jueves, 1 de mayo de 2014

Dos brazos forzudos

El Niño Chico es estupendo. Así en general, pero concretamente cuando le pides algo. Es un chaval dispuesto, colaborador y da muy poco por saco con preguntas y sugerencias que nadie pide. Total, que da gusto. Pero claro, vive en Sevilla. Y eso dificulta un poco ciertas cosas.
Como sigo inmersa en mi síndrome del “yaque”, decidí que ya que quitaba las estanterías de la pared para pintar, pues tapaba los agujeros y ponía un mueble cerrado que se limpia más fácilmente.
Así que fui al ikea a Tomarpor de abajo. Y no tenían el que yo quería. Y fui a otro ikea en Tomarpor del este. Lo compré y conseguí cargarlo en el coche y traerlo hasta mi casa Diossabecomo. Y de pronto me di cuenta de que no puedo colgarlo sola. Porque ni tengo fuerza para levantarlo por encima de mi cabeza ni tengo cuatro brazos para marcar los agujeros de  la pared y atornillar mientras lo sujeto. Que molaría mil, por cierto. Yo quiero cuatro brazos. Dos de ellos muy forzudos. 
Dado que el Niño Chico salió huyendo y está en Sevilla, tuve que buscar otra ayuda. Por desgracia los otros hombres de mi vida no suelen poner tanto de su parte. Empecé por la familia, a ver si con el rollo del amor y tal, colaba. Y llamé una tarde al despacho.

-         Papá… verás, he comprado un mueble del Ikea y…
-    ¿Quieres hablar con tu madre?
-         No, quiero hablar contigo. Quería saber si me puedes ayudar a…
-         Verás, no puedo, estoy trabajando.
-         No digo “ahora”, digo en el puente.
-         Eh… es que el viernes nos vamos a Pueblo del sur a llevar unas cosas.
-         ¿Y el sábado?
-         Estaré cansado de volver del viaje y además no sé a qué hora llegaremos.
-         ¿Y el domingo?
-         Es el día de la madre.
-         ¿Y el jueves?
-         Eh…
-         Papá, ¿estás buscando excusas?
-         Eh… sí. Bueno, no. Esto… ¿no será mejor que te ayude otra persona?
-         Vale, gracias, papá.
-         De nada, nena. Ya sabes, para lo que necesites.

Empecé a valorar la posibilidad de esperar a que el Niño Chico vuelva de Sevilla en un par de semanas o tres, pero Ron se lo está pasando bomba con la caja del mueble y mi salón está cubierto de pedacitos de cartón, así que me empieza a urgir el quitarlo del medio.
¿Siguiente opción?

-         Ross… ¿qué vas a hacer este puente?
-         Nada.
-         ¿Me ayudas a colgar un mueble?
-         Ufff… tengo que ir a ver a mi abuela, a mis padres…
-         ¡Pero si sólo es un momento!
-         … ir al centro a comprarme unos libros…
-         Ross, que es sólo ayudarme a marcar los taladros y luego sujetar mientras atornillo.
-         … Y debería seguir con mi proyecto de buscar petróleo en la Luna.
-         Te haré mayonesa para cenar a cambio.
-         Estaré allí el viernes.


Manda huevos. Preferiría que me salieran otros dos brazos mega forzudos.

6 comentarios:

  1. Pues la verdad es que tener cuatro brazos sería una gran opción en según qué situaciones... Menos mal que has conseguido sobornar al Ross con mayonesa. Nota mental: Tengo que aprender a hacer mayonesa. Jajaja. Besotes.

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    1. Yo pienso que para casi todo sería mejor tener cuatro brazos, oye, cundiría mucho más el tiempo! Y podrías ahorrarte el hacer mayonesa, que es fácil, pero tiene su truquillo para que no se corte...

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  2. Lo del par de brazos extra ya me los pedí cuando me convertí en madre... ya no te cuento con el segundo lo bien que me hubieran venido. Pero no ha habido manera...
    Yo tengo suerte, porque el par de brazos forzudos para estos menesteres lo tengo en casa, pero le he herido el orgullo. Les compré un mueble-biblioteca a los niños, y lo he montado yo... qué sensibles que son estos hombres ;)

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    1. Uf, eso ya no lo quiero ni pensar, con dos niños harían falta como ocho brazos, tipo pulpo!! jajajaja
      Y sí, ellos se hacen los ofendidos porque saben que en el fondo no es tan difícil lo que hacen como intentan hacernos ver. :)

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  3. Hay que ver... si es que el Niño Chico vale "pá tó" jejeje
    Que por cierto, se te ha tenido que quedar la casa monísima con todas las reformas. Qué valor tenéis, pero qué bonito se habrá quedado. Sois unos manitas ;)

    Y dile al Ross que menos mayonesa y más montar muebles, que la operación bikini-flotador (más flotador que bikini) está a la vuelta de la esquina.

    Un beso enorrrrme, preciosérrima. Muack!

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    1. Está quedando muy chula, la verdad, ya enseñaré alguna foto. Y desde luego la ayuda del Niño ha sido importantísima, sin él esto sería una chapuza y yo habría muerto seguramente.
      El Ross no necesita dieta, que desde que vive solo come muy poco... déjale que se atiborre a mayonesa si quiere, jajaja!!!
      Besazo!!

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