lunes, 18 de febrero de 2013

domingo raro, raro, raro...

No sé ni por dónde empezar. Qué estrés, oiga.
El sábado quedé con el chico guapérrimo como ya os expliqué. Y sí, muy bien y tal y pascual. Pero que yo no siento nada del otro mundo. Mi cabeza me dice que sí, que es un chico estupendo. Mi corazón no dice nada porque ya os dije que no sé dónde lo he puesto. Y mi vena frungidora tampoco dice porque tampoco sé dónde anda.  Lo único que he conseguido encontrar, por suerte han sido las llaves de casa de mi madre. Se ve que Ron jugó con ellas y las metió debajo del mueble de la tele. Pero ahí no había nada más. Vale, sí, había pelusas, bolitas de albal de Ron y alguna que otra mierda. Pero ni el corazón, ni las ganas, ni la vena frungidora ni nada de nada.
El domingo me levanté tarde y atolondrada. Estaba nublado y yo me sentía también un poco grisácea. No sé muy bien por qué. Serían las hormonas, para variar.
Estaba terminando de desayunar cuando me llegó un wasap. Pensé que sería Anita para cotillear. O Pa. O incluso el guapérrimo. Pero era el Ross. Me decía que al final se había alquilado un piso en la calle de al lado del mío y que si los domingos abría alguna tienda por aquí. Y es que la última vez que nos vimos ya me dijo que le había echado el ojo a un apartamento a escasos metros de mi casa y aunque se me pasaron muchas cosas por la cabeza, decidí ignorarlas todas. Así que no me sorprendió en exceso el mensaje y me limité a decirle que dependía de lo que necesitase, pero que sólo se me ocurrían los chinos porque los domingos mi barrio cae en estado de hibernación. Al cabo del rato recibí otro wasap suyo. Me decía que era una mentirosa y que estaba abierto el Dia de abajo. Y me ponía una carita sonriente. Pues vale, Ross, estupendo. Y de paso, se acordó de que el podíamos quedar el viernes para hacer la compra de la despedida del Gordito. Le dije que sí y traté de mantener mi estado de calma e insensibilidad, pero me lo estaba poniendo complicado. Y ya ni os cuento cuando después de comer me mandó un nuevo mensaje diciéndome que si me apetecía ir a conocer su casa y ver una peli juntos.
Y como soy estúpida, pero estúpida, estúpida… fui. El cabrito me había comprado aquarius y patatas fritas de las que me gustan. Y pan y jamón “por si quería quedarme a cenar”. Nos tumbamos en el sofá como siempre. Le calenté los pies, como siempre. Y él me acarició un poco los tobillos, como siempre. Vimos una peli de dibujos, porque somos así de memos los dos y nos reímos muchísimo, como siempre. Después de la peli estuvimos hablando, contándonos cosas y cachondeándonos de todo el mundo, como siempre. Me pidió que le rascara la espalda, como siempre. Y yo empecé a sospechar dónde había puesto el corazón. Porque siempre que estoy con él siento que estoy en el lugar adecuado, que estoy en casa, que nada malo puede pasarme si él está cerca. Pero traté de ignorarlo hablándole del guapérrimo. El Ross hizo lo de siempre, se encogió de hombros y me dijo lo apropiado aunque sin mirarme a los ojos mientras lo hacía. Me dijo que sonaba todo muy bien y que a lo mejor era el chico perfecto que yo necesitaba. Por desgracia, yo también hice lo que siempre y una vez más, una frase cruzó mi mente como un relámpago. “Te querré hasta que me muera”. 

Momento flash back: Se la dije en el bar donde quedamos los amigos casi siempre, este otoño pasado, tomando unas cañas. Era la primera vez que me veía con el Ross desde hacía un año y las cosas habían estado muy tensas. Pero ese día, él estaba inspirado y quiso bromear. Yo al principio le seguí la bola, pero luego, el tema fue subiendo de tono. Así que empezamos a medio discutir y en un  momento de cierta tensión, le dije “mi condena es que me moriré queriéndote.” Se lo dije sin pensar y me arrepentí al mismo tiempo que iban saliendo las palabras de mi boca. Porque además yo en ese momento estaba con otra persona. Pero lo dije, maldita sea mi estampa. Y él lo sabe. Sabe que trato de convencerme de que no volvería con él nunca porque me niego a perdonarle del todo lo que me hizo, pero sabe que me cuesta mucho vivir sabiendo que no estaremos juntos. Sabe que me duele. Sabe que haga lo que haga, que esté con quien esté, que avance lo que avance, él siempre será él. Siempre será mi Ross, mi casa, mi lugar seguro. Sabe que no me siento con nadie como con él, a pesar de todos los pesares.  Y sabe, me cago en todo, que él es el amor de mi vida y que por muy perfectos que sean otros, nunca serán él. Fin del flash back.

Aún estaba recuperándome de esto y tratando de convencerle que no podía quedarme a cenar mientras recogía mis cosas cuando me vibró el móvil. Y de nuevo tuve la esperanza de que fuera Anita, o Pa o el guapérrimo para hacerme pensar en otra cosa. Pero nooooooo. Mi vida es mucho más ridícula que todo esto. Muuucho más. Así que no podía ser otro que el dueño de mis sábanas, diciéndome que la otra noche soñó conmigo. Así que ahora también sospecho dónde he puesto mi vena frungidora.

Por favor ¿es que se han alineado los astros? ¿es verdad que se acerca el fin del mundo? ¿es que mi vida estaba por fin estabilizándose de nuevo y eso resta audiencia a este absurdo show en el que vivo?
Madre mía. Necesito un respiro. En serio. Que paren el mundo. Me quiero bajar ahora mismo.

Actualización: hoy lunes me ha llamado el guapérrimo. Que tienes ganas de verme y que si mañana me viene buscar con la moto y no sé qué y no sé cuanto. No puedo con mi vida. En serio. Basta.

14 comentarios:

  1. Tu vida a día de hoy da para una novela. Peeeeeero, xDxD cuidadín con el Ross. ¿Quien no tiene un Ross en su vida? Y maldita sea mi estampa, mi muerta a volver con él.... ni para pelis de dibujos te sirve.
    Un beso guapa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y una cosilla más, aprovecha que te llama un tío bueno y sal por ahí. Eso no pasa todos los días.

      Eliminar
  2. Se me olvidó decirte en el otro post que le comuniques al guapérrimo que como te haga daño le capamos, la tenga como la tenga. Dale una oportunidad, anda, que es tan mono...

    Respecto a tus dudas... se me hacen tan cercanas que me dan miedo. Quizás porque yo, en una situación distinta pero parecida, me anclé a alguien y acabé perdiendo un trozo de corazón en el proceso. Deseo, de verdad, que no te pase lo mismo. Lo que yo aprendí es que los que me quieren se quedan a mi lado, y los que no, se van. Tan simple que cuesta comprenderlo.

    ResponderEliminar
  3. Lo importante son las llaves.
    Con tantos desengaños es lógico y normal que por una temporada grande estés desganada en ese sentido.

    ResponderEliminar
  4. Yo estoy enganchadísima a tu vida, Naar. Sí que debe dolerte lo de Ross, qué papelón... ¿Se pueden ocultar los verdaderos sentimientos?

    Suerte con el guapérrimo ;) Mil besos.

    ResponderEliminar
  5. Virgen del Carmen! Nena vaya caos que tienes liao!! Lo típico en estas situaciones sería decir sigue a tu corazón y tal, pero como no se muy bien la historia del Ross a lo mejor no es buena idea y tu corazón está agilipollao perdío, así que como al Ross y al dueño de tus sábanas ya los conoces, dale una oportunidad al guapérrimo y si en unas cuantas citas sigues sin sentir nada, pues a otra cosa mariposa xD
    O también podrías meterte en un convento, convertirte en monja, hacer magdalenas toda tu vida y olvidarte para siempre de los hombres jaja
    Decidas lo que decidas, te apoyamos!
    Besos Naar!
    Tomate

    ResponderEliminar
  6. No te quejes, ya me gustaría a mí tener la mente tan ocupada en esos menesteres. El día que me haga uno caso hago puenting, sí o qué? Date la oportunidad de conocer al guapérrimo y pasa de los otros, el pasado es pasado porque nada nuevo tiene que decirte, hombreya, no malgastes tú vida que es solo una. Biquiños!

    ResponderEliminar
  7. Si es que estás muy solicitada, nena... Creo que todo el mundo ha tenido alguna relación así. Alguien a quien no podremos olvidar jamás pero que sabemos de antemano que la cosa no funcionaría. En fin, no sé qué aconsejarte, si es que hay que aconsejar algo... Por lo menos has encontrado las llaves. Besotes!!!

    ResponderEliminar
  8. Pues si que estás liada sí, esto ni los que desactivan bombas, tres cables ¿cuál será el bueno? tana na tana na, la solución en próximos capítulos xD
    Pimiento

    ResponderEliminar
  9. Estoy con Ariadna... todos tenemos Ross en nuestra vida de una u otra manera.

    Pero sólo sirven para una cosa: para enseñarnos que lo que tenemos vale mucho más que lo que deseamos.

    No te desanimes con guapérrimo, también tendrá sus taras. Déjate vivir y vive.

    ResponderEliminar
  10. Los Domingos , son díasmuuuy peligrosos , no te fíes de los que llaman ese día .
    Los que estuvieron y no se quedaron ...opr elago es .
    Fijate en el nuevo , llama para quedar entre semana y todavía tiene defectos por explotar

    ResponderEliminar
  11. jajajja,, madre mia!!! no sé si sabes que lsoo domingos son para descansar,... pero claro si tambien el Lunes recibes cosicas... me quedo sin argumentos.. ante todo me quedo con lo que te dije con el guaperrimo, a vivir el ahora!! total.. son amigos no? peli+sabanas+todo lo que quieras añadir... viva mafalda!!

    ResponderEliminar
  12. Jo, sí, menudo estrés! La vida es así: te puedes pasar meses sin comerte una rosca, siendo invisible para los tíos, cuando más disponible estás. Y luego, de repente, cuantos menos líos quieres, te pone a tres a tiro, peleando por tu amor.
    De todas formas, creo que lo del Ross es más un recuerdo bonitom que otra cosa, y tú lo sabes. En el fondo, sabes que aquello tuvo su momento, y que si no estáis juntos ya, por algo será. Lo mismo es aplicable al de las sábanas.
    Resumiemdo: a por el guapérrimo, que representa el aquí y ahora. El pasado, pasado está. ;)
    Besos!

    ResponderEliminar

Estás aquí, has leído... así que comenta hombre ya!!