lunes, 2 de mayo de 2011

y yo con estos pelos

Ya dije hace poco que tengo fobia a cortarme el pelo. Todo viene de hace años, cuando en plena crisis adolescente, me hicieron un estropicio. Yo tenía el pelo largísimo por la cintura, muy rubio, precioso. Y por querer ser moderna y hacer caso a las hormonas chungas de los 15 años, me lo corté. Y me hicieron un corte extraño a caballo entre el modo champiñón, las greñas raras por detrás y el trasquilón en la coronilla. Tardé años en igualármelo.  Además, a pesar de tenerlo liso, tengo mucho pelo y me cogía un volumen incontrolable, por lo que parecía que tenía un casco enorme puesto todo el día. Y eso sin contar cuando llovía. O con que coincidió en el tiempo con la época de vestir con las camisas de leñador de mi padre y con las botas de montaña enormes.
Lo de que los 15 años son la niña bonita, no fue mi caso, desde luego. Con razón no ligué hasta los 17 y con el chico más feo del colegio.
Una vez que pasé el trance de igualarme el trasquilón infame y de conseguir que el pelo me fuese creciendo hasta volver a parecer pelo y no casco, cogí mal rollo a volver a cortármelo. ¿Y si me volvían a hacer un estropicio semejante?
Total, que siempre me corto las puntas, me retoco las capas, me hago mechas… pero nada de cortar en plan radical. Hace un par de años que mi exsuegra y expeluquera (dos cosas demasiado maravillosas para ser una sola persona) me lo cortó mucho más de lo que debía y casi me da un patatús. Además lo hizo a posta, la muy. Y la semana antes de la boda de hermanachica. Así que sobreviví de milagro. Y aunque había pensado cortármelo en ese verano,  me lo volví a dejar largo compulsivamente. Para compensar.
Necesito la sensación de pasarme la mano por los riñones y tocarme las puntas. Necesito sentir la melena en la espalda cuando me desnudo. Necesito soltármelo, recogérmelo, hacerme moños y coletas. Necesito llevarlo suelto. El pelo me da una extraña y absurda seguridad en mí misma.
Sin embargo llevo un tiempo cansada de verme siempre igual. Son ya años de pelo largo. Y cuando veo a alguien con melenita y cosas monas, me da por pensar que igual molaría cambiar de look, que estaría bien verme distinta y no ser esclava de mi propio miedo. Pero luego vuelvo a considerarlo. ¿Y si no me gusta? ¿Y si no me queda bien? ¿Y si vuelvo a tener 15 años y a estar horrible?  
En fin. Igual para otoño me lo pienso, mientras tanto, nada, que además tengo como mínimo dos bodas este verano y con lo que me estresan las bodas necesito mi melena por la cintura.

2 comentarios:

  1. ¿A qué se deben tantas dudas? ¿Pero si lo tienes clarísimo? No te vas a cortar el pelo. Punto.
    Me encanta la manera que tienes de expresarlo. Eres genial escribiendo.
    Abrazos!

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  2. Pues tiene razón Ariadna: no te lo vas a cortar.

    Llevo con la melena por la cintura desde los 12 años... y tengo ya 33 (y yo no tuve ningún corte traumático, simplemente me gusta el pelo largo). Cada año me entra la neura y pienso que me lo voy a cortar, que es un coñazo, y que con los críos ya no tengo tiempo para tener el pelo así. Pero luego se me pasa, porque tener el pelo largo es genial como tú dices. Lo puedes dejar suelto, o hacerte un moño, una trenza, una cola, ponerte pinzas... y lo mejor es esa sensación de cosquillas por los riñones.
    ¡Disfruta de tu melena!

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