lunes, 4 de noviembre de 2013

Noviembre y de todo un poco

No me gusta demasiado el mes de noviembre. Es frío, gris y lluvioso. Y a la gente le empieza a entrar la neura prenavideña mucho antes de tiempo. Lo único bueno es que hay días que puedo permitirme el lujo de no hacer nada y como hoy, ponerme ropa roñosa y llena de pelotillas, sentarme en el sofá al lado de la estufa y escribir. Si no tuviera más vida, el mes de noviembre yo podría escribir novelas rusas.
En los últimos días sin publicar no ha pasado gran cosa, parece que el niño neutraliza mi capacidad de atraer el absurdo y cuando está él, mi vida se convierte en algo normal. No hay locas que crean que voy a robarles a sus novios, no hay acosadores que salen de la nada… un gusto.
Tan tranquila me siento que hasta fui a la peluquería. Y eso es mucho decir contando con mis traumas respecto al pelo. La verdad es que al final no me hice ningún corte radical. Obviamente. No sé si alguien en algún momento pudo pensar que sí lo haría y me cortaría la melena. Porque ese momento NO ha llegado aún. De lo que sí me di cuenta es que mi trauma comenzó ya de mayor, porque de pequeña me gustaba el pelo corto. De hecho, cuando hice la comunión llevaba el pelo largísimo y estaba deseando hacerla para pegarme un tajo, porque mi madre no me dejaba antes. Y fue dicho y hecho, al poco de hacer la comunión fui a la peluquería y zas, melena al hombro. Y estaba súper contenta. Me veía estupenda y durante años no tuve ningún miedo a de vez en cuando meter tijera y dejarme el pelo por el hombro. Hasta que con los quince una peluquera del infierno me hizo un estropicio que tardé años en arreglar. Y desde ahí mi chungo mental que me obliga a llevarlo largo, largo como Rapunzel.
Y eso, que me corté un buen trozo porque lo tenía estropeadillo por las puntas, pero nada grave. Aún me toco las puntas por la espalda y poco me falta para que me llegue a la cintura. Que me la bufa que se lleven las medias melenas y blablablá. No os voy a decir por qué pelos me paso yo las modas, pero os podéis hacer una idea. El día que me de la gana ya me lo cortaré y punto.
Os cuento también que estoy rumiando un par de post sobre temas feministas, asunto un poco peliagudo en mí, pero me apetece bastante hablar de ellos, sólo que necesito ordenar las ideas claramente en mi cabeza para poder darles forma. Espero tenerlos para finales de esta semana.
Aprovecho ya que estoy para felicitar a Madarica, que cumplió 26 años el domingo y se merece todo lo mejor y mucho más. Estoy segura de que todo eso llegará para ella, pero cada cosa llega en su momento y hay que saber dejar que la vida fluya. 26 años son el principio y los pasos que está dando ahora estoy segura de que serán el comienzo de un buen camino.

Y poco más por el momento, noviembre es un mes raro y me asusta un poco, pero esperemos que este año sea mejor que otros anteriores.


7 comentarios:

  1. A mi tampoco me va noviembre, y sí, es muy de novela rusa.
    He de decir que pensé que te cortarías el pelo :P
    Un beso

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  2. Ohhhh, pero si me vais sacando los colores con entradas eh? Sabes? Eres de las pocas personas que no me hubiera importado que no me felicitara, por una sencilla razón: Estás ahí todos los días, sé que con un simple wasap tengo línea directa a tu apoyo, comprensión y a tus consejos, y eso compensan todo, incluso la distancia. Pero ya que te has acordado, dos veces :D Qué menos que agradecértelo: Muchísimas gracias y muchísimos biquiños (a los dos).

    P.D. Te lo repito, estás monísima, aunque lo estarías hagas lo que te hagas. Muaaa!

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  3. Bueno, buen mix y a gusto que te has quedado. Estoy de acuerdo con lo de las modas. Y poco más, que tengo una pereza a 1000.

    Besos.

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  4. A mí me gusta porque es mi cumpleaños.
    Haces bien, monta movida que extraño que se monten líos blogueriles ahahaha

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  5. A mí no me va ningún mes donde haga frío. Así, en general... Lo de la Navidad ya es demasiado. Vengo viendo los polvorones en los supermercados desde octubre. Esto no es ni medio normal. Un besote y a disfrutar de tu niño chico y de tu recién estrenada normalidad.

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  6. Sí que se ponen cansinos. Ya he visto renos y papá noeles y toda la pandilla por las tiendas. Es exageradísimo. Al final cuando llega el 24 de diciembre estamos ya hasta el mismísimo de la navidad.

    Respecto al pelo pues cada a cosa a su tiempo. Y si te gusta largo pues como si no te lo cortas en la vida. Pero un día tienes que contar lo que te hizo aquella peluquera malévola, no puede ser peor a cuando yo tenía unos quince años y le pregunté si podía hacerme unas ondas y salí de la peluquería con una permanente de abuela de la que me costó lo mío deshacerme.

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  7. Ay Noviembre y Febrero....
    Esos son meses para encapsularse e hibernar dentro de un pijama de forro polar....
    ¡Que tiempos!

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