jueves, 24 de noviembre de 2016

La torpe-danza del velo

Os acordaréis de que os conté que este curso me había apuntado a clases de danza oriental. Porque sí, porque soy así de lista. Y desde entonces no os he vuelto a informar. Y diréis, esta mujer ha mejorado tanto, pero tanto, tanto, que ahora vive en exóticos hoteles de países orientales, bailando para jeques megaforrados que le llenan los pantalones bombachos de oro hasta que pesa tanto que apenas puede bailar más. Pues evidentemente sí. Así es, os escribo desde mi nuevo palacio, una réplica lujosa del Taj Mahal, donde ya me he retirado y sólo bailo por el mero placer de ver con qué arte se contonea mi cuerpo. No sé ni para qué me molesto en seguir escribiendo este blog.

Venga, vale, no. Sigo siendo torpe. Y pobre. Terriblemente torpe y terriblemente pobre. Y es una combinación de mierda.
En todo caso, es verdad que había mejorado algo. No de bailar bien, si no de, al menos, no arrollar a nadie en medio de mis vueltas sobre mí misma. Me había medio aprendido la estúpida coreografía y ya no iba constantemente al revés de todo el universo. El problema es que me cogí un catarro. Bueno, me lo regaló el Ross. Así es él de generoso. No se acuerda de mi cumpleaños, olvida comprarme algo por reyes, pero los resfriados siempre decide compartirlos conmigo. Y claro, falté a varias clases. Y como mi cerebro tiene una capacidad limitada, borra todo lo que considera innecesario. Así que hoy cuando volví a clase de nuevo no distinguía izquierda y derecha. Eso sumado a que aún estoy medio anquilosada, respiro regular, toso en modo tuberculosa y me siento un poco débil, ha dado como resultado que me sienta la persona más torpe del mundo.
Para colmo hemos empezado una nueva coreografía con velo. Un velo es un trapo de gasa grande que se supone que se usa para hacer el baile más sensual y elegante, haciéndolo volar alrededor de nuestro cuerpo. La realidad es yo parezco estar sacudiendo un mantel colorido del tamaño de los que usan en villa arriba para dar de comer la paella más grande a todo el pueblo.

Francamente pienso que me debería haber dado de baja y a tomar por culo el baile, pero mantengo la esperanza de mejorar de un día para otro por inspiración divina y terminar en un paraíso exótico y lleno de oro ganando insultantes cifras de dinero a cambio de menear mi estupendo culo.  

4 comentarios:

  1. a mí me recomendaron ir a clases de salsa porque supuestamente lo pasabas bien, hacías ejercicio y conocías a gente. había chicas muy majas, que si les marcabas mal un paso improvisaban para que no se notara. en cambio había otras que cuando tenías un desliz te lanzaban unas miradas asesinas y hacían unos aspavientos... estabas deseando que llegara el siguiente cambio de pareja.
    espero que te mejores del catarro. en cuanto a la danza, pues bueno, intenta aguantar lo que dure el curso y algo aprenderás de movimientos corporales, y si no, pues no deja de ser una experiencia para contar. :)
    besos!!

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  2. Jajajaja. Lo importante es que te lo pases bien, como casi todo en esta vida. Besotes, reina mora.

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  3. Jajajaja! Cuando se te vaya el resfriado del todo, verás que ya distingues entre izquierda y derecha. Y si no, pues así innovas y creas tu propia coreografía!
    Besines!

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  4. Jajajaja casi me meo con lo de que sacudes el mantel que ponen en Villa Arriba jajaj ánimo y a cuidarse ese resfriado...

    Besos

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