miércoles, 23 de marzo de 2011

el corte de pelo moderno

Debido a un incidente con unas palmeritas calcinadas, he tenido que salir esta tarde a la calle. Y es que podría soportar que toda mi cocina huela a quemado, pero abrir la basura y ver las palmeritas totalmente negras y arrugadas me producía una sensación de ser estúpida bastante desagradable. Al parecer, si puedo olvidar que tengo novio, nadie puede pretender que me acuerde de que tengo cosas en el horno.
Y ya que estaba en la calle, he decidido ir a comprar tabaco. Es lo guay de ser fumador. Dices que vas a por tabaco y nadie sospecha. Algún día lo diré y huiré a una playa caribeña.
En el estanco había un adolescente desgarbado y una señora cincuentona que ha entrado justo antes que yo. La susodicha se llevaba el pelo con un corte difícil de describir. Era como una versión rubio oxigenado de Víctor o Victoria. La parte izquierda de la cabeza la llevaba totalmente rapada al cero y la parte derecha larga, cortada como a trasquilones. Sin embargo, se intuía ese tipo de despeinamiento de peluquería. O sea, que no se había hecho “eso” ella sola en  un momento de locura transitoria, había pagado para que se lo hicieran. En una peluquería sin espejos, imagino.
El caso es que el adolescente mira a la señora y le dice:

-          No jodas, Mari.
-          ¿qué pasa? ¿no estoy de lo más moderna?

Al parecer, la señora tampoco tiene espejos en casa. El chico no contesta y empieza con la risa floja adolescente que dice mucho más que cualquier palabra.

-          Vamos, - insiste la otra – será que no estoy molona.
-          Molona… pffffff – el chaval ahoga las carcajadas y a mí me cuesta un triunfo no seguirle.
-          Pero qué niño, oyes. Ten vecinos para esto. ¡A las mujeres se les dice siempre que están muy guapas!
-          Pero Mari, ¿tú te has visto?
-          Que te he dicho que bien moderno es. Y tira para casa, ¡¡hombre ya con el niño!!

En esto, que mientras el adolescente se va, aguantándose la risa y la señora pide, entra un gitano joven y bien vestido que se queda mirándola boquiabierto. El tío no se corta en observarla fijamente, hasta que la mujer sale por la puerta y dice a media voz, como si pensara en alto:

-          Válgame la paya los pelos que se gasta.

Y yo ya no puedo más. De verdad que no sé si reír o llorar o empezar a cultivar mi propio tabaco.
A veces me pregunto por qué vivo en este barrio.

7 comentarios:

  1. Várgame, tal y como la describes es para verla. Y encima le habrán soplado una pasta gansa por dejarla hecha un cristo.
    Pero bueno, si a ella le gustaba, pues adelante.
    Tu barrio tiene que ser muy divertido.

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  2. ¿ X curiosidad cual es tu barrio ? :)

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  3. Porque si vivieras en otro no tendrías estos post tan geniales.
    Yo recuerdo un corte de pelo con moldeador que me hice con 15 años, el pelo larguísimo, el moldeador en una melena tremenda y la primera persona que me vio se me quedó mirando fijamente y le salió del alma... "un poco leona, no?". A mí me encantó, la pena es que el moldeado se bajó en 4 días, me lo volvieron a repetir y me quemaron el pelo completamente. Siguiente semana corte de pelo a lo chico, adios melena, adios leona. Me encantó la sensación que tenía con ese pelo.

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  4. Hasta yo me he reído de la mujer XD La excusa del tabaco yo también la quiero utilizar, con las mismas condiciones que tu, lastima que deje de fumar.

    Un saludo.

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  5. jajajajaja, ¿estás cogiendo ideas?


    Ana

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  6. Pues yo acabo de llegar de la pelu y me veo muy bien,también me he cortado el pelo,pero muy discretita, igual a los demás no les gusta pero amí si.Un abrazo,LUZ.

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  7. Mola! Es como vivir en el barrio de Aquí no hay quien viva XD

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