martes, 16 de agosto de 2011

pasos para ser una vieja loca a los 28

Mierda. He dado unos cuantos pasos más para ser la loca de los gatos. Chungo, chungo.

El domingo por la tarde me aburría en casa. Y hacía bastante calor. Así que, en un arranque de diversión, decidí ir a casa de mi madre a regarle las plantas. Súper fiesta de domingo, que se llama.
Total, que me pongo mis pantalones de pasear, como yo les llamo. Son unos viejísimos pantalones de tela verdes, cutres, anchos y con bolsillos. Los combino con una camiseta gorrina que algún día fue blanca, pero a fuerza de lavarla es parduzca y los dibujos rojos que tenía ahora son rosas-anaranjados e indefinibles. Además la recorté el largo y las mangas. Y ya que voy en plan guarro, me pongo unas zapatillas beiges de tela (de esas que llevan las abuelas para hacer gimnasia) que me dio mi madre para estar por casa.  Soy sexy de cojones. Además, como hace calor, me recojo el pelo en un moño despelujado de lo más favorecedor. Total, que si alguien me viera con esta pinta rebuscando en la basura o pidiendo limosna, no se extrañaría demasiado. Paso uno para ser una vieja loca a los 28 años: vestir como una pordiosera y que te la pele.
Bueno, pues yo tan feliz con mis pintas. Riego las plantas y aunque aún no hablo con ellas, pienso que se están poniendo muy majas desde que las trasplanté. Siguiente paso para la locura: tener plantas, preocuparse por ellas y en casos extremos y futuros cercanos para mí, hablarles.
Tras la riega, me vuelvo a mi casa dando un rodeo para andar un poco. Pienso que, total, ya que visto y me comporto con las plantas como una abuela, voy a hacer deporte de abuelas. Y llegando ya casi a mi casa tras el paseo, veo un gatito negro tumbado sobre un cubo de basura. Tiene algo que me hace mirarle. Es una gatita. Y hace muy poco que ha parido, tiene las tetillas muy hinchadas y peladas. Está muy delgadita. Y a mí que se me empieza a arrugar el corazón. Como soy una pirada, le digo “bisbisbissss, gatita, gatita guapa”. Paso tres para ser una loca: hablar con animales desconocidos a parte de con los propios. La gatita me mira desconfiada, pero no se mueve ni se asusta de mí. En esto que pasa un señor que iba paseando a un perro. Y me dice que la gata lleva ahí un par de días, que debe tener a los cachorritos cerca o algo así. Le digo que claro, que es lo que me preocupa, que estén por ahí y alguien los cojo o les haga algo. Miramos alrededor, que hay un pequeño solar, entre los cubos de basura, el señor se asoma a una alcantarilla, incluso. Y el hombre y yo estamos en nuestro afán de ver si encontramos a los gatitos, no para cogerlos, si no para tratar de protegerlos, cuando pasan un par de niñatos de los de mi barrio, de los de gorra, pendientes, cadenas de oro y demás. Y uno me dice: “ten cuidao, que se ponen mu agresivas cuando están parías. Antes pasemos, me acerqué y m’a bufao.” Me debato entre bufarle yo también o sólo mandarle a parvulario para aprender a hablar, pero le ignoro y sigo mirando entre los cubos, me da miedo que haya parido dentro y cuando venga el camión triture a los pobres pequeños.  Paso cuatro para ser una loca: hablar con desconocidos y comportarse como una lunática ante los vecinos.
Total, que no damos con los gatines, lo que es una buena noticia, debe tenerlos bien escondidos. El señor se va por su lado y yo por el mío. Pero no me voy tranquila. Ni mucho menos. Esa pobre gata, que es súper jovencita, muy pequeña y en los huesos, con sus bebés por ahí escondidos. Así que subo a casa y no me lo pienso dos veces. Cojo un bote vacío y lo lleno de agua. Y cojo un sobre de comida de esa de trocitos con gelatina que tengo por si acaso, porque a Ron no le sientan muy bien. Y me vuelvo a la calle.
Me acerco a los cubos, pero no veo a la gatita negra. Hasta que oigo que en un cubo, se oyen ruidos. La llamo y se asoma. Estaba buscando comida entre las bolsas. Yo me agacho y entre los cubos, le pongo el bote con agua y la comidita en la tapa del bote. Me alejo un poco, pero me quedo en la esquina observando. La gata no tarda nada en bajar al suelo del un salto y ponerse a comer y a beber. Y yo suspiro, un poco más aliviada dentro de mi desazón. Paso cinco para ser una loca: dar de comer a gatos callejeros.

Y vuelvo a casa, arrastrando mis enormes pantalones, con mi moño medio deshecho y mi camiseta recortada. Me veo en el espejo del ascensor. Me falta el carrito lleno de basura, pero tiempo al tiempo.
Y sin embargo, debo decir, que me siento bien por haberlo hecho. Que no hubiera dormido si no llego a llevar algo de comer a esa pobre gata. Así que ya queda poco. Dentro de poco pasaré los días repartiendo comida para gatos por las esquinas de los parques, me trincaré un par de botellas de tequila a la semana y escucharé rancheras de Chavela Vargas por las noches mientras hablo con mis plantas y les saco brillo hoja por hoja. Que los servicios sociales, a los cuales pertenecí un día desde el otro lado, se apiaden de mí.   

Nota mental: esto no me va a ayudar a encontrar un hombre.

6 comentarios:

  1. Tía, ya te vale, yo cumplo todos los pasos... pero hasta que los has dicho tú no era consciente de que iba directa a convertirme en vieja loca. Malaeres... :) Besos.

    ResponderEliminar
  2. Cada día me gustas más... ojalá hubiera muchas más locas así. Vigilarás a la gatita, verdad?
    Mil besos.

    ResponderEliminar
  3. ABISAL: no te lo vas a creer, pero pensé en tí cuando lo escribí y dije, seguro que a Abisal le gusta y ella me entiende... jejeje. seremos unas viejas locas, pero qué le vamos a hacer. igual somos felices a nuestro modo, no?
    CMQ: jo, gracias. yo creo que amar a los animales es bueno, pero también temo ser una pirada completa. Y ayer no estaba la nena donde siempre, hoy pasaré de nuevo a ver si la echo un ojillo.

    ResponderEliminar
  4. Pues que sepas que:
    -soy más vieja que tu (33 pa 34 snif)
    -tengo gato y perro (y un hijo,y un marido,y una madre..DIOS!QUE ZOO)
    -desde hace casi un año alimento a mis titus de la calle (si empecé como tu,y ya tengo como a unos 15 rondando por donde vivo,cada noche esperando su cena y aguita fresca)
    Soy una tarada de los gatos?,quizás,pero lo bien que me siento cuando Nena me da cabezazos agradeciendo la cena,o como van confiando más en mi una humana,no tiene precio.

    ResponderEliminar
  5. Imagina... un mundo lleno de gente que cuida a las plantas (por extensión medio ambiente) y se preocupan de que cada animal tenga cobijo y alimento... Yo firmaría por un mundo así, lleno de gente con esa locura :)

    ResponderEliminar
  6. Pues sí, ojalá hubiera más gente loca de ese tipo. Yo no tengo animales en casa ni pienso ser ninguna loca de los gatos, sin embargo me hubiera pasado igual que a tí, que no hubiera dormido tranquila sin saber si la gata y los gatitos están bien.

    ResponderEliminar

Estás aquí, has leído... así que comenta hombre ya!!