jueves, 10 de septiembre de 2015

El taladro, la tubería y el momento de crisis.

Había dejado un post sobre la vuelta al cole programado para hoy, pero tengo que contar esto y si se os acumula la lectura, pues mira, es lo que hay.
El caso es que el fin de semana pasado me dio un jari mental de los míos y me puse a pintar el baño. Así porque sí. Ya que no puedo cambiarlo entero y tengo la suerte de que está alicatado hasta media altura, pues dije, seguro que otro color anima el asunto. Me compré un bote de color lila muy mono y me lié la manta a la cabeza. Después de un par de manos el baño estaba estupendo. Tan bonito él. Y decidí poner una estantería que había forrado con un papel de mariposas precioso. Me iba a quedar todo de mono...
Pero el gafe que me viene persiguiendo desde principios de verano estaba acechando detrás del lavabo o escondido tras las toallas. Riendo y fotándose las manos con aire malévolo. Esperando su oportunidad para chafarme la ilusión.
Ayer por la tarde vino el Ross para ayudarme a colgar la estantería. La sujetó contra la pared y yo marqué las escuadras de arriba y las de abajo. Y dije las palabras mágicas para darle la idea al gafe:

  • Espero que por aquí no pase ninguna tubería...

El Ross golpeteó un poco la pared, dijo que pensaba que no y se puso a hacer taladros subido a la escalera. Uno, dos y bien. El otro lado, uno, dos... Y de nuevo tentando al gafe:

  • Voy a hacer el tercero por si acaso...

Metió la broca, sonó un ruidito raro y de repente un chorro a presión salía directamente de mi pared a la cara del Ross. Él es bastante bueno conservando la calma... hasta que la pierde. Y yo soy una negada en eso porque a la calma y mí no nos han presentado. Así que entramos en una espiral de nervios y agua a presión de la que estaba visto que no podía salir nada bueno. Yo, básicamente me dediqué a corretear por la casa como pollo sin cabeza mientras el Ross gritaba cosas que me ponían más y más nerviosa.

  • ¡¡Corta el agua!! - chillaba desde debajo de las cataratas de Niágara - ¡¡Corta el agua!!
  • ¡Tú tienes las llaves de paso ahí!
  • ¡Pero no puedo, corta la general!
  • ¿Y eso dónde está?
  • ¡Yo qué sé, es tu casa, deberías saberlo tú!

Salí corriendo a la terraza y miré la lavadora. Ahí hay una llave. Le di media vuelta y nada. Volví al salón.

  • ¡Joder, que es la caliente, me voy a achicharrar!

Volví a la terraza. Igual podía quitar la caldera. Miré la caldera... ¿Cómo diablos se apaga esto?

  • ¡¡Joder, que me caigo de la escalera!!

En ese momento visualicé cómo mi baño se inundaba más y más mientras mi enorme exnovio flotaba muerto por haberse caído de dos escalones y se cocía en el agua hirviendo que salía de la pared. Así que hice lo lógico, abrir la puerta, darle un barreño y volver a dar vueltas sin sentido alguno por el salón. Y justo el momento en estaba valorando seriamente coger a Ron y huir de la escena del crimen, dejando atrás al Ross muerto y cocido como una gamba, el baño pintado de lila y la estantería forrada de mariposas, se oyó un estruendo y después, la calma.
Abrí la puerta del baño esperando lo peor. Y allí estaba, el Ross mojado hasta los huesos, la escalera volcada, el barreño bocabajo encima del váter y todo chorreando agua. Curiosamente, el tsunami de la pared había cesado.
  • He podido cerrar la llave de paso de aquí. - me dijo con las gafas llenas de gotitas y el flequillo chorreándole en la cara. - pero se me ha caído el barreño... aunque tampoco sé muy bien para qué me lo has dado.

Podría haber sido peor. Cuando me pongo nerviosa hago cosas sin sentido. Igual podría haberle dado la palita de recoger las cacas de Ron.
Al final recogí el agua, me fui a duchar a su casa, él cogió ropa seca y nos volvimos a cenar. Me echó un poco la charla por no tener seguro en casa, por hacer cosas absurdas y no dejar de inventar tonterías y después de no pegar ojo en toda la noche, hoy han venido a arreglarlo. Han picado la pared, tras mil complicaciones me han cambiado el pedazo de tubería roto y ahora mi baño tan mono está comido de mierda, tiene un pegote de cemento en medio de la pared y todo huele raro. Lo bueno es que tengo entretenimiento para una temporada entre que lijo de nuevo la pared, la vuelvo a pintar, compro un mueblecito de ikea y lo pego con patex de ese que no necesitas clavos ni tornillos ni nada potencialmente peligroso de perforar tuberías.

Igual el Ross tiene razón y debería estarme quietecita, pero la vida sería más aburrida. Como dijo mi amigo Bombita en una ocasión mientras trataba de colarse por la ventana de su casa borracho perdido “es más difícil, pero es más divertido”.

6 comentarios:

  1. :D ¡Qué risa! Suerte con el entretenimiento próximo...

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  2. Lo he leído en twitter... y estaba esperando una entrada... jajajajaja GENIAAAAAAAAAAAAL.... Buenísimo!!!

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  3. jajajajja otro de los grandes momentos de Brico Naar! Piscina en casa gratis!

    Que te sea leve el arreglo, nena.

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  4. Jajajajajajajaaaaa la madrequeteparió. No puedo entender tu amor al bricolaje, pero da tan buenos momentos al blog, que espero que lo conserves.
    Un beso

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  5. Jajajajajaja. Bueno, tal vez no debería reírme, que estas cosas son una faena pero es que tal cual lo cuentas no puedo hacer otra cosa... Yo es que detesto el bricolaje. Nunca tuve la casa muy apañada cuando vivía sola pero la ventaja es que tenía las tuberías intactas. Jajajaja. Besotes!!!

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  6. En los momntos de crisis dejamos de ser lo que somos para transformarnos en una locura.

    Abrazos

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