viernes, 9 de marzo de 2012

Sencillo manual para ponerse en forma esta primavera


  1. Pida la bicicleta que su padre no usa desde hace años.
  2. Descubra que la bicicleta está desmontada y guardada en un trastero.
  3. Insista. Ponga cara de pena, amenace, chantajee. Haga pucheros.
  4. Consiga que su padre acceda a montarla ese fin de semana.
  5. Espere tres semanas pacientemente.
  6. Vuelva a la carga con su padre, que se hace el longuis. Trate de convencer a su madre, que remolonea. Patalee hasta que le hagan caso.
  7. Un mes más tarde, vaya usted mismo a por la bicicleta. Saque los mil trastos inútiles que almacena su madre. Descuelgue la bicicleta descubriendo que pesa una tonelada y media.
  8. Monte la bicicleta y déjela para que su padre infle las ruedas.
  9. Vuelva a por ella y descubra a su padre con la cara roja a punto de explotar, con la espalda en un extraño escorzo, resoplando y maldiciendo porque lleva media hora y las ruedas no se hinchan.
  10. Compruebe que la bomba está rota y no da aire. Consiga enfadar a su padre al hacérselo ver.  
  11. Llévese la bicicleta a rastras hasta su casa (que está bastante lejos) con la intención de dejarla en el trastero que hay en el portal.
  12. Descubra que ninguna de las trescientas llaves que tiene son la de la puerta del trastero. Pregúntese de dónde diablos son esas llaves.
  13. Suba la bicicleta tres pisos en un ascensor minúsculo, haciendo extraños esfuerzos y rompiéndose dos uñas.
  14. Pregúntese de nuevo cuánto pesa la bicicleta, que parece estar hecha de hierro forjado y rellena de plomo. Maldiga y enfurézcase, pero mantenga viva su intención de mejorar su forma física.
  15. Al día siguiente, con ánimos renovados, decida meter la bicicleta en el coche para llevarla a la gasolinera e inflar las ruedas con el aparato especial para el asunto.
  16. Trate de abatir los asientos del coche. Rómpase otra uña. Maldiga. Pelee. De patadas, puñetazos y muerda los asientos en un estado de rabia incontrolada. Recuerde que hay que quitar un seguro para abatir los asientos y al hacerlo se doblan fácilmente. Siéntase estúpida y mire a su  alrededor para comprobar que está siendo el entretenimiento de un grupo de jubilados.
  17. Trate de meter la bicicleta de las narices y de nuevo piense en cuánto puede pesar ese jodido artefacto. Luche con ella. Empuje, resople. Sude. Maldiga. Pregúntese como es posible que en un coche donde han cabido todos los muebles de su casa comprados en el ikea no cabe una maldita bici.
  18. Llegue a la gasolinera plagada de chonis y quinquis de medio pelo. Infle las ruedas.
  19. Vuelva a su casa y aparque. Siéntase cansadísimo sin haber montado en la bicicleta aún.
  20. Trate de sacar la bicicleta del coche. Tire de un lado. De otro. Compruebe que no hay manera de sacarla. Resople. Sude. Descubra que puede hablar leguas muertas. Rómpase otras dos uñas.
  21. Llame a su padre para eximirle de sus derechos como progenitor. Grite y maldiga hasta que sus vecinos piensen en llamar a la policía.
  22. Aprovechando la fuerza sobrehumana que le propicia la enajenación mental, intente de nuevo sacar la bicicleta del coche. Resople y jure en arameo.
  23. Una vez sacada la bicicleta del coche, coloque de nuevo los asientos en su posición original. Pelee con ellos hasta que descubra que está tratando de colocarlos al revés.
  24. Móntese en la bicicleta para comprobar que todo funciona bien.
  25. Descubra que montar en bicicleta se olvida y quien dice que no es así, miente. Maldígales mentalmente mientras trata de no dejarse los dientes en un bordillo.
  26. Quede como una imbécil delante de los adolescentes que salen del colegio tratando de pedalear torpemente y arrastrando los pies a los lados por miedo a matarse.
  27. Descubra que el sillín le hace un daño horrible en las nobles partes que hacen contacto con él. Pregúntese hasta qué punto eso puede ayudarle a frungir más este verano, por muy firme que esté su culo.
  28. Vuelva a casa tras una vuelta a la manzana, agotada y exhausta, violada por el sillín más duro y pervertido que haya conocido.
  29. Suba de nuevo la bicicleta en el ascensor, rompiéndose las uñas que le quedaban bien, pellizcándose un dedo y dándose un par de golpes con los pedales. Ensucie sus ya cochambrosos vaqueros. Evite mirar su lamentable aspecto en el espejo del ascensor.  
  30. Deje la bicicleta en un sitio donde no tenga que verla por miedo a entrar de nuevo en crisis y prenderla fuego mientras recuerda por qué no le gusta montar en bicicleta y por qué llevaba años sin intentarlo siquiera.
  31.  Plantéese venderla como chatarra al peso y con lo que gane darse una sesión de remodelación de culo en un centro de estética.
  32. Observe que su culo sigue fláccido pero repentinamente le importa un bledo y se compensa con lo fuertes y tonificados que tiene los brazos.

11 comentarios:

  1. Jajajaja, hasta yo comienzo a sentir cierta aversión a la bici nada más de leer el post, me paso al armar la caminadora que llevababa guardada meses desde que me mude, terminé tan cansada y estresada por no encontrar todas las piezas que cuando termine de armarla no quise saber más de ella, y ahi sigue, sin ser utilizada...bueno, ahora se ha convertido en el centro de entretenimiento de mi gatita :$

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  2. Uf, yo también he tenido situaciones así, y de la rabia que te entra yo creo que ya quemas calorías. Recuerdo cierta lucha que tuve en un baño minúsculo para colgar un puñetero espejo, como pesaba el condenado.

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  3. Jajajaja. Completamente de acuerdo en que eso de que no te olvidas nunca de montar en bicicleta es un puñetero mito urbano. Besos y tómate un rico helado, que te lo has ganado con tanto deporte.

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  4. jajjajajajaja, ay Dios, que risaaa! me he pasado todo el rato riéndome, cada punto me reía, lo mejor ha sido lo del sillín de la bici, jajajajaja, vaya tela!

    y lo del final, esque te visualizo con cara de pit bull alli en el ascensor con los pelos en la cara medio sudada, jajajajajaja.

    Muy bueno! jejejejejejee

    Besotes!

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  5. Jajajaja ó mátese en el gym como yo y luego no pueda levantarse a vivir la vida del cansancio :P

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  6. Hola, Naar, es la primera vez que vengo a visitarte, me gustó tu entrada, sólo que algunos consejos voy a tener que amoldarlos a mi masculinidad ;)
    Te sigo.
    Un cariño.
    HD

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  7. Que el deporte no es nada sano, que te lo digo yoooo... :)
    Te quiero!!!

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  8. Hola Naar, todavía sigo riéndome de tus peripecias con la bici,yo tengo una estática pero no la uso de aburrida que es, seguro que tu te lo pasas mejor y no te preocupes que seguro que tienes un"tipazo".
    Feliz domingo amiga.

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  9. ¿Pero y lo cuadrada que te has puesto cargando con el trasto ése? ¿Eh? Mucho mejor que la bici como tal.

    p.d. Yo también olvidé montar en bici. Te apoyo moralmente.

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  10. Pero después de es arduo trabajo pleno de sufrimiento y agotamiento ya estabas en forma, no hacía falta ni siquiera montarte en la bici¿no?
    y ¿cuantos dedos tienes?
    mañana el dolor de lo del sillín, aún será peor jeje!
    saludos!

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  11. Menudo show has tenido que montar... Parece que al final te has quedado sin uñas, ¿no? jajaja

    Un beso

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