lunes, 29 de agosto de 2011

ligando en la boda

Todo en la vida es por rachas. O al menos en la mía. Yo vivo en una montaña rusa constante. Emocional, física, sentimental, social. Paso del todo a la nada, de la locura a la paz, de amar la vida a considerar el suicidio. En fin. Con los años me he acostumbrado.
El tema es que he pasado unos meses en los que me sentía fea. Que no es que sea una belleza, pero me sentía muy cardo. Y encima no ligaba ni a tiros. Nada. Desde un momento de lo más chapucero con A, no me comía un rosco. Y hace meses de ello. Porque chicososo con mirarme con cara de susto lo tiene todo hecho.
 Lo chungo es que yo tengo la teoría de que en la vida todo se retroalimenta. Es decir, la vida es una pescadilla idiota que se muerde la cola. Cuanto menos ligas, más te deprimes, más feo te sientes, menos te arreglas… y eso hace que ligues menos. Y entras en un bucle de malrollismo total. Pero he aquí el rayo de esperanza: si un día rompes ese círculo vicioso, puedes entrar en el contrario. Ligas, te pones de buen humor, te arreglas un poco, te sientes monísima de la muerte, sales a la calle pisando fuerte y robas unas cuantas miradas… por lo que te sube el ánimo y entras en el bucle del buenrollismo.
Eso, o que mi montaña rusa me lleva de salir arrastrando el chándal y las ojeras sintiéndome un vil gusano, a ponerme los vaqueros ajustados y creerme una tía buena sin límites. (Hola, bipolaridad.)
Esta vez no sé muy bien cómo comenzó el momento de subida de ánimo. Creo que en parte puede ser debido a que a chicososo le falta tanta vida que cada vez que le veo, me animo el doble, por él y por mí. Luego ha ayudado mucho la boda del sábado. Y madre mía, qué boda. No me lo había pasado así desde hace años. Y desde luego, nunca en una boda. Vaya fiestón. Iba mona, el vestido era precioso y los rizos me quedaron estupendos, pero sobre todo, adopté una postura de “voy a pasármelo bien” que ayudó mucho. Total, no tenía nada que perder. Así que me alié con Anita, que es la mejor amiga del mundo para hacer ese tipo de cosas. Más que nada, porque está igual de zumbada que yo y así no me siento rara (pienso dedicarte el próximo post para sacarte los colores, maja). Y luego me reencontré con unos amigos de la novia con los que estuve en la playa hace un par de años. Y en cuanto terminó la cena y pusieron música, empezamos a darlo todo. Bailamos pasodobles, sevillanas, rumbas, salsa y todo lo que echaron. Así que debía desprender un aura de "estoy soltera y loca como una cabra" que ayudó muchísimo.
Conclusión: ligué como una perra. Y eso que yo creía que lo de ligar en las bodas era un bulo. Con un canario cansino, con un macarrilla, con un tío altísimo, con el primo tonto del pueblo y con unos cuantos que me señaló la novia, pero que no se atrevieron a acercarse. Y eso sube el ánimo, claro.
Además, el macarrilla al final se decidió y me dio un beso. Un beso estupendo, por cierto. Sin miedo, sin cara de susto, sin dudas. Un beso, con decisión, con ganas, con agarre de cuello, con lengua y todo. Un beso como está mandado, coño. Que hacía demasiado tiempo que no me besaban así.
Y es que sé que doy una imagen de mujer frágil y delicada, pero no lo soy. No me gustan las cosas románticas, no soy de las que necesitan flores y hacer manitas. Yo soy más de que me empotren contra una pared, de que me besen con ganas, de hacer las cosas a lo bruto.  Hablando claro, yo no soy de las que “hacen el amor”. Yo follo. El resto, son mariconadas.
Bueno, gustos sexuales a parte, lo pasé bien hasta decir basta. Necesitaba una juerga de estas.
Y voy a comprarme un cacharrito de esos de coger turno, como los de la pescadería. Para los hombres que me rodean (que hay un par de ellos más y lo contaré en su momento). Que vayan cogiendo turno.

6 comentarios:

  1. Bien! Genial! Me encanta verte así... Y ahora, que no decaiga.

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  2. Como dice Maria de Mave... Que no decaiga. Así siempre.

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  3. ¡Ahí estamos! ¡Ése es el espíritu! Y una vez te tira uno los tejos, parece que los demás ya no pueden vivir sin ti, es inevitable.

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  4. jajajajajaja! si todo es ponerse! y hacer caso de mis apuestas, el que cumplió fue el macarrilla... si ya te lo decía yo, que no me haces caso! que soy una zumbada con ojo!

    Un besote, te quiero reina.

    Ana

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  5. Me pido turno para empotrarla contra la pared.

    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

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  6. Pues cómo no ibas a ligar, con lo guapa que estabas...

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