viernes, 25 de mayo de 2018

No le voy a dejar


Ayer fui al hospital a ver al usuario que os contaba en el post anterior y salí hecha polvo. Estaba cansado, apagado, le costaba abrir los ojos. Me conoció, sí, pero seguía sin saber bien dónde estaba ni por qué. Le tuve que dar el desayuno porque no tenía fuerzas para levantar la cuchara. Por un momento, estuve a punto de rendirme. Mira, que se lo lleven a una residencia. Que aguante lo que pueda y luego... que sea lo que tenga que ser.
Pero luego, le estaba dando vaselina en las piernas para que no le salgan escaras y me pasé la mano por una cicatriz que tiene en la pierna. Creo que fue en enero que se cayó y se hizo una herida muy fea. Durante meses se la tuvimos que curar a diario porque aquello se infectaba y con el adiro que toma le sangraba cada dos por tres y... una odisea. Pero se le curó. A fuerza de insistir, ganamos la batalla a la herida.
Le seguí dando vaselina mientras la cabeza empezaba a echarme humo de tanto pensar. Y cada vez que pasaba la mano por la cicatriz, algo saltaba en mi interior. Hasta que como soy yo, decidí intentarlo una vez más. Luchar un poco más. Un poco más, venga, otra vez.
Así que me acerqué, le incorporé la cama y le obligué a mirarme.

- Escúchame, - le dije. - Yo no te voy a dejar. Pero tienes que poner de tu parte y espabilarte porque si no, te van a llevar a una residencia. Si tú no quieres, me dejo la piel para que no vayas, pero dame algo por lo que luchar.

Abrió un ojillo grisáceo.

- Al asilo no.

- Vale, al asilo no, pero entonces te tienes que poner mejor, ¿lo entiendes?

Asintió un poco y volvió a quedarse traspuesto. Por un momento pensé que pasaba de mí. La doctora me había dicho que no estaba “tan” mal, pero que estaba bastante apático y que eso no ayudaba. Así que creí que se estaba rindiendo. Pero le zarandeé un poco y se lo repetí, porque entender, entiende bien.

- No te voy a dejar, Usuario. De verdad que no. No vas a estar solo. Te lo prometo. Tú ponte bueno y yo peleo por ti.

Esbozó una sonrisa debajo de su bigote blanco y me dio las gracias. Salí del hospital a punto de echarme a llorar. Pensando qué iba a hacer al día siguiente cuando me llamara la trabajadora social del hospital, qué le iba a decir. Cómo le iba a explicar a todo el mundo del trabajo que me insisten en que le incapacite y le lleve a una residencia que no, que no es como entiendo mi trabajo, que creo en la libertad hasta las últimas consecuencias y que si una persona prefiere morirse en su casa que estar “bien” en una residencia está en su derecho. Y que yo lucharé por ese derecho todo lo que pueda y un poco más. Pensaba en que a veces me miran como si estuviera loca y me siento sola e incomprendida porque obviamente, lo fácil es gestionar una resi y hala, que se coma otro el marrón.

Pero hoy cuando he llegado estaba sentado, con sus gafas puestas y las mejillas rosaditas. En cuanto me ha visto me ha sonreído y me ha llamado por mi nombre. Le he acompañado mientras comía. Él solo. Se lo ha comido todo. Se ha quejado porque no le gusta el puré y estaba soso. Hemos charlado y gastado bromas mientras comía y se reía. Me ha preguntado por la gente del centro y le he dicho que todos le echamos de menos y que tiene que volver. Se ha encogido de hombros.

- Pues claro, en cuanto me suelten de aquí.

Le he vuelto a dar vaselina en las piernas, en los hombros, en las zonas de roce y me he acercado a su oreja:

- Te has echado un vecino gitano. - el compañero de habitación.
- Bueno, pues que me cante algo de Camarón.

He soltado una carcajada. Es un hombre con un sentido del humor, a pesar de todo, que me sorprende.
He pasado con él la mitad de mi jornada laboral, haciéndome salir más tarde y más cansada. Pero me da igual. Que le jodan a los informes, al papeleo que se amontona y a las reuniones pospuestas. Que le jodan al gerente y a su cara de mierda cuando lo sepa. Que le jodan a todo. Yo creo que mi trabajo en parte es esto. Es luchar mientras queda una oportunidad. Así que antes de irme se lo he vuelto a decir:

- Que no estás solo. Que yo no te voy a dejar. Te lo prometí ayer y te lo repito, no te voy a dejar solo. Tú sigue poniéndote fuerte y yo no te dejo.

- Cuando te canses, pues me llevas a un asilo. - me ha dicho en modo calimero.

- Yo no me canso. Si tú no quieres, yo no te llevo a ningún sitio. Yo soy muy de pelear, así que por eso no te preocupes.

- Se agradece.

Le he llenado de besos y me he ido, después de pedirle a la enfermera que le pongan dieta normal y le den algo más que purés. Y me he ido contenta. Si él quiere luchar, luchamos. Si él quiere vivir, me encargaré de que sea a su manera. Si a él le quedan fuerzas, a mí me sobran. He luchado incansablemente por cosas que merecían menos la pena, imagínate por mis usuarios. Así que no, no le voy a dejar.

8 comentarios:

  1. hoy le has encontrado mejor. a veces nos parece que una persona no reacciona de manera inmediata, pero luego ves que lo que le has dicho no ha caído en saco roto. el apoyo es fundamental. todos necesitamos un empujón alguna vez, y más aún esas personas mayores tan frágiles...
    genial por ti. besotes!!

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  2. Cuánta vida tienes. Qué bueno que estés ahí.

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  3. En este mundo hace falta más gente como tú. Llevo leyéndote hace tiempo y hoy te lo tenía que decir. Eres de admirar. No dejes que nada te cambie.

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  4. Hacéis un gran dúo. Tus usuarios tienen mucha suerte de tenerte :)

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  5. Ayyy que lloro.
    El mundo necesita mas gente como tu.
    No te conozco no se quien eres pero te lleno de besos virtuales por tu buen hacer.
    Guapa.

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  6. Él (y todos nosotros) sabemos que no lo vas a dejar. Así que ya sabe lo que le toca: ponerse bueno porque a ti a cabezota no te gana nadie (deberías ser Tauro, nena). Besotes!!!

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  7. Eres genial!Más gente como tú hace falta. Besos

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  8. Ains, que suerte tienen de tenerte. Yo pienso como tu. Aún me pesa el caso de una usuaria( en este caso con enfermedad mental), que como cumplía 65 quisieron meterla en una residencia. Ella no quería, estaba acostumbrada a andar a sus anchas por el pueblo y era muy independiente, aunque a veces tenía conductas complicadas. Pues bien, al final, pese a mi negación como su educadora, la dirección decidió enviarla a una residencia y se murió en una semana...Buff, fue de los momentos más duro de mi vida profesional.
    Así que pelea todo lo que puedas, que la vida de una persona, bien lo merece. Bicos

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