (se puede añadir un poquito picante). Se añaden las patatas cocidas y se van aplastando un poco a la vez que se da vueltas para que se mezclen con el pimentón y el bacon. Y listo. Un aperitivo o guarnición estupendo.


Puffff… vaya fregado. Definir la amistad es como definir el amor, complicado. Son cosas que se sienten, que se saben… pero que las palabras no suelen hacer justicia.
Yo creo en eso de que los amigos de verdad son la familia que uno elige. Pero a veces las circunstancias cambian y quien era imprescindible en tu adolescencia pasa a ser alguien querido, pero al que ves de pascuas a peras.
Lo que sí es seguro es que amigos de verdad hay pocos, que no todos los que parecen amigos lo son y que hace falta esfuerzo de las dos partes para que las amistades no se pierdan por el camino.

Eso sí, los amigos buenos son la hostia. Cuando los encuentras, cuando consigues complicidad, cuando con una mirada te entiendes, cuando puedes ser totalmente tú mismo, cuando lloras, ríes, bailas y hablas durantes horas con ellos… es mágico. Y hay que cuidarlo y mimarlo porque merece la pena. 

miércoles, 27 de agosto de 2014

cinco años ya

Cinco años. No me lo puedo creer. Parece que fue ayer que te vi por primera vez, tumbado panza arriba jugando, con esas orejas enormes y esos ojos tan verdes. Estabas delgadito, pero se veía que ibas a ser enorme. Y desde ese primer ronroneo que te dio nombre, desde ese primer “miau”suavecito que me contestaste cuando lo dije, te quise.
Llegaste a mi vida en un momento jodido, pero me ganaste rápido y por goleada. En estos cinco años nada ni nadie me ha hecho llorar, temblar, reír y amar como tú. Y no sé si habría podido salir adelante en muchos momentos de no ser por tu presencia cálida, tu cuerpecillo a mi lado en la cama, tu hocico frío y húmedo en la cara. No sé si me hubiera levantado muchos días. No sé si me hubiera acostado muchas noches. No sé qué habría sido de mí.

Y espero que sean muchos lustros más, porque no me imagino la vida sin ti. Tú eres el amor de mi vida, tú eres mi razón de vivir en muchos momentos, tú eres mi sonrisa diaria, tú me pones los pies en el suelo y me haces pensar que mañana será otro día. Tú, tú eres lo más importante de esta casa. Tú eres el mejor compañero de vida. Tú eres el mejor regalo que me ha hecho el cielo. Tú haces que todo valga la pena. Tú, mi vida, tú.   

lunes, 25 de agosto de 2014

soy más oportuna...

Soy una persona absolutamente inorportuna. Siempre voy a destiempo. Llevo más de diez días sin escribir porque ha venido el Niño Chico a Madrid. Y ya que estaba él y podíamos hacer todo tipo de planes, he aprovechado para ponerme mala. Oh, yeah. En diez días me ha venido la regla, he tenido dolor de cabeza, un breve resfriado y un ataque del colon irritable. Todo bien. Menos mal que el Niño es un santo, de verdad, en una de estas lo beatifican porque no es normal que me aguante tanto. Y que recoja la cocina, que me la deja hecha un primor.
El caso es que al menos, lo mínimo que puedo hacer cuando está él es hacerle caso. Por eso no leo, no escribo, no contesto mails y no enciendo siquiera el ordenador. Porque ya que friega los platos y deja la sandwichera como los chorros del oro, pues al menos veo series con él y charlamos. Que no es que me guste su compañía, no. Es por compensar lo de la limpieza. Pero claro, aunque no haga ciertas cosas, no significa que no me acuerde y no piense en ellas. Así que de vez en cuando, curioseo vuestros blogs y pienso en cosas que escribir. Y miles de ideas se agolpan en mi cabeza, montones de futuribles post que escribir. Genialidades a tutiplén. Hasta que se va y me siento toda dispuesta delante del ordenador. Y entonces ¡¡puff!! Adiós inspiración.
Anda mira, una mosca en la ventana. ¿He regado hoy los tiestos? ¿Qué estará haciendo el gato? Ah, pues sigue durmiendo. Voy a ponerme algo fresquito de beber. Estoooo… ¿yo que estaba haciendo?

En fin, cualquier día de estos recupero mis ansias de escribir. O algo. 

martes, 12 de agosto de 2014

Estrellas fugaces

Desde que hay crisis la gente está más triste y cabizbaja. Por eso ahora es muy difícil encontrar una moneda en el suelo. Eso y que la crisis ha hecho que de nuevo demos importancia a una moneda, supongo, por pequeña que sea. Cuando todo iba bien, yo miraba frecuentemente al suelo y encontrba muchas cosas. Ahora miro más al cielo. En busca de una estrella fugaz que me conceda un deseo, supongo. Quizás sea la esperanza de los que no encontramos ya monedas. Quizás sea la solución a la crisis. Quizás sea, simplemente que siempre hago lo contrario. Por desgracia en Madrid se ven pocas estrellas fugaces. Demasiada contaminación lumínica.
Hace muchos años, cuando se daba la lluvia de estrellas en verano, los niños de la calle de mis abuelos adoptivos del sur salíamos por la noche con colchonetas y cojines y nos tumbábamos en la acera. Y mirábamos el cielo con obstinación hasta que caíamos rendidos de sueño tras un día de bicicletas, piscina y juegos. Ahora no hay nadie en esa calle, los abuelos murieron o son muy mayores. Los niños crecimos, ahora todos están casados, son padres, tienen cosas más importantes que hacer. Yo vivo en mi propia casa, en medio de la contaminación lumínica y apenas me acuerdo de las estrellas fugaces. Aunque la noche del cumple de mi madre viera una enorme, justo delante de mi terraza, como recordándome cosas.

La vida pasa. Como la niñez, la adolescencia, la juventud, las oportunidades, el amor y los fracasos. Los veranos pasan, uno tras otro, cada uno con sus historias. Nosotros pasaremos, nuestros recuerdos y nuestras vivencias. Todo pasa, como las estrellas fugaces. Eso es la vida, qué si no. Una estrella fugaz que tienes suerte si te da tiempo a ver.  

sábado, 9 de agosto de 2014

El tazón naranja

Genial, hoy he roto uno de mis tazones preferidos. Da igual, ya lo sé, de hecho, tal cual se ha roto,  lo he puesto en la basura. A ver qué voy a hacer.
Por la tarde he ido a por un disco duro externo para guardar toda la mierda que había en mi portátil. Así puedo usarlo hasta que termine de petar. Pero no me gusta, está raro, me lo han toqueteado todo, me han cambiado ciertos programas y me han descolocado mis cosas. MIS cosas.  Y llamadme paranoica, pero no me fío de los discos duros y tal. Tendría que volver a escribir en papel, que eso no se perdía en la nada.
Y ya que estaba en un sitio de estos de cosas informatico-tecnológicas, me he comprado un teléfono nuevo, porque ayer también dejó de funcionar el  inalámbrico y a mi yaya le puede dar algo si me llama al fijo y no lo cojo.
Total, me he dejado una pasta y sigo sin un portátil que funcione en condiciones, sin la seguridad de que mis mierdas escritas estén a salvo y sin tazón naranja.

Dramas, dramas everywhere.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Así no hay manera

Debido al aluvión (bueno, igual aluvión, aluvión no) de quejas remitidas a mi persona por mis lamentos de no tener portátil y la insistencia en que puedo escribir desde el móvil o la tablet o el ordenador de sobremesa, os diré que si tanto interés tenéis en que escriba, lo que tenéis que hacer es una colecta para recaudar fondos pro ordenador nuevo y no obligarme a estar incómoda y/o desquiciada. Que sois muy poco comprensivos con mis dramas cotidianos, coñe.
Pero vamos, es algo a lo que empiezo a estar acostumbrada. Cuando volví del viaje por tierras almerienses sufrí un caso agudo de ignoritis.
Os pongo en antecedentes: soy una guarra de mucho cuidado con el coche. Todo lo que limpio mi casa, ensucio mi coche. Todo lo que me esfuerzo en recoger y ordenar en mi hogar, lo desparramo en el coche. Y es que el bólido-Naar es mi espacio preferido del mundo. Ahí soy libre, voy donde quiero, insulto a la gente, hablo sola, canto a pleno pulmón y esparzo porquería sin sentimiento de culpa. Ahora bien, admito haber llegado a límites insalubres. Tengo pañuelos, colillas de cigarros, mecheros gastados, papeles de propaganda, botellas vacías, bolsas y demás basura. Tierra y mierda como para plantar patatas en el suelo de los asientos traseros. Pero me la pela. Así de duro, me la bufa por completo que el coche esté sucio. Sin embargo todo el mundo que monta se afana por recordarme que hace falta una manita de limpieza. Y ya me empiezo a sentir mal por ellos.
Así que cuando volví del viaje dije pues vale, pues lo limpio en Pueblodelsur, que para eso hay manguera en el patio y enchufe para el aspirador. Me compré unas alfombrillas nuevas y todo. Y encargué al Niño Chico que lo hiciera. Porque a mí gastar dinero en limpiar el coche me parece una pérdida de dinero. Y gastar tiempo en limpiar el coche me parece una pérdida de tiempo. Y el Niño es muy dispuesto, pero ya sabéis cómo son los hombres, que si se lo das todo mascado, lo hacen, pero no pidas que resuelvan solos los conflictos. Así que le dí los trapos, el aspirador y tal.

-          Nena, dónde enchufo el aspirador.
-          Hay un enchufe en el patio.
-          No lo veo.
-          Coño, nene, hay un enchufe ahí al lado.
-          No lo veo.

Fui hecha una furia. Y enchufe había…


-          Bueno, pues coge el alargador y enchúfalo dentro.
-          ¿Dónde está el alargador?
-          En el trastero.
-          No lo veo.
-          Coño, nene, busca un poco.
-          No lo veo.

Fui de nuevo aún más enfadada. Y no, no había alargador.

-          Bueno, pues lávalo por fuera al menos.
-          ¿Con qué?
-          Con la manguera.
-          ¿Dónde hay una manguera?
-          Ahí al lado del enchufe inutilizado.
-          No la veo.
-          Coño, nene, ahí hay una manguera de toda la vida de Dios.
-          No la veo.

Fui dispuesta a encontrar la manguera y estrangularle con ella. Pero no estaba. Así que me poseí por todos los diablos y llamé a mi madre.

-          ¡¡¡Mamá!!! ¡¡¡Esta casa es un puto infierno!!!
-          ¿Gñé?
-          Quería lavar el coche, pero no puedo. Y nos hemos quedado aquí a dormir para poder lavarlo, si no me habría ido a mi casa. Y ahora no puedo, ¡así que como me vuelvas a decir que mi coche está sucio te tiro de él en marcha!
-          Pero si hay un enchufe ahí mismo.
-          No, no lo hay.
-          Sí hombre, donde el fregadero…
-          Mamá, no está operativo. – Y le mandé la foto.
-          Pues coge el alargador y…
-          ¡¡No hay alargador!!
-          Compré uno de rollo, ¿no te acuerdas?
-          ¡¡Que no está!!
-          Sí, hombre, en el trastero hay…
-          ¡¡Que no, joder, que ya lo he revisado entero!!
-          Huy, jeje, pues igual se lo han llevado los obreros pensando que era suyo, jejeje…
-          Sí, una puta gracia, oye.
-          Bueno, pues lávalo por fuera…
-          ¡¡Si no hay manguera!!
-          Sí, hombre hay una ahí mismo donde…
-          ¡¡¡Que no hay manguera!!!
-          Ay, hija, yo qué sé, pues aprovecha y vete a dar un paseo por el monte, que mira que eres negativa.

Al final no quedó más remedio que dormir en el pueblo, más incómodos que la puñeta y yo de una mala hostia de espanto. El pobre Niño es un santo, os lo digo, un santo. Al día siguiente me volví a Madrid, deseando perder al puto Pueblodelsur de vista por una temporada. 
A los dos días me voy a trabajar con mi madre y aparece con un paquete de toallitas para limpiar el salpicadero.

-          Hija, es que tienes el coche llenito de mierda, que mira que tu casa la limpias, pero el coche está siempre lleno de porquería… mujer ya que estabas en Pueblodelsur podrías al menos haberle dado una manita con unos cubos y unas bayetas y…
-          Mamá, guarda despacio las toallitas y procura no decir una palabra más del asunto porque no respondo, ¿eh? ¡¡No respondo!!


Total, la cosecha de patatas de coche se espera para otoño y creo que el musgo que está creciendo debajo de los asientos tiene una civilización propia de seres nuevos que espero que se alimenten de las colillas y los tickets del mercamoñas descoloridos.

domingo, 3 de agosto de 2014

El dramita del portátil roto

Supongo que volver de vacaciones siempre es duro y más cuando han sido días estupendos como los míos en Almería (a pesar de las arañas). Pero claro,tarde o temprano hay regresar al mundo real. Y no suele ser tan amable como el apacible lugar donde te rodeabas de amigos, cantabas canciones cutres y te bañabas en agua salada por las tardes.
El caso es que llevo una semana jodida. Y entre otras desavenencias, mi portátil está en estado terminal. Lo llevé a reparar y me han soplado 45€ para que arranque y pueda sacar la información, pero no puede hacer mucho más. Así que tengo que comprarme un disco duro externo, guardar ahí mis mierdas y asumir que hasta que vengan los Reyes Magos no volveré a escribir a gusto. Y eso me horroriza, porque escribir es lo único que me mantiene relativamente cuerda. De hecho, ahora estoy desquiciada, escribiendo desde la tablet. Por eso os leo, pero apenas comento, porque esto es el puto infierno.
Y antes de sufrir un ataque de histeria y tirar el cacharro este por la ventana, lo dejo ya. Volveré cuando pueda...