lunes, 8 de agosto de 2011

tuberculosis???

Entre mis múltiples fobias, se encuentra la de que soy un tanto hipocondríaca. Todas las enfermedades que tiene la gente creo que me las van a pegar. Entre otras cosas por eso no me gustan las multitudes, los trasportes o servicios públicos, los hospitales y los colegios. Que los niños son pequeños sacos de microbios, con sus catarros, sus diarreas, y su manía de meter sus pequeñas manitas en todas partes.
Pero hoy he tenido que ir a la estación de autobuses de Méndez Álvaro a sacar los billetes de mis padres y mis abuelos, que en septiembre van a Granada a la boda de mi estúpida prima mayor. Y he ido en RENFE. Más que nada porque en tren se tardan diez minutos desde donde yo vivo, pero en coche se tarda una hora. Maldita m-30. Pero desde luego, no sé si volveré a hacerlo.
A la ida todo ha ido bien. Y tras mucho tiempo de espera, he comprado los billetes y he vuelto. Me he sentado en una silla de esas que van cuatro juntas, dos hacia delante y dos hacia atrás, enfrentadas como para hacer una timba de póker. Al principio iba sola, pero en la siguiente estación se me han acoplado dos señoras. Una muy gorda al lado, que apoyaba parte de su culo en mi asiento. Y enfrente otra, que le contaba que mañana tiene que ir al médico.

-         Me van a hacer unas placas de los pulmones. – decía. – creen que puedo tener algo porque no se me quita la tos y tengo mucha presión en el pecho.
-         Eso igual es ansiedad. – hoy en día todo es ansiedad.
-         Pues eso creía yo. Pero es que estoy echando flemas con sangre.

Mis alarmas empiezan a dispararse. ¿Tos? ¿Sangre? Arggggg. Rápido, cambiar de sitio, cambiar de sitio…

-         Y claro, eso ya no es normal – seguía explicando la mujer. – y los médicos creen que puede ser cualquier cosa. Incluso tuberculosis.

Argggggg, diosmío, diosmío, diosmío…
Sólo me quedan dos paradas para bajarme y el vagón se ha llenado bastante, pero mis ganas de salir huyendo empiezan a apoderarse de mis piernas. Trato de mantener la calma y hago lo que toda persona cuerda haría en ese caso. Sacar un pañuelo y taparme la boca con él, repitiéndome que a la siguiente parada me bajo y puedo respirar aire puro lleno de bendita contaminación de coches.
Mientras las dos mujeres especulan sobre si será tuberculosis o no, yo veo como un luminoso aparece sobre la cabeza de la supuesta enferma, que parpadea y la señala con flechas que pone “contagiosa - contagiosa”.
Trato de nuevo de calmarme, pero en la universidad asistí a una asignatura optativa que se llamaba “enfermedades infectocontagiosas de personas en situación de exclusión social” y hubo un monográfico sobre la tuberculosis. Así que mientras la menda sigue explicando lo de las flemas con sangre, yo pienso en patatas llenas de pus en los pulmones, en que se contagia a través del aire y en que en el siglo XIX la gente moría como moscas. Vale que ahora hay antibióticos y que con comer bien y cuidarse un poco el tema no es tan grave… pero mira, qué quieres que te diga, bastante tengo ya con lo mío.
Cuando por fin he llegado a mi parada, he salido disparada del tren. Anda y que te den a ti y a tus bacterias infecciosas, tía. Y he subido las escaleras a la carrera. Llevaba casi sin respirar desde que la había oído. Cuando he salido a la calle, en mitad del parque, he cogido una bocanada de aire que me ha llenado los pulmones al fin. Y me ha sabido a gloria. Nunca el aire de Madrid me había gustado tanto.

4 comentarios:

  1. Te pega tooooodo la hipocondria, jajaja.
    Respira mucho aire madrileño (quién pudiera!!) para matar los posibles bichos. Fijo que no lo resisten.
    Que te quiero!!!

    ResponderEliminar
  2. Pues si la señora tiene visos de ser tuberculosa, no debería subirse a un tren para contagiar a todo el mundo... Que sí, que hoy en día es una enfermedad tratable, pero también muy molesta y difícil de curar.
    Uy, esto que he dicho no va a venir bien para tu hipocondría... Tú tranquila, que la que lleva todos los números para contagiarse es la sra. gorda ;)

    ResponderEliminar
  3. a veces hay q dejar nuestra parte hipocondríaca a un lado... porq sino no podríamos vivir nunca realmente tranquilas.

    besos

    ResponderEliminar

Estás aquí, has leído... así que comenta hombre ya!!