viernes, 29 de mayo de 2015

Bailando bajo la ducha

Hace cosa de un millón de años, os hablé del momento sexy del día. Fue una de las muchas mongoladas que me inventé para salir adelante, para sonreír, para sentirme un poco guapa, un poco atractiva, un poco especial. Lo necesitaba imperiosamente después de cuatro años de machaque de mi autoestima, de escuchar que estaba demasiado delgada o demasiado blanca o que tenía las piernas gordas o los tobillos feos. Resulta desgastante no sólo no encontrar nunca una palabra amable, si no tener que escuchar impertinencias de tu pareja o de su familia.
Así que cuando por fin el desequilibrado se fue, yo me miré al espejo y no supe qué veía. No era la que él decía, pero desde luego tampoco era la que yo recordaba. Sin embargo me empeñé en descubrirlo. Total, lo había perdido todo, no tenía nada mejor que hacer.
Hoy estaba en la ducha cantando y bailando. No porque tuviera que sentirme sexy o recuperar una autoestima que nadie me haya pisado si no porque me apetecía. Porque estaba de buen rollo y me ha salido solo. De hecho, me he dado cuenta de que lo estaba haciendo después de dos canciones.
Sé que tengo mis días malos, como todo el mundo, supongo. Tengo mis problemas, mis miedos y mis rachas de querer bajarme del mundo. Me asusto, lloro, tiemblo y me cabreo. Sobre todo me cabreo, porque tengo muy mala leche. Pero luego se me pasa. Pronto, generalmente. Porque yo, que conozco el fondo del pozo, me niego a volver a hundirme tanto. Me dejé las uñas saliendo y ahora que las tengo tan monas no voy a volver a caer tan profundo.
El caso es que mientras bailaba y cantaba y me reía sola me he acordado de lo que más me dolió de todas las cosas feas que me dijo el desequilibrado en esos años: “eres triste y oscura por naturaleza”. Qué poco me conocías, desgraciado. Yo soy torpe, me tropiezo, me caigo, grito y pataleo. Pero no soy triste, no soy oscura. Estaba triste porque tú me hacías infeliz. Y era oscura porque tú me tapabas el sol. Pero eras tú, no yo.
Me he acordado de cuando el viaje a Polonia visité Auswitch. Había miles de fotos en la pared de los prisioneros y prisioneras que estuvieron allí. La mayor parte murieron. Les despojaron de sus casas, sus ropas, sus bienes, les separaron de sus familias, les raparon el pelo. Curiosamente, una gran parte sonreían a la cámara en la que fue, posiblemente, su última foto. Con dos cojones. No había más que mirar esas fotos para sentir un escalofrío. Era la viva imagen de un extraño triunfo. Gente condenada a muerte, a la que han arrancado de cuajo todo y que sin embargo desafía al mundo. Cierto que algunas se veían un tanto forzadas, tratando de sonreír para parecer más sanos o más fuertes y quizás, escapar de la muerte un día más. Pero la mayoría era un acto de valor, de libertad, de exhibir la última de sus posesiones que nadie podría quitarles. No lo creería si no lo hubiera visto con mis propios ojos. No olvidaré nunca aquellas expresiones. Me enseñaron mucho, me llegaron hondo. Si hay quien fue capaz de sonreír en Auswitch, por mí se pueden ir a la mierda todos esos lánguidos y tristones de la vida que se regodean en sus dramitas absurdos como actitud frente a todo, como pose ante la vida.
Por eso cuando el desequilibrado se fue, me empeñé en encontrarme. Porque dijera lo que dijera, yo no era triste ni oscura. Yo me recordaba alegre, risueña y capaz de bailar bajo la lluvia. Al principio me costó, claro. Pero ahora me sale solo. Porque las circunstancias a veces son jodidas, pero la actitud con la que nos enfrentamos a ellas es decisión nuestra. Quizás ese segundo en el que decidas sonreír ante la muerte le pegue una lección a una pava setentaytantos años después. Quizás esos días de mierda en los que bailé y canté en la ducha a pesar de querer desaparecer de la faz de la tierra me fortalecieran para ser hoy quien soy. Para sentirme guapa porque sí, sin que nadie me lo diga. O para al día siguiente sentirme un coco malayo y que me importe un pito. Para no ser triste ni oscura nunca más.

Sabéis que no soy de dar consejos porque no me considero lo bastante lista, pero por esta vez hacedme caso: cantad, bailad, sonreíd. Sentíos sexys y maravillosas. Que nadie os quite la luz que tenéis.

10 comentarios:

  1. Si no tuviese un gato tumbado entre el teclado y yo ahora mismo, te aplaudiría muy fuerte.
    Nadie tiene el poder de oscurecernos a menos que se lo demos, y me alegro mucho de que salieras de ahí.

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  2. Ay me has recordado a mi propio desequilibrado. Están todos cortados por el mismo patrón. No te diré como me insultaba, no hace falta, pero sí que me decía: siempre estás triste y amargada!! Parece que le esté oyendo... No se dan cuenta de que ellos son el motivo??!! Enhorabuena por haber salido de esa mierda. Y también por todo el trabajo de recuperación de la autoestima, sé lo que es y tiene mucho mérito.
    Besos!

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  3. Gracias por este post. Veo que muchas hemos estado en el mismo sitio :-)

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  4. Qué buen rollo mañanero. ¡Di que sí! Luz y alegría para todos :)

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  5. Es un consejo tan bueno que te aplaudo desde aquí. Nadie nunca, jamás, debe arrancarnos lo que somos. Y, sobre todo, nunca debemos consentirlo. Porque cada uno de nosotros es único y si alguien no lo aprecia siempre habrá montones de personas dispuestas a apreciarlo. Que no nos roben la sonrisa. Un besote!!!

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  6. A la gente tóxica cuanto más lejos mejor, y los que "tapan la luz" y los que hacen de todo un drama, los primeros. Lástima que uno no siempre se de cuenta de que esos bichos son cómo son hasta que es demasiado tarde.
    Con los años me he ido deshaciendo de todos esos elementos, y es lo mejor que he podido hacer.

    Muy buena entrada :)

    Por cierto, este lector en la sombra ha vuelto, aunque sea de forma puntual :o

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  7. Tu oscura?, venga ya!. Menudo truño quitaste de tu vida amiga, menudo truño.
    Un beso

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  8. Me ha encantado esta entrada, :). Buenas vibraciones que me llevo, necesito unas poquitas.

    Un saludo.

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  9. No sé cómo he llegado hasta aquí, pero me ha encantado leerte. Me alegro de que no consiguieran apagar tu luz. Estupendo consejo. Saludos.

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  10. Eres una campeona, guapa. Da gusto leerte. Esa experiencia que has pasado te habrá inmunizado contra ese tipo de gentuza, que hay que ser muy joputa para decir eso a tu pareja. Un besazo, guapa.

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Estás aquí, has leído... así que comenta hombre ya!!