jueves, 23 de febrero de 2012

hablando sola

Todos a veces hablamos solos. Es una tendencia humana. Necesitamos comunicarnos y en caso de falta de interlocutor, nos apañamos con nosotros mismos.
El colmo llega cuando vivimos solos. Yo he llegado a un extraño punto en el que me contradigo, me cuestiono y me regaño. Porque nadie más lo hace. Y he llegado a la conclusión de que uno de los peligros de vivir sola es que todas las majaderías que se me ocurren me parecen ideas brillantes. Y claro, nadie me dice lo contrario o me trata de disuadir de un plan absurdo. Nadie me dice “no es una buena idea, so chalada”.
Así que trato de ser lo más imparcial posible y no me dejo autoconvecer por mis locuras. Suelo darme una buena explicación antes de dejarme arrastrar por mi montaña rusa emocional. Y procuro mantenerme a raya. 
Pero a veces no me convenzo y se dan casos raros: “debería dejar de comer chocolate. Claro, que el chocolate es sano. Bueno, sano-sano igual no… pero me alivia el dolor de la regla. Y es mejor que atiborrarme de ibuprofeno. Sí, es mejor. Así que comeré un poquito más. No, espera ¡¡No!! No más chocolate. Basta. Venga, guárdalo. Aunque claro, es lo primero dulce que como en todo el día. Y tampoco pasa nada. Qué más da, total, no engordo y no me salen granos. ¡Qué no, hombre, que no! Deja de buscar excusas, tía. Y llévate el maldito chocolate a la cocina. Bueno, un poco más. Un poquito sólo. ¡¡Que no!! Que no comas más, que te va a doler la tripa.” Y así en bucle infinito.
También hablo con en gato, claro. y hablar con los animales es normal. Relativamente. El problema empieza cuando abres la puerta de casa y lo primero que dices es “hola mi amor… ¿qué tal el día? ¿qué estabas haciendo?” y él me mira y maúlla, lo que en realidad significa: “soy un gato, ¿qué crees que hago? ¿resolver misterios? ¿meditar sobre Nietzsche?  ¡Estaba tomando el sol en la terraza!
En fin, soy una loca de la pradera… pero seguro que los demás también habláis solos. O no. No sé. ¿Tú que crees, Naar? Yo creo que sí. ¿Verdad? Claro. Pues eso.

7 comentarios:

  1. Hola Naar,te sorprenderías si me escucharas discutir conmigo misma pero como también estoy sola en casa y no tengo gato,pues me entretengo hablando sola.En cuanto al chocolate ,que quieres que te diga,es mi debilidad ,he oído decir que es un buen sustitutivo del sexo.BESOS.

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  2. Lo de hablar con uno mismo es genial. Yo me pego unos monólogos que fliparías. Y me echo unas broncas... que no veas.

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  3. Yo también les pregunto a mis gatos qué han hecho todo el día... jajaj Y antes no lo hacía, pero no hace mucho que les cuento qué tal el trabajo o qué debería hacer con esto o lo otro... El dia que me contesten fliparé!!!

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  4. Yo también tengo esas conversaciones en las que me pregunto cosas, razono, me regaño... como si hablara conmigo misma, aunque no las vocalizo, solo lo pienso. Pero son tal cual la que describes tú del chocolate.

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  5. Yo solo alguna vez que otra, pero con mi gato... es lo que dices, -hola, mi amor, como estas? Día si y día también, a veces me mira con una carita que debe pensar, esta tia esta loca... aix

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  6. ¿Has visto la peli de Náufrago? A tí lo que te hace falta es un Señor Wilson... Te cambia la vida.

    Besos

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  7. es normal...jejejeje, a mi me pasa. Yo hablo sola, y a veces mi perra se me queda mirando y entonces hablo con ella y le pido consejo.
    Si esque...hay que hablar...no hay que dejarlo dentro, jejejejeje

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