domingo, 27 de abril de 2014

El síndrome del "ya que"

Hooooolaaaa… he vueltoooo… ¿Hola? Eco, ecoooo… Bueno, da igual, seguiré hablando sola.
El caso es que estoy viva. Sí, esta ausencia de dos semanas no se debe a que haya estado muerta. Ni de parranda tampoco, francamente. Sólo es que he sufrido un grave ataque del síndrome del “ya que”. Y aún no me he recuperado del todo, advierto.
El caso es que como os dije, vino el Niño Chico de Sevilla para pasar aquí la semana santa. Y no termino de entenderlo, porque con esas tallas, esas procesiones y esas cosas maravillosas que tiene Sevilla, venirse a Madrid debe ser pecado. En Semana Santa y el resto del año, la verdad. Pero bueno, él sabrá. Y ya que estaba aquí, le pedí que me ayudara a llevar unos enormes botes de pintura que mi madre había comprado para remozar un poco la fachada del despacho.
Por si no lo sabéis, la pintura pesa un huevo.
Y ya que mi madre se puso a pintar, me dio la idea de que mi casa estaba hecha polvo. La pinté cuando la compré hace cinco años, pero claro, desde entonces ha sufrido dos mudanzas, las averías que hacía mi ex el desequilibrado, las trastadas de Ron, mis propias averías, una humedad y unos cuantos etcéteras más. Así que me pareció buena idea pintar yo también. Y ya que lo hacía, pues cambiaba el color del salón, que estaba ya hasta el potorro del azul.
Y ya que pintaba, pues decidí arreglar el suelo del salón, que con una humedad que tuve se levantaron un montón de tablas del parquet de la puerta del baño.
Y ya que arreglaba el suelo y pintaba, pues quitaba todos los cuadros y las estanterías y las cosas colgadas y tapaba bien los agujeros.
Y ya que estaba, pues movía todos los muebles y los fregaba bien por detrás por si había arañas asesinas atrincheradas detrás.
Y ya que movía los muebles, pues algunos los cambiaba de sitio.
Y ya que los movía, pues lijaba los sillones del ikea y los barnizaba.
Y ya que tenía una lijadora, pues le daba una pasadita a la puerta del cuadro de luces y la pintaba de nuevo.
Y ya que estaba montando ese follón, pues le daba una manita también de pintura al techo.
Y ya que estaba, pues me podía haber tirado por la ventana, oyes.

El tema es que no sé cómo, convencí al Niño Chico para que se quedara una semana más y me ayudara con mi despropósito idea de arreglar la casa. El pobre. Mira que es cándido.

Total, que como soy bastante pobre, pero bastante temeraria, me compré una sierra eléctrica, una lijadora (8 euros cada cosa), un par de botes de pintura y unos rodillos. Y hala, a lo loco. Me puse a cortar tablillas de parquet y puse un parche donde antes había un agujero negro. Las lijé y las barnicé. Quité todos los cuadros, las estanterías y los muebles. Tapé con aguaplás los agujeros. El Niño Chico puso cinta de carrocero por todas partes. Pintamos y limpiamos.
Y ahora mi salón es verde, mis muebles están limpios y mi suelo tiene parches pero no baches, lo que es un pequeño matiz que marca la diferencia.


En fin, que sigo cansada, dolorida, tengo cardenales por todas partes y el pobre Niño ha salido huyendo y no sé si querrá volver alguna vez, pero ha merecido la pena. Ya que estábamos, había que hacerlo… ¿No?

domingo, 13 de abril de 2014

resumen de una semana movidita

Esta semana he hecho montones de cosas. A saber:

-         Llevé el coche al taller del gaditano guapo y me cambió las ruedas. Soy aún más pobre que antes. Mi coche se quedó atascado en el elevador y casi me tengo que quedar allí a comer con mis amados mecánicos.
-         Quedé con mi amigo A, al que hacía meses que no veía. Nos reímos mucho y me dijo un par de cosas que me van a dar para post futuros. Me traumaticé porque lleva el pelo más largo que yo, pero está guapísimo y le echaba tanto de menos que le perdono.
-         Llevé a Ron al nuevo veterinario porque el médicodebichos de toda la vida se ha jubilado. Me ha dado buena impresión y me ha cobrado mucho menos por desparasitarle, pero aún está en periodo de prueba. Que no pongo yo a mi amorcito en manos de cualquiera, hombreya.
-         Encontré dos gatines pequeños en mi calle, les llevé comida  y estuve con el corazón hecho un gurruño, pero alguien los ha debido coger porque ya no están.
-         Me he comprado un móvil nuevo porque estar con el patatófono era insoportable. Estoy megafeliz con él, pero hay ratos en los que me siento muy inútil.
-         El Yayo cumplió 83 estupendos añazos y está tan guapo y contento como siempre.
-         Anita está dando los primeros pasos para cumplir su sueño y hoy estoy que me revienta el corazón de felicidad por ella. Un poco más adelante os contaré más detalles.
-         El Niño Chico viene a pasar la semana que viene para huir del follón sevillano y para disfrutar de Madrid, así que estaré un poco desconectada. Total, todo el mundo se va de vacaciones de los blog y va a haber poco movimiento.


O sea, que ya os iré contando. De momento, los que os vais disfrutad de los días de vacaciones y los que no, aprovechad igualmente, que los días buenos pasan muy rápido. 

viernes, 11 de abril de 2014

Meme!!

La Estupenda me pasa un meme con unas preguntas y respondo encantada de la vida. Creo que luego tendría que hacer yo preguntas y pasarlas y tal… pero sabéis que la pereza es uno de mis grandes pecados, así que paso y me quedo sólo con las preguntas y os ofrezco generosamente mis respuestas.

1. ¿Por qué empezaste a escribir tu blog?
Pues este en concreto porque huí del otro. Abrí un blog porque siempre he tenido una necesidad imperiosa de escribir y pensé que compartirlo sería un poco mejor y me ayudaría a relativizar las cosas. Luego lo dejé con mi ex el desequilibrado y me apetecía cambiar de aires y abrí este, lo que fue una gran decisión.

2. ¿qué es lo que más te apasiona en el mundo?
Uf… ¿así en general? Yo qué sé… ¿el chocolate? ¿mi gato? ¿cantar a pleno pulmón mientras conduzco? ¿el sexo? No lo sé. No creo que sea una persona especialmente apasionada por cosas concretas y además tengo la mente muy dispersa, igual hoy me apasiona algo y mañana se me ha olvidado. Quizás la única constante en mi vida sea la lectura, la escritura, los animales y el afán de conocerme y comprenderme. Soy una egocéntrica de mierda.

3. ¿Dónde irías antes a un musical o al cine?
Al cine, los musicales por norma general no me gustan. El teatro clásico me apasiona, pero los musicales no.

4. ¿Prefieres lo dulce o lo salado?
Dulce. Soy muy golosa.

5. ¿Qué personaje famoso te llevarías contigo en el Arca de Noé si ocurriese el gran diluvio?
¿Tiene que estar vivo o vale uno muerto? Si es muerto, me llevaría unos cuantos escritores o filósofos. Si es vivo, posiblemente ninguno. Bueno, quizás a Beckham o a este chaval pero sólo con fines frungidores.

6. ¿Libro recomendarías al 100% de la humanidad?
Pues ninguno, porque depende mucho de la persona que le guste o no. A mí me encantó “La elegancia del erizo” de Muriel Barbery y lo recomiendo mucho, pero quizás no a todo el mundo le guste. Y hay otros muchos a los que doy gran publicidad, pero creo que no todos los libros son para todas las personas. Ni viceversa.

7. ¿Qué tipo de cine te gusta y cuál es tu película favorita?
Me gusta mucho el cine francés. Y las pelis poco comerciales. Esto suena como cultureta-pedante, pero no es verdad, es sólo que soy rara. Me gustan mucho también las películas antiguas, casi siempre digo que una de mis favoritas es “Lo que el viento se llevó”, pero no es la única.

8. ¿Qué blog recomendarías a todos tus seguidores y por qué?
No sé, es como los libros, depende un poco. Mis hortalizas tienen un blog muy chulo, Alter también,  Key me fascina y Lorzagirl siempre me hace reír. Me dejo montones en el tintero, pero esos son un poco mi debilidad.

9. ¿Hasta que punto odias o te gusta mi blog?
Me gusta mucho, si no, no lo leería, así de simple. Yo no sigo blogs que odio. La idea de la Pili y la Puri me parece buenísima y me siento bastante reflejada en muchas cosas que cuentas. Te conocí hace poco, pero me he enganchado.

10. ¿Usas babas de caracol para rejuvenecer o no envejecer? ¿Por qué?
No. Uso otras cosas, como el aceite de rosa mosqueta o el de almendras dulces y crema hidratante, pero babas de caracol no. Y no hay ninguna razón especial, sólo es que uso otros productos en los que confío. Tengo la piel bastante delicada y no suelo hacer muchos inventos a lo loco.

11 ¿Qué pregunta me harías que luego fuese resuelta en alguna de mis próximas entradas?
Me gustaría conocer tu parte más Pili y cómo está en estos momentos.


miércoles, 9 de abril de 2014

mecánicos adorables again

Este año el gafe me ha dejado unos cuantos sustos, pero hasta ahora son relativamente pequeños. Relativamente, repito.
Quizás el peor de todos es que el día antes de mi cumpleaños me encontré una rueda del coche pinchada. Yo iba a irme a hacer miles de cosas y de pronto, oh, sorpresa, mi coche está más inclinado que la torre de Pisa. Llamé al seguro, caminata para acá, caminata para allá, mandaron a un tipo, me puso la de recambio, blablablá.
Conclusión, tengo que cambiar las ruedas. Y “no pasa nada” porque ya estaban un poco gastadas y al fin y al cabo no me iban a pasar la ITV. Así que dejaré de comer hasta el verano para poner unas ruedas nuevas. Una operación bikini infalible que no sé cómo va a salir, ya que desde que dejé el anillo vuelvo a estar tirando a escuálida.
El asunto es que tras mucho mirar por Internet, ayer fui a uno de los sitios a ver qué me decían. Y es que lo de los mecánicos es complicado. Ojosdepez sólo hace cosas importantes de motor. El otro al que amo y aún no he puesto mote es de chapa y pintura. Y el lechuguino me pidió una pasta por las ruedas que no se cree ni él que se lo voy a pagar. Así que vuelvo a poner mi corazón a disposición de hombres fornidos con el torso desnudo lleno de grasa y el mono azul atado a la cintura. No, atado más abajo, ahí donde se ve esa V que se les marca a los hombres en el bajo vientre. Sí, eso. Ayomaque ricosellos.
Decía que fui a un taller nuevo a informarme de cuántos meses iba a estar sin comer. Y en esto que un chaval muy mono y muy sonriente me dice cuando me estoy acercando que va a apartar un coche para dejar pasar a la “shiquilla guapa”. Ese no era de aquí, obviamente. En Madrid ni te llaman “shiquilla”, ni te dicen piropos gratis, ni sonríen tanto. Le expliqué que no hacía falta, que quería entrar a preguntar algo. El muchacho, con un acentazo andaluz cerrado y su enorme sonrisa me lo explicó todo haciendo oposiciones al nobel de la paciencia. Me pidió los datos de la rueda y yo saqué mi chuleta “185, 65, 14, 87T”. Signifique lo que signifique, que tres cojones me importa. El chaval me miró un momento con el ceño fruncido:

-         ¿65 has dicho?
-         Sí.
-         ¿Me habías dicho un 206, verdad?
-         Sí.
-         Pues es raro, suelen llevar ruedas más pequeñas.
-         No sé, he copiado los números del neumático, si quieres sales y lo miras tú…

Os juro que por una vez no lo dije en mal tono. Era en serio. No entiendo mucho del tema y quizás me hubiera equivocado o copiado mal o vete a saber. Pero el chaval me miró fijamente a los ojos y dijo esa frase que hace que se me caigan los palos del sombrajo. Y las bragas, eso también:

-         No. Te creo. Seguro que lo has mirado bien.

Vale, quítate la camiseta y poséeme aquí mismo entre las ruedas cochambrosas. Y es que si algo en la vida me jode es que se ponga a pleito todo lo que digo. Que a todo se me responda “¿pero seguro? ¿No lo habrás mirado mal? Deja que vaya yo. Ya lo miro yo. Ya me encargo yo.” Me enfada porque me hace sentir que no te fías de lo que yo hago y que si yo digo una cosa para ti vale lo mismo que si maúlla el gato. No soy la más lista del mundo, pero cuando aseguro algo, puedes apostarte una mano que no la pierdes. Si dudo, vete a comprobarlo, pero si lo digo seguro, es que lo he mirado y remirado,  no me pongas en duda, maldita sea. Es algo que me jode enormemente del Ross. Y que me encanta del Niño Chico. Y de mi nuevo mecánico de mis amores. Esas no réplicas valen mucho para la chalada que soy.

Al final resulta que el muchacho es de Cádiz, que es mejor cambiar las 4 ruedas que sólo 2, que hay que hacer un paralelo de no sé qué diablos, que en caso de que cambie 2 las nuevas deben ir detrás y que en cualquiera de los casos yo no voy a comer hasta julio. Del 2015. 

P.D. debería hacer una etiqueta especializada en mecánicos y mi sincero amor hacia susodichos profesionales.

sábado, 5 de abril de 2014

31

Cumplir 30 es raro. Y desde luego pasar de los 30 da un vértigo que flipas. Pero todo llega. Y un día, cuando menos te lo esperas, estás soplando 31 velitas y preguntándote a ti mismo qué cojones estás haciendo con tu vida.
A veces me veo conjeturando sobre qué haría sin volviera diez años atrás. Y es absurdo, los viajes en el tiempo ni son posibles, ni son buenos. Porque se da el paradigma del abuelo y uno piensa: si volviera a cumplir 21 haría esto y lo otro. Pero lo harías siendo quien eres ahora. Y si cambiaras eso, ya no serías el mismo.
Muchas veces me pregunto si han merecido la pena las grandes decisiones que he tomado en los últimos diez o quince años. Y en conjunto sí, valió la pena. Porque unas me llevaron a otras y todas conformaron lo que soy ahora.
Cada uno de mis errores y de mis aciertos son las piezas del puzzle en constante reconstrucción que soy ahora. Y aunque no sea perfecta, ni ideal, ni nada… soy lo que soy. No soy quien había soñado, no soy quien muchos piensan, lo soy lo que casi nadie quiere que sea. Pero soy yo. Y no está mal del todo.
Aún así, para qué engañarnos, si me dijeran que mañana me voy a despertar de nuevo con 21, firmaba sin pensarlo. No sé qué ve la gente de tan estupendo en la treintena, la verdad.
Pero bueno, sea como sea, aquí estamos. Y me alegro de que quede un año entero por delante hasta volver a pasar por esto… pero más me alegro de que este año el gafe haya sido muy pequeñito porque entre todos lo habéis neutralizado.

P.D. ayer por la mañana cuando fui a coger el coche tenía una rueda pinchada y completamente desinflada. Pero ya sólo quedan cinco días más de gafe, crucemos los dedos ;)

jueves, 3 de abril de 2014

El móvil, los cuernos y el cociente hombreyaaaa.


Echo de menos mi antiguo móvil. Mucho. A todas horas lo veo ahí, muertecito en el mueble de la tele, con sus tripas fuera. Es horrible la visión, debería esconderlo o enterrarlo o algo.
El caso es que ahora uso una mieeerda que se hace pasar por móvil pero NO. Es una cosa horrible que funciona como quiere y me obliga a escribir lo que no quiero, pero tiene las teclas tan pequeñas que mis dedos ceporros aporrean la pantalla como un mono tratando de conseguir un plátano introduciendo el código correcto. En vez de “jajaja” pone “bajara” o “baraja”. Y claro, las bromas pierden gracia. Y a Álter en un tuit le puse “yo soy partidaria del trabajo hombreyaaa.” Y no sé de dónde salió lo del trabajo, pero yo no he sido partidaria de trabajar nunca. Por suerte ella me contestó que le gustaba el cociente hombreyaaa. Y me gusta como concepto, pero no sé muy bien qué significa a parte de que autocompletado es una mierda.
Además, como es muy pequeño lo veo todo mal. De verdad que o mis dioptrías han aumentado mucho en los últimos años o es que realmente estoy envejeciendo porque ahora me pregunto cómo podía ver algo en los móviles antiguos y cómo podía jugar a la serpiente en aquél nokia 3310. Si no sabéis de lo que hablo, fuera de este blog, malditos púberes.
En cualquier caso, también es verdad que ahora se usa más el móvil, que antes no había facebook, ni Internet, ni mirar el blog, ni desde luego twitter. Y yo ahora lo miro todo a todas horas. Menos facebook, que lo odio y lo miro de pascuas a peras y con cara de asco, en plan “a ver qué mierdas cuentan los aburridos estos”. Y luego me jode, porque hay gente que sí son amigos y sí me gusta lo que cuentan y lo veo con retraso. Soy una mongola.
Esto… ¿yo que estaba contando? Ah, lo del móvil. Pues eso, que tengo uno pequeño y feo. Y los móviles de hoy en día son como los penes, tienen que ser grandes, bonitos, útiles y de reacción rápida. Pero el mío es pequeño, feo, chuchurrío y tarda un huevo en hacerme caso. Es como tener un novio feo, pobre e impotente… que al final le pones los cuernos o le cambias por otro, claro.
Así que ayer entré en una tienda de móviles. Y un chaval guapo y que olía mucho mushísimo a colonia de esa que viene en un torso de hombre azul de cristal se me acercó muy solícito él. Tras quedar como una menopáusica (o una furcia, no sé) porque me tuve que quitar la mitad de la ropa ante el asfixiante calor de la tienda, le dije que quería un móvil libre. Estoy hasta el moño de que las compañías te tengan cogido por el cuello.

-         Ah, muy bien, ¿te gustaría un sam…?
-         No, un Samsung no, ni termines de decirlo.
-         ¿Y una…?
-         Como digas blackberry me voy.
-         Eh… ¿Y un…?
-         ¿Iphone? No tengo tanto dinero.
-         ¿Y seguro que no te gustan los sam…?
-         ¡¡SAMSUNG NO!!

El pobre chaval me enseñó las pocas opciones restantes. La verdad es que no me convencía mucho ninguno, pero claro lo que tengo ahora no vale para nada. O eso pensaba yo, porque cuando lo he sacado del bolso el chico me ha mirado y me ha dicho que si no lo quería, en la tienda me lo compraban.

-         ¿En serio? ¿Este pen… móvil pequeño, feo y disfuncional?
-         Sí, claro.
-         ¿Y cuanto me das? – si me dice que me da las gracias también se lo doy.
-         50 euros si te llevas otro móvil, si no quieres ninguno, te puedo dar 32 euros en efectivo para unas cañas.

Mira que no bebo y en ese momento he estado a punto de darme a la cerveza para celebrarlo. Ahora resulta que la inutilidad esta vale más muerto que vivo.

Total, que voy a comparar en un par de tiendas más y como no encuentre mejor oferta, pronto le voy a poner los cuernos a esta birria de cosa que se hace pasar por móvil y me voy a comprar uno más grande, más chulo y que funcione mejor. Hombre yaaaaa. (Cociente hombre ya, de hecho) 

martes, 1 de abril de 2014

Indignada

Tengo que deciros que aunque me queje un poco y tenga bastante miedito al gafe, no hay aún motivos reales de alarma. De verdad que estoy contenta y hay muchas cosas buenas y positivas.
Sin embargo estoy cabreada por motivos diferentes. Mis vecinos son gilipollas, eso no es novedad. Y no tenemos feeling alguno. Pero coño, hay veces que ya me sacan de mis casillas hasta el extremo.
Ayer tuvimos la reunión anual para el cambio de presidencia. Y aunque no me tocaba a mí nada, decidí tomar la palabra para decir cuatro cosas, que aquí nadie se encarga de nada y todo el mundo pasa de todo. Y estoy mu jarta ya.
Les dije que había que dar cera en las barandillas de la escalera, que están secas y llenas de astillas. Dije que había que dar un toque a la guarra señora de la limpieza porque por 20 eurazos que se lleva a la hora ya podría limpiar algo. Propuse cambiarla por otra que cobre la mitad, que es lo normal, por cierto. Y dije que había que decirle que limpie las esquinas del portal por fuera, que están siempre hechas un puto asco de meadas de perros.
No me parece que nada sea descabellado, vamos. Y yo he tenido perro. Sé que les llevas por la calle y mean. Sé que los dueños tendrían que tener cuidado y aunque no siempre se puede controlar, también deberían poner un poco de ojo de que no meen siempre la misma esquina del mismo portal, que encima suele caer en el escalón de entrada y es imposible no pisarlo. Total, que sea como sea, se arregla limpiando.
Y entonces es cuando el subnormalísimo de mi vecino de enfrente, alias el roncador, dice (palabras textuales) que él “tenía la esperanza de que con la crisis se redujeran el número de mascotas.” Así que claro, no os podéis hacer una idea de en qué tono dije: “¿Perdona? ¿Cómo reducir?” Y él me insistió en que claro, que quizás con la crisis la gente se deshiciera de los animales. Creo que en toda España oísteis como solté un “Si es que de hijos de la gran puta está el mundo lleno.” Y el tipo a lo suyo, que claro, que él tenía la esperanza de que la gente al no tener dinero no tuviera tampoco mascotas. Y yo tenía la esperanza de que tú fueras estéril y no tuvieras hijos que chillaran por la noche, no te jode. Os podéis imaginar a qué nivel de decibelios le contesté que si la gente con la crisis no se deshacía de sus hijos que gastan mucho más, no se iban a deshacer de un perro o un gato, que las cosas se arreglan limpiando y no sacrificando o abandonando animales y que yo esperaba que realmente la crisis fuera a peor y la gente dejara de tener niños, que esos sí gastan y sí ensucian y nadie dice nada.
¡¡¡¡¡¡COJONES YA CON EL TÍO!!!!!!
Y es verdad que a veces veo anuncios o cosas que pone la gente tipo: “regalo a mi perro porque no lo puedo mantener”. Y yo siempre pienso lo mismo: y un cojón de pato. Yo tengo un gato. Y no me desharía de él ni aunque me viera en la calle. Un gato o un perro normales pueden aguantar un poco más sin ir al veterinario, puedes desparasitarlos en casa, puedes darles pienso más barato, puedes darles sobras de comida en un caso muy apurado. Pero no puedes ponerlo en la calle cuando te sobra porque depende de ti. Y tú eres el responsable de su vida, no el dueño, no puedes dársela o quitársela cuando se te antoje. Es un ser vivo, no un caprichito tuyo. Y francamente, si puedes pagar el Internet, o la tele por cable, o el plus para ver partidos o mil chorradas más, no me jodas que no puedes comprar un saco de pienso de 20 euros que te dura dos meses. NO ME CUENTES ROLLOS.
Así que si el imbécil roncador ya me caía mal, la ha terminado de cagar conmigo. Ahora ni los buenos días. Allá y se pudra, por desgraciado.

En una de estas yo me mudo a una cueva, lo tengo ya dicho.

1 de abril, comienzo de la cuenta atrás

Día 1 de abril. Quedan cinco días para mi cumpleaños y ha comenzado la lista de cosas absurdas que me pasan habitualmente y se multiplican en estas fechas.

-         Se me ha estropeado el móvil. Soy un bicho raro, vale, pero no me gusta cambiar de móvil y odio los Samsung que se llevan ahora. Me gustan los sony-ericcson y sólo esos. Y tenía uno fantástico desde hace casi dos años. últimamente fallaba y se le iba la pinza, pero estaba empeñada en hacerlo durar hasta (por lo menos) navidades. Pues el sábado se me cayó al suelo y ya nunca volvió a despertar. Ahora uso un móvil de esos “de repuesto”, pero bien podría usar una rodaja de patata cruda y tendría más o menos las mismas prestaciones y resolución de pantalla.
-         Se me atascó el fregadero de la cocina. Así, de repente y sin motivo aparente. Nunca tiro aceite ni comida ni restos de nada por el fregadero, pero el sábado (sí, fue un día fantástico) dejó de tragar. Desmonté el sifón. Hurgué en las tuberías. Nada. Pero no tragaba. Tuve que salir y caminar bajo la lluvia para comprar un producto desatascador.
-         Mi madre me ha insistido como veinte veces en si quiero comer con ellos y mis yayos el día de mi cumpleaños. Si he dicho veinte veces que NO, no sé por qué me temo que mañana me lo preguntará de nuevo.
-         He tenido reunión de vecinos. Mis vecinos son idiotas hasta niveles preocupantes. Entre otras cosas absurdas y estúpidas, pagan 80 euros al mes a la señora de la limpieza que viene supuestamente 4 horas al mes. Debe ser el trabajo mejor remunerado de la historia.  

Como todas estas pequeñas cosas de momento sólo son levemente molestas y no ha ocurrido nada grave, estoy contenta. Cruzad los dedos por que sigamos así y pronto sea el 10 de abril que es el día que acaba el gafe.