viernes, 5 de agosto de 2011

el amor de mis yayos

La semana pasada fui un día a casa de mis abuelos a llevarles unas cosas. Aproveché la circunstancia para hurgar en la biblioteca de mi abuela. Mi yaya es una lectora compulsiva, por lo que deduzco que lo mío es un tema genético. Y como no tengo ahora mismo ningún libro que llevarme a los ojos, decidí mangarle un par de ellos. Lo que pasa es que ella tiene la manía de forrarlos para que no se le estropeen. Y para colmo, si son regalados, los forra con el propio papel de floripondios en el que se lo has envuelto. Así que para ver el título de muchos de ellos tenía que abrirlos y mirarlo dentro.
Mi historia súper tierna, no apta para diabéticos, empieza cuando abro uno de los libros y me encuentro una dedicatoria con la letra grande y redonda de cuaderno de caligrafía de mi abuelo: “en el día de tu cumpleaños con todo el amor de tu esposo que te adora.” Ohhhhhhh, pienso. Pero no me extraña, son mis yayos, son así de tiernos ellos. Y abro otro libro: “para el amor de mi vida, con todo mi corazón porque eres la mujer que más quiero en el mundo.” Doble Ohhhhhh. Corazón que empieza a hacerse un gurruño. Y abro el siguiente: “para mi amada esposa, a la que quiero con toda mi alma y toda mi vida es tuya.” Triple Ohhhh con sonido de violines de fondo incluido. Lagrimillas a punto de asomar.
Y es que yo digo siempre que si algún día llego a querer la mitad de lo que se quieren mis abuelos ya habré conocido el AMOR con mayúsculas.
Mis yayos llevan juntos toda la vida. Empezaron a salir juntos cuando mi yaya tenía 14 años y mi yayo 15. Y no se han separado nunca. Sé que tuvieron muchas dificultades, pero nunca se habla de ellas. Lo sé, porque la familia de abuelo no aceptó nunca bien a mi abuela y él renunció a todos ellos por casarse y estar con la mujer de su vida. Luego las aguas se calmaron y tuvieron siempre una relación un tanto distante y fría. Pero a mi abuelo no le importa. Él con mi abuela lo tiene todo en el mundo. Hasta lleva su nombre tatuado en el brazo. Sí, tengo un yayo la más de moderno y cañero. Se hizo el tatuaje en la mili (hace así como un millón de años), un corazón con el nombre de mi abuela y el suyo. Con dos cojones. Y es una horterada de tatuaje, pero él lo lleva con todo su orgullo. Cuando yo era pequeña y le preguntaba qué era eso, me decía “que yo a tu yaya la llevo hasta en la piel metida.” Y punto.
Este año hacen 58 años de casados. Más los que estuvieron de novios, algo así como 65 años juntos. Ahí es nada. Y no son capaces de estar ni un día el uno sin el otro. Menudo trauma si un día mi abuela sale a comer con sus amigas de clase de historia del arte, que allá va mi abuelo a buscarla no vaya a ser que se pierda por el camino o algo. Y siempre van de la mano. A todas partes juntos. Es una ricura verlos.
Como colofón de la historia más tierna que jamás podré contar, diré la frase que dijo mi abuelo el día que cumplieron las bodas de oro. Mi bisabuela, que siempre vivió con ellos, había muerto hacía unos pocos meses. Y mi abuelo le dijo a mi abuela, “fíjate, 50 años casados y esta es la primera vez que nos quedamos solitos. Pero que sepas, que a pesar de todas las circunstancias, ha sido un placer caminar por la vida de tu mano.” Cuando lo oí se me saltaron las lágrimas de emoción. Cómo se puede querer tanto. Cómo se puede aprender a ser parte de otra persona hasta ese punto. Cómo se puede dejar de ser uno para ser la mitad de algo que es uno en sí mismo.
Verles, es creer en el amor. Sin lugar a dudas.

4 comentarios:

  1. Ohhhh ohhhhh ohhhhh q bonitooo!!! Me encanta lo de los libros!! :)

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  2. Qué bonito... yo también me quedo sin palabras ante una historia como esta. Hasta se me ha escapado una lagrimita.

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  3. Yo creo que caminar por la vida de la mano de alguien, es lo mejor que te puede pasar.

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