viernes, 15 de julio de 2011

recuerdos selectivos

Yo pensaba que tenía buena memoria. Y creo que más o menos, la tengo. Pero soy un poco selectiva. Si almacenase en mi cabeza absolutamente todos los detalles de todo, me explotaría. Por eso pienso que todos seleccionamos recuerdos. Los que nos marcan, los que nos afectan, los que cambian el rumbo de nuestra historia. Como supongo que pasa con las personas. Vale que yo he sido un poco golfa, pero recuerdo hasta cierto punto a todos los chicos que han pasado por mi vida. Sólo que con matices. De algunos recuerdo todo, su olor, el tacto de su pelo, el tono de su voz, cada uno de los besos que me han dado. Y de otros recuerdo vagamente su paso por mi vida.
Lo curioso es que a veces uno cree que todo es completamente recíproco y no. No lo es. A veces alguien que para ti ha sido importante, no piensa lo mismo y tú no has significado nada para él. Y otras, alguien que tú crees que pasó sin pena ni gloria, te recuerda con arrobo. Psssss, son cosas que pasan.
Y digo esto porque en cosa de un par de días, dos chicos de los que yo considero que estuvieron de paso, me han dicho lo mucho que me recuerdan. Y eso que son historia antigua.
Uno de ellos es un chico del sur. Chicoguapo y yo compartimos una noche de besos con 17 años. Ya ves, qué importante. Pero hace poco me agregó al facebook. Y nos pusimos a hablar, que si cómo va esto, lo otro, tal y cual, nada del otro mundo. Hasta que me recuerda la noche de marras. Y le digo que sí, que me acuerdo, claro. Pero él me empieza a dar detalles que a mí me suenan de una forma más que vaga. Que si esa noche (de la que recuerda la fecha) yo llevaba tal ropa, y tal colonia y que bailamos no sé qué canción. Pues vale, lo que tú digas. Y él sigue a lo suyo. Que si se acuerda mucho de mí, que yo le gustaba mucho, que se quedó con ganas de que intentásemos algo más pero que yo iba por libre. Y me surge la interrogación y la desconfianza. Anda ya. Esto son técnicas extrañas de ligue, a mí no me la das. Y más cuando me dice que si quiero se viene un fin de semana a verme a Madrid y lo pasamos juntos. Ahhh, este lo que quiere es folleteo, que obviamente, con 17 años no lo tuvo. Todo claro.
El otro es el Soso, del que conté una anécdota no hace demasiado. Pobrecico mío. Este sí que me quería y yo pasaba de él porque me aburría. El caso es que este pobre sí ha dado siempre más que señales de que le dejé huella. Y no sólo a mí, muchos amigos comunes me lo han dicho.
Lo que ha pasado con este es que ayer bajaba yo al despacho de mis padres a llevar una documentación cuando un tipo desde un coche se me queda mirando. Como llevo unos pantalones blancos que me quedan pequeños, no le doy excesiva importancia. Pero el menda está a punto de estrellarse de morros con otro coche que le pita por seguir mirándome e invadir el carril contrario. Yo me río un poco por lo bajini pensando una vez más que el verano pone muy mal a la gente y sigo con mi trabajo. Llevo la documentación, hago un par de cosas en el despacho y me voy con madre a tareas más mundanas, como comprar tomates. Al rato me llega un mensaje al móvil: “hola Naar, te he visto antes en el barrio pero yo iba conduciendo. Me ha gustado mucho verte, sigues preciosa. Y que si un día te apetece nos podíamos tomar algo en bardondeibamossiempre. Un beso”. Suelto un bufido. Mi madre se ríe. Me guardo el móvil e ignoro el mensaje hasta hoy, que le he respondido que no me fijé si era él, pero que bueno, que podríamos vernos. Primero porque no tengo claro que al final lo hagamos. Puede que quede en eso que se dice siempre, ese “a ver si nos vemos” que nunca acaba en cita. Y si al final me llama, pues porqué no. Estoy más aburrida que una mona, no creo que este chico consiga aburrirme más aún de lo que estoy en general. Y total, un refresco en una terraza no puede hacer mal a nadie. Y si me aburro soberanamente, pues no volveremos a quedar y punto. Perderé un rato de una tarde, como mucho.
Resumen, uno posiblemente sólo busca sexo. El otro, igual también, pero sobre todo busca amor. Y me dan una pereza los dos que me muero. Y además me da por pensar. ¿sólo se nos enquistan las cosas que no conseguimos? ¿Seguimos obsesionados por las cosas que se nos resistieron en el pasado? Y una vez que las conseguimos ¿qué? ¿Pasamos a otra cosa? ¿Nos vamos a por otro reto? ¿Nos conformamos y nos ponemos tan contentos? Quién sabe.

En cualquier caso, yo últimamente estoy demasiado perezosa para nada de esto. Muy ocupada mentalmente para el sexo. Muy acorchada emocionalmente para el amor. Dedico la mayor parte de mi tiempo en recrearme en mí misma, en dedicarme al amor propio. Y no hablo de masturbación, guarros. Hablo de dedicarme tiempo a mí misma, mucho tiempo, todo el tiempo que durante años me han absorbidos los trabajos, las mudanzas, mi relación destructiva con el desequilibrado. Estoy recomponiéndome, reconstruyéndome, rehaciéndome. Y no tengo tiempo, ni ganas, ni ánimos para asuntos pendientes del pasado, para tíos que se quedaron con ganas de empotrarme o de que les quisiera o de vete a saber qué. Que cada uno se cure sus traumas, que bastante tengo ya con lo mío.

2 comentarios:

  1. Ha sido genial!, no existen las casualidades, seguro que el que aparezcan ellos dos ahora es por algo. De todas formas creo que tienes razón que se recuerda más lo que se resistió. Besos.

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  2. Es ley de vida, lo que no pudo ser siempre queda dentro y te preguntas cómo hubiera sido. Y si fue importante y se presenta la oportunidad...

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