martes, 22 de febrero de 2011

de culo (fláccido, eso sí)

La verdad es que nunca he sido muy de fijarme en los culos. Ni siquiera en el mío propio. Pero es que empieza a estar muchos centímetros más abajo de donde recuerdo que estaba, así que he decidido hacer algo con él. El qué, aún no lo sé.
Cuando yo era una adolescente atontada y acomplejada por todo, me vestía con las camisas de cuadros de franela modo leñador de mi padre. Tenían doble función: disimularme las tetas y taparme el culo. Habría acabado antes poniéndome un saco de patatas o un barril con tirantes como en las pelis. El caso es que por aquel entonces yo tenía unas caderas súper redondas y un culo que se acercaba a ser de pollo. Llevaba una 38 de pantalón y me sobraba muchísimo de cintura, pero si no, mi pandero no entraba ni a tiros. Y eso que entonces se llevaban elásticos, de campana y tal.
El caso es que a los 17 caí enferma y adelgacé hasta no ser apenas más que piel pegada a los huesos. Obviamente mi culo se esfumó y nunca ha vuelto a ser el mismo. Para empezar, cuando recuperé un peso medio normal, me salieron estrías. Como hilitos blancos que al principio ni sabía qué eran, pero tenía la esperanza de que de quitaran con el sol o algo parecido. Mi madre, que como es lógico me ha parido, tiene 50 años y no sabe lo que es una estría. La muy.
Luego, después del disgusto estriero, descubrí que mi trasero nunca volvió a ser tan redondo, ni a estar tan alto, ni siquiera a ser tan consistente. Genial, los mejores años de mi retaguardia las pasó escondida bajo camisas de leñador.
El caso es que con los años el problema se ha agravado, claro. Lo que deberían ser dos caparazones de tortuga a penas son dos globos rellenos de blandiglú. Y la ley de gravedad tirando de ellos, claro.
Hasta ahora me había preocupado pero lo había ignorado. Tengo buena capacidad de mirar hacia otro lado cuando las cosas no me interesan en exceso o cuando la solución no me mola nada. Además, con vaqueros aún disimula.
Lo chungo es que la otra noche estuve con mi amiga Ana en su casa. Y la cachonda mental, que tiene un culo de foto y unos cuantos años más que yo, me dice que le está saliendo celulitis. Debe ser la preocupante celulitis invisible, porque yo ahí no veo nada, pero ella insiste en esa frase que a veces decimos todas las mujeres: “esto yo antes no lo tenía así”. El caso es que escudriñar sus cachas en busca de la celulitis perdida, me hizo darme cuenta de que mi pandero empieza a ser asunto de estado. Que este verano tengo que ponerme bikini y ligarme algún extranjero en la playa. Alguno como ese francés de hace años que aún encabeza la lista de hombres guapos que me he llevado al catre. Aquél taaaaan, pero taaaaaaaan guapo. Y con este culo no va a haber manera.
Total, que anoche como no podía dormir me puse a darle vueltas al asunto. No tengo dinero para operármelo. A parte de que los quirófanos no molan. Tampoco tengo dinero para sesiones de esas que te lo masajean con cremas milagrosas y te enchufan a aparatos que te irradian ondas subatómicas o algo parecido. Además enchufarse a máquinas raras no mola. Tampoco tengo dinero para cremas súper reafirmantes, modeladoras y reconstructoras. Además no creo en ellas y gastar en algo sin fe no mola.
Así que sólo queda una solución barata y relativamente efectiva: el deporte. Y es la que menos mola de todas. Yo soy alérgica al deporte. Lo he sido toda la vida. Y no me vale eso de que lo pruebas y al final te engancha. He probado todo y he hecho distintos deportes durante largos periodos de mi vida. Y a cada cual me ha gustado menos que el anterior. He hecho kárate, ballet, gimnasia rítmica, aeróbic, máquinas… y todo un fiasco. Eso sin contar la natación, que la odio. A mí no me gusta nadar. No me gusta remojarme en agua estancada y no me gusta que me den instrucciones a golpe de silbato. Total, que duré un mes y como iba a berrinche diario, mi madre me desapuntó y a día de hoy aún nado estilo perro lo justo para ir hasta la orilla o hasta donde hago pie. Otra opción es correr, pero qué voy a decir de correr. Lo primero, que correr es de cobardes y una se las da de valiente. Luego, que no entiendo la motivación de ir corriendo si no te persigue nada ni se te escapa el autobús ¿para qué corres entonces? ¿para llegar antes a ningún sitio? Que no, no tiene ningún sentido.
Para colmo de mis males debo reconocer que soy una persona de efecto rebote. Basta que me digan que haga algo para que sienta la incontrolable necesidad de hacer lo contrario. Y durante los años con el desequilibrado he tenido que soportar a la metomentodo de su madre repitiéndome que tenía que hacer deporte. Y usted tenía que haber educado a sus hijos, fíjate qué cosa.  El caso es que de tanto oírla, más coraje le cogí al deporte.
Lo preocupante es que sigue sin gustarme el lamentable estado de mi trasero pero sigo sin encontrar soluciones que me convenzan. He pensado en hacer ejercicios de esos para levantarlo, pero soy una vaga empedernida. Anda que voy a ponerme yo a estirar y a levantar una pata en distintas direcciones pudiendo estar sentada o tumbada.
Total, que me temo que seguiré dando vueltas al tema sin hacer nada, cosa que por otra parte es muy mía. Y dando gracias por tener buena genética. Si no fuera por ella, pesaría cien kilos y me arrastrarían los michelines por el suelo.
De momento, y mientras el coche está en el taller recuperándose de lo suyo, voy andando a todas partes. Y subo las escaleras a patita en vez de en ascensor. A ver si con eso basta. Si no, pondré en marcha el plan B, que consiste en pedir a mi abuela el traje de baño de mi bisabuela, de esos que llegaban a la rodilla. Temo que reduzca mis posibilidades de llevarme al huerto a otro francés guapo, pero no se me ocurre nada mejor. Eso, o ir de vacaciones al polo norte, lo que también reduce mis posibilidades de ligarme a un extranjero guapo.
En fin, seguiré con mi dilema culoprieto-extranjeroguapo- eldeportenomola. A ver quién gana.

11 comentarios:

  1. jajajajajaja,

    casi lloro de la risa, ¡que no estoy tan zumbada! jajaja
    a ver, yo tengo la solución: lo de las cremas es una tontería, lo que cuenta es que te estés como media hora tocándote el culo para que eso se extienda bien, ¡que hay que buscar a uno que le guste tocar culos!

    ResponderEliminar
  2. Seguro que tienes un culo estupendo. Para fortalecerlo y que no caiga el gimnasio suele ser la mejor manera, pero hay que ser fuerte y no cejar en el empeño, sin sacrificio no hay recompensa. De todas formas no entiendo tu obsesión con los franceses, yo soy español y me puedes llevar al huerto si quieres o si te interesa y no te tienes que ir tan lejos. Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Eso habría que verlo (a ver si cuela).

    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

    ResponderEliminar
  4. ANITA: maja, la próxima vez pon tu nombre, so anónima. Y uno que le guste tocas culos fláccidos con crema potingosa de esa. En fin, seguiremos buscando.
    SAVOY TRUFFLE: uno, no tengo un culo estupendo, tengo el culo blando y caído, lo aseguro. Dos, no tengo dinero para gimnasios y he hecho toda una disertación sobre por qué odio hacer ejercicio, así que queda desestimada la opción. Tres, me ponen los franceses porque aunque te insulten suena sexy todo lo que dicen, tú hablas francés? Y me refiero al idioma, por si acaso los mal pensados.
    COMPLETO GILIPOLLAS: ¿no he dicho que voy a ponerme un bañador hasta las rodillas? Nada de enseñar culo hasta que no esté decente. Así que no cuela.

    ResponderEliminar
  5. jope, que como di de baja esta cuenta no me dejaba comentar sin ser anónimo...
    que tú subes mis escaleras, si hace falta te lo sobo yo con la crema toda la noche y se te queda hecho una obra de arte! que mira que estás buena!

    ana

    ResponderEliminar
  6. Hola Naar,eres la tía mas graciosa y divertida que conozco,nunca creí que un "culo"(con perdón)diera para tanto,me has echo reír,y eso siempre se agradece.Un beso,LUZ.

    ResponderEliminar
  7. Estoy contigo, el deporte no mola.

    ResponderEliminar
  8. Yo también me apunto como tu seguidora!

    Tu descripción de perfil me recuerda a una clienta que tenemos que vive sola con un montón de gatos :)

    ResponderEliminar
  9. A ver, señorita, le voy a comunicar una noticia: las que tenemos el culo gordo y fláccido de toda la vida también ligamos y follamos. Síiiiip. Ya lo decían Queen, Fat Bottom Girls, you make the rockin´ world go round. Oh, yeah, nena. Y si resulta que hay por ahí alguno, sea sepia o calamar, que no se cosca de lo interesante y atracativa que eres sólo por el asunto culil, pues que le vayan dando por ahí mismo. Ejem.
    (que me encanta leerte libre-feliz-gatuna, y que iré a verte pronto, pronto).

    ResponderEliminar
  10. al menos tienes la "suerte" d q con deporte, constancia y tiempo puedes conseguir acercarte mucho a lo q deseas.

    entrecomillo suerte porq yo también soy alérgica al deporte jejejejeje.

    por cierto, lo de las strías... bfff... te escribe una q no puede ni contarlas porq mil veces ha perdido ya la cuenta.
    las mías está en las rodillas y en tooooodas las caderas :(
    y no se van con NADA.
    hasta cuando me salían iba al dermatólogo y mi madre se gastó todo lo habido y por haber en cremas de farmacia... pues ahí siguen :(


    besotes


    alma

    ResponderEliminar
  11. Agrego al comentario de dudo: las que tenemos un culo tamaño XXL, y además celulítico, también ligamos.

    Y si te preocupa de verdad el tema, sube escaleras. Se te pone el culo duro y en su sitio (te lo dice una que vivía en un ático sin ascensor...).

    ResponderEliminar

Estás aquí, has leído... así que comenta hombre ya!!