jueves, 6 de octubre de 2016

La recluta patosa

La verdad es que tomo algunas malas decisiones. Bueno, generalmente tomo malas decisiones. Vale, casi siempre tomo malas decisiones y a veces, ojo, a veces, las tomo peores.
Por ejemplo, antes de verano eché mi solicitud para pilates como vengo haciendo los últimos tres años y me la concedieron a la primera. También me apunté a inglés con mi profe australiano pirado. Y entonces me di cuenta de que tenía un montón de tardes libres a la semana. Y en lugar de pensar algo sensato, como clavarme palillos bajo las uñas o iniciarme en el bello arte de hacerse el harakiri, dije “voy a hacer algo divertido”. Y me apunté a clase de danza oriental. Mala, malísima, horrible decisión.
La verdad es que nunca he sido una persona a la que se le dé especialmente bien nada que implique esfuerzo o movimiento físico. No soy muy ágil, ni resistente, ni tengo mucha coordinación, ni fuerza, ni desde luego soy rápida. Tampoco tengo buen oído ni gracia natural. Soy más bien como una patata con dos pies izquierdos y ambos de madera. Así que no, no y mil veces no. La danza no es lo mío. Ya tuve una experiencia hace años con las sevillanas, pero al parecer, no escarmiento. Además de poco hábil físicamente, tampoco soy muy lista.
El primer día fui allí con una pequeña esperanza. La misma que tenía de cría cada vez que me apuntaba a una actividad nueva antes de fracasar estrepitósamente en ella. Igual se me da bien. Igual descubro mi talento oculto. Igual no soy tan sumamente torpe como creo. Igual, simplemente, no hago el ridículo. Pero una vez más en la vida, me equivoqué.
Para empezar llegué con mallas y camiseta negras a una clase donde todo el mundo lleva faldas de gasa, pantalones de seda de colorines y top minúsculos de encajes que apenas les tapan los pechos. Y por supuesto, van todas con pañuelos de moneditas en la cintura y cadenitas en los pies. La profe se me acercó me espetó que todas las demás llevaban ya muchos años con ella (no como yo, la novata) y que bueno, empezaríamos despacio (por mi culpa). Que el próximo día llevara algo corto para enseñar la tripa y que me descalzara. Creo que eso fue lo último que entendí y quitarme los zapatos lo último que hice bien. Como las demás llevan mil años meneando el culo, la tía no se detiene a explicar dos veces lo mismo. Así que enseña el paso y todas lo hacen como si fuera lo más normal mientras yo la miro con la ceja levantada.
Por supuesto, la segunda clase no ha ido mejor. Todo el mundo parece saber lo que hace mientras ahí estoy yo, negra como una cucaracha entre tanta gasa estridente y tanta monedita y tanto casacabel sin ser capaz de hacer ni una cosa bien, sin saber dónde están mis brazos, sin poder coordinar dos partes de mi cuerpo a la vez y desde luego, yendo siempre al revés del resto del mundo. Si ellas terminan con el pie derecho, yo acabaré con el izquierdo, si giran hacia acá yo iré hacia allá y chocaré con algo, si levantan los brazos yo los tendré de cualquier forma mongola y si ellas bailan y se agitan de forma guay yo pareceré de nuevo una patata con pies de madera rodando por la clase.
La verdad es que tengo una especie de dilema porque estoy pensando dejarlo. Y hay algo dentro de mí que me recuerda que dejé el ballet, la gimnasia rítmica, la natación, el voley, el kárate e incluso la hípica que era lo único que me gustaba. Y que no debería desistir tan pronto, que debería luchar contra mis complejos, mis miedos, mi sentido del ridículo y perseverar. O al menos aguantar el trimestre que tengo pagado. Pero también hay otra parte de mí que me dice que si lo he dejado todo era por una razón: soy una inútil. Que no mejoraré nunca porque soy una negada y que lo único que hago es pasarlo mal tontamente. Porque se supone que el baile segrega endorfinas y que sube la autoestima y que los bailes orientales te hacen sentir una diosa. Pero lo más perecido a una diosa hindú que me siento yo es una elefanta. Y paso una hora sintiéndome el recluta patoso, sin dar pie con bola, volviendo a ser la niña perdida y asustada de las clases de gimnasia. Salgo con la moral por los suelos, a punto de tirarme al suelo y echarme a llorar.

Para colmo de mis males, tengo agujetas. Hacer las cosas mal provoca dolores en zonas del cuerpo que uno no era consciente de tener. Así que ahora sigo sin poder bailar pero ando como Chiquito de la Calzada. Así que lo único que se me daba medio regular que era el pilates se va a ver afectado por el hecho de que apenas puedo moverme. En lugar de mejorar en una cosa he conseguido ser peor en dos. Qué fantástico comienzo de curso, oye.

16 comentarios:

  1. Me pasó lo mismo con unas clases de flamenco, y me borré. Ademas de mi poca gracia, se añadía el mismo problema que tienes tú: todas las alumnas habían hecho un intensivo en verano y bailaban sevillanas, por lo que conocían los pasos básicos, así que iba más perdida que un pulpo en un garaje.
    Si algo no te satisface o no te llena y es más, te machaca y te hace sentir mal, creo que lo mejor es alejarlo de tu vida.
    Un abrazo!

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    1. No sé, aún no lo he decidido, pero creo que deberían estar bien separados los grupos de principiantes de los que ya saben, evitaría muchos abandonos :)

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  2. hubo una época en la que fui a clases de salsa, y decididamente no tengo el ritmo en el cuerpo. pero había niveles, que es lo suyo. yo iba a una clase en la que todos eran igual de novatos.
    a mí también me ha ocurrido eso de dar segundas oportunidades a cosas que no se me daban bien...
    te diría que fueras un tiempo más, tal vez empieces a cogerle el truco y lo acabes pasando bien. si ves que no hay manera, que te sientes mal y te baja la autoestima, pues déjalo. encima que has pagado no vas a estar sufriendo.
    besos!!

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    1. La verdad es que no te imagino bailando salsa, aunque menos me imagino a mí bailando puñetas orientales y ya ves, jajaja
      Esperaré un poco a ver si me engancho, pero no doy mucho por ello :)

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  3. (Intento de consejo) De patoso a patosa:
    No te rindas, no te compares, intenta disfrutar y no pensar tanto en lo que hacen las demás.

    Siempre hacemos las cosas pensando que tenemos que destacar o agradar al resto, cuando, quizás, es lo que nos hace más feliz.

    Un claro ejemplo es mi señora madre, alrededor de los cincuenta, con escasa gracia natural para el baile y dos oidos izquierdos. Cada vez que voy a verla a una actuación no puedo evitar sonreir al ver sus gestos de felicidad, puede que no sea la mejor bailarina, pero es la que pone más ganas.

    Quizás, simplemente se trate de eso.

    Pd: Me ha encantado el blog y, por tanto, tienes un seguidor más.

    ¡Un saludo!

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    1. Bienvenido!!
      La verdad es que no consigo abstraerme y disfrutar de algo que hago rematadamente mal, es algo que tengo que qprender a mejorar :)

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  4. Pues no es cosa tuya sólo, la profe tiene su responsabilidad. A mi me pasó algo parecido también en danza del vientre...las chicas llevaban años y la profe pasaba de mi, yo iba estresada todo el rato y el colmo fue cuando se pusieron a preparar un baile para las fiestas del pueblo...buff ya se sabían todas los pasos y yo no daba una, así que lo dejé y menudo aliviooooo...

    Y yo también era de las que abandonaba todo, yo de pequeña decía que no era que abandonara es que quería probar de todo...y curiosamente con lo que más tiempo aguanté fue con el pilates!!! ánimooo

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    1. Es que el pilates mola!! Yo nunca pensé que podría hacer un mismo deporte tres años seguidos y mira, aquí estoy.
      Y yo lo tengo clarísimo, aunque aguante todo el curso en danza, no hago recitales, ni bailo en público ni porras de esas. De ninguna manera, vamos. :)

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  5. Oye pues yo creo que no toda la responsabilidad es tuya! Esa profesora debería ser un poquito más empática y si quiere prosperar en la enseñanza del baile oriental ser un poco más comprensiva con sus alumnas nuevas... Aguanta un poco mujer!

    Un besito

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    1. Yo opino que su método didáctico es nulo, le gustan sus alumnas de siempre, que ya saben y con las que ya ha pasado el tedioso proceso de enseñar pasos básicos uno por uno, pero oye, se gana la vida así, debería fastidiarse si no le gusta y hacer porque todas aprendamos. El buen profesor se aplica con los lentos, los torpes, los que van mal... los buenos no le necesitan tanto.

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  6. jajajaja, te cuento... el año pasado estuve yendo a clases de baile (jazz) Iba dos días a la semana, pero este año no me podía permitir ir más que uno. Empecé el otro día... con un mes casi de retraso. La clase es de iniciación. A pesar de que algunos llevan ahí años. Si no quieres ir a más... era una clase cómoda
    Bien... pues llego, y me encuentro a una clase rejuvenecida... que NADA tiene que ver con la del año pasado... Donde yo he pasado de ser de la media para arriba a ser la torpe sin lugar a dudas de la clase... Que digo yo... si las niñatas esas bailan tan bien (que además... es evidente que no es la primera vez que bailan... se supone que iniciación es compatible con gente que no ha bailado nunca nunca... de hecho el año pasado había gente así y sin problema) ¡¡que se vayan a avanzado!! Pues no... ahí las tenemos.
    Del año pasado solo quedamos 3. Y ahí estoy... intentando sobrevivir... Sin ningún dilema que plantearme. Porque ya he pagado la matrícula y el primer mes... y pufffff a ver qué hago si no...

    Desastre.

    He leído lo de Ron. Espero que sea eso y que al menos no vaya a más.

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    1. Pero por qué se apunta gente que sabe a clases de iniciación? Por qué, zeñó, por qué?? En fin, algo sabes ya, así que aguanta que mejorarás y seguro que terminas siendo de las buenas otra vez.
      Gracias por lo de Ron, ya os contaré. Cruzamos las patitas :)

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  7. Yo odio con toda mi alma las tardes ocupadas.
    Los lunes tengo academia y los martes música BB y ya me estreso toda.
    Tampoco me gusta no tener nada que hacer varios días seguidos, pero vamos, soy más de planes sobre la marcha.
    Tener los días planeados me agobia.

    Besos, flor

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    1. Yo odio tener el tiempo organizado, así en general, pero por otro lado necesito ciertas motivaciones y no puedo decir que pongan los horarios cuando me salga a mí de ahí.

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  8. Jaajajaj! Yo me apunté a danza oriental hace 3 años... y me gustó, aunque al año siguiente decidí no seguir porque no tenía tiempo.
    Eso sí, yo iba como tú, mallas negras, camiseta negra. A lo único a lo que sí hice concesión fue al pañuelo de moneditas. Lo llevaban todas, claro.
    En los chinos los venden baratísimos y para salir del paso no están mal. (Aunque te recomiendo que si al final te mola el tema, te compres uno en algún bazar o tienda árabe, son algo más carillos, pero infinitamente mejores y más bonitos).
    La verdad es que, aunque digan que el hábito no hace al monje, en ese caso sí: eso de verte con el pañuelico moviéndose y hacer sonar las moneditas a golpe de cadera, parece que no, pero hace que hasta te lo creas. xD
    A mí no se me daba mal... pero también debo confesar que tuve suerte, ya que el el 80% de las alumnas eran mujeres de 50 años... y las que eran jóvenes tenían elasticidad y gracia cero. Además, la profe era una chica muy maja y enseñaba bastante bien.
    Recuerdo que de los pasos me gustaban sobre todo el shimmy y el infinito. El camello se me daba fatal y me sentía ridícula haciéndolo... Vamos, que siempre habrá cosas que se te darán mejor que otras, pero en general, mola.
    Como te han dicho ya, no desistas, continúa aunque sea el trimestre, a ver si te engancha. No te compares con las demás... Y sobre lo de enseñar la tripa, será que tendrás tú problemas!!! Yo lo evitaba, porque precisamente no tenía entonces unos abdominales como para enseñar (ahora menos... xD), pero recuerdo que había algunas alumnas con sus señoras lorzas y no tenían ningún reparo en mostrarlas. Y me parecía fenomenal.
    De hecho, en danza del vientre queda más estético tener algo de tripa que puedas mover que estar plana cual tabla.
    Lo dicho: tú a lo tuyo, déjate de complejos absuders, fíjate bien en la profe, pídele que te repita los pasos si algo no lo coges a la primera, déjate llevar por el ritmo de la música, créetelo... y cómprate el pañuelo! Ánimo!!! Yo igual el año que viene me animo a retomarlo. ;)

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  9. El pañuelo lo he pedido en aliexpress porque de baratos nada y en los chinos de aquí no hay casi nada y los únicos que hay por 5 euros (ojo) son una mierda pinchada en un palo, así que estoy esperando.
    El resto de mujeres son cincuentonas y la mayor parte gordas, pero llevan 3 años bailando y yo no. así que sus lorzas se menean mil veces mejor que mis huesos, que esa es otra. Sé que tengo un tipo bastante bueno y mi tripa me gusta mucho, pero en este caso ayuda más un poco de chicha que tanto hueso pelado.
    En fin, no sé, cuando pase el trimestre que tengo pagado ya decidiré si me quedo otro o si paso como de comer flores :)

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Estás aquí, has leído... así que comenta hombre ya!!