domingo, 24 de abril de 2011

historias de cama

Tengo la sensación de que si sigo hablando así en el blog habrá alguien que me denunciará o tendré que limitar la entrada a menores, así que niños y gente fácilmente escandalizable, largo de aquí.
Siempre he tenido la teoría de que los chicos malos follan mejor que los chicos buenos. Así de sencillo. Y lo he comprobado en mis carnes con varios casos. Lo que no mola de los chicos malos es que luego, salen de la cama y te complican la vida. Y yo estoy hasta el culo de complicaciones.
Por eso empecé a liarme con A. Porque es un chico bueno. Es tranquilo, habla despacio, me cuida y es bastante razonable en general. Me gusta mucho estar con él, hablar, ver la tele, que me de masajes y contarnos lo que hemos hecho en el día. Pero temía que nuestra vida sexual fuera un tanto aburrida, que me levantara la misma pasión que regar las plantas, por ejemplo. Eso unido a un primer encuentro sexual un tanto fallido, ya estaba yo temiéndome que se repitiera la historia que me ocurrió hace años, que yo quería a mi novio más que a nada en el mundo, pero vendía mi alma al diablo para sentirme viva con el dueño de mis sábanas cada vez que había oportunidad.
Así que volví a plantearme la decisión entre vida tranquila y feliz o pasiones desatadas pero complicadas. Y estaba en ello cuando mi amiga Ana, que siempre tiene soluciones para todo, me dijo: “nena, toma tú la iniciativa, cuando vaya A a verte, cierra la puerta con llave y le saltas encima con plan pantera en celo.” Y medio de coña, le dije que quizás el plan maquiavélico perfecto fuera esperarle “recién” salida de la ducha. Así rollo albornoz pero maquillada, depiladísima, pelo mojado pero perfecto y con ropita interior mona debajo, para rematar diciendo algo sugerente, como “¿termino de vestirme o termino de desnudarme?”. Lo malo del plan es que yo soy muy pesada para hacer esas cosas y cuando sonó el timbre estaba en rollo albornoz pero de verdad. Es decir, sin maquillar, sin ropa interior mona, con el pelo enrollado en una toalla tipo turbante, sin terminar de darme la crema hidratante y con desodorante sólo en un sobaco. Soy estupenda urdiendo planes sexuales, pero un desastre llevándolos a cabo.
Al final el asunto cuajó, porque cuando un chico tiene 24 añitos, no le hace falta tanta parafernalia para cogerte en brazos y mirarte con ojos lascivos. Así que aunque sea un chico bueno y no me arrancara el albornoz a mordiscos, tampoco me dio por pensar en si habría apagado el gas mientras tanto.
Total, la parte mala de A  en la cama es cuando llega la hora de dormir. El otro día iba todo tan bien, que le dije que se quedara. Habíamos cenado, charlado, escuchado música y visto la tele abrazados. Estaba yo tan encantada de la vida de compartir un  poco mi espacio con alguien que me hace sentir genial, como hacía años que no me sentía.
Pero, oh, dolor, nada es perfecto. Nos fuimos a dormir y a los dos minutos él estaba roncando como una locomotora. En ese momento me acordé del Ross. Y es curioso, por que en la cama una suele acordarse de otro tío en otras circunstancias, no a punto de dormir. Pero me acordé de él. A me recuerda bastante a él, lo reconozco. Me hace sentir igual de protegida y de tranquila, me trasmite la misma paz y confianza. Son bastante parecidos en general. Lo malo es que en esto también se parecen. Yo hubo muchas noches que estuve a punto de cometer un rossicidio, ahogándole con la almohada o con lo primero que encontrara. El Ross roncaba tanto que algún día contaré las anécdotas al respecto, pero el caso es que eso hizo que yo me planteara seriamente nuestra relación cada vez que dormíamos juntos. No dejaba de pensar que no podría soportarlo toda la vida. Así que durante años, amé al Ross con toda mi alma cada día y le odié a conciencia cada noche.  Cierto que no quiero a A, pero al oírle roncar durante horas, empecé a odiarle un poco. Y no había manera de que dejara de roncar, le dí patadas, empujones, me cagué en la puta a voz en grito y dí vueltas resoplando toda la noche. Y nada, la motosierra seguía encendida a mi lado, resoplando en mi oreja. Por la mañana vino con ojitos de cachorro para ver si conseguía quitarme el mal humor, pero eso no es tan sencillo tras horas de escuchar ronquidos y de enervarme lentamente. Reconozco que no tengo buen despertar en general, pero tras una noche de no pegar ojo oyendo ronquidos a esos decibelios, menos.
En cualquiera de los casos, lamento decir que esto impide bastante que me enamore de él. Todo va bien y no voy a dejarle de momento porque me gusta mucho, pero el futuro se hace borroso. No dejo de pensar, que nunca podré dormir a su lado. Y que nunca me quitará las bragas de un tirón, me empotrará contra una pared en plan salvaje o me hará estremecer sólo con una mirada. Y por más que me empeño en convencerme de que mi orden de prioridades es antes tranquilidad que pasión, tampoco puedo olvidarme de cómo mi fiera interior gruñía en el pasado mientras yo me empeñaba en llevar una vida llena de paz. Una aburrida paz.
 Parece que aunque quiera, mis sábanas no cambiarán de dueño de momento. Y por  desgracia, mi corazón tampoco.

8 comentarios:

  1. Si es que no se puede tener todo pero es cierto que cuando te falta algo... aysss cómo se echa de menos!
    Ánimo!

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  2. Pues por mi experiencia, los que más cara de bueno tenían, más 'malos' eran (malo de bueno, en el sentido más morboso), no sé...

    Un beso

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  3. Puede que tu también ronques y no te lo aya dicho nunca nadie.Unos buenos tapones y problema solucionadojajaja"Nadie es perfecto".Un beso.

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  4. Para mi el sexo es lo más importante en una pareja. Si no es 100% satisfactorio lo demás no suele funcionar, al menos en mi caso.

    Mientras que si el sexo es maravilloso se pueden pasar por alto "otros defectillos" ;)

    Un beso

    PD: para los ronquidos ponte tapones :)

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  5. FRANCESCA: ya ves. al parecer lo queremos todo, no nos conformamos nunca!!
    PUZZLE: no es cosa de cara de buenos. Es cosa de que sean buenos o no. Al menos en mi caso es impepinable. Chico malo, estupendo en la cama, chico bueno… en fin!
    LUZ: yo no ronco. A veces hablo en sueños, pero no ronco. Y de tapones nada, que me duelen las orejitas y me agobia no oir el silencio de mi casa. Odio los tapones. Necesito imperiosamente que los hombres no ronquen.
    WILSON: el sexo es importante, no tanto como tú dices, pero lo es. Y no es que en este caso sea malo, es que no me hace volverme loca sólo con pensarlo. Y de tapones nada!!

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  6. Sólo te digo una cosa que creo que ya te he dicho en alguna ocasión. ERES GENIAL. No se me ocurre decirte nada más. Es la verdad.

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. "es que no me hace volverme loca sólo con pensarlo"

    No se si leíste un post antiguo mío sobre el sexo ( este ) - que opinas de lo que yo llamo "el resplandor"?

    PD: el anterior comentario está borrado porque puse mal el link :)

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