Yo era de las que pensaba que en Internet sólo hay putas y pervertidos. Lo curioso es que hoy en día todos andamos en mayor o menor medida por este mundillo virtual y, una de dos, o todos somos putas y pervertidos o también hay gente normal. Dentro de que yo creo que la normalidad es algo relativo, pero eso es otro tema.
Hace ya años que empecé a escribir un blog. El anterior a este, que me dio muchas alegrías y algún que otro disgusto, pero que sobre todo, me dio a personas sin las que ahora mi vida no sería igual.
Todo empezó cuando yo trabajaba en una oficina en la que la vida diaria era un infierno. Mi vida estaba haciéndose pedazos por momentos y no sabía cómo o dónde volcar mis frustraciones. Las horas en aquella oficina eran largas y a muchos ratos, tediosas. Así que empecé a navegar por blogs. Y un día, en un comentario en uno de ellos, ví el de una chica que se quejaba porque no sabía poner un enlace. Luego añadía el nombre de su blog, Manual para torpes. Y pinché. El nombre era gracioso, a ver qué contaba. Y tras dos o tres post, me enamoré de ella, de sus palabras, de sus cuentos, de su forma de contar como extraordinario lo cotidiano. Sin saberlo, ella me empujó a abrir mi propio blog y así, a través de ella, de sus seguidores y de los que pronto me siguieron a mí también empecé a conocer gente. Gente, que por cierto, no parecían putas ni pervertidos. Ni, la que parecía una tercera opción razonable, querían venderme nada.
De eso hace años ya. Tres, cuatro, no lo sé. Unos cuantos. Yo contaba mis cosas, ellos las suyas, nos comentábamos, intercambiamos mails. Y llegó un día que Elena, que para mí sólo había sido Dudo hasta entonces, me dijo que venía a Madrid y que si nos conocíamos. Y me pareció estupenda la idea. Por fin la abrazaría. Porque a esas alturas yo ya la quería. Sólo me faltaba poder abrazarla para corroborarlo. Y para comprobar que ni puta, ni pervertida, ni quería venderme nada.
El tiempo ha ido pasando y he seguido compartiendo mi vida con esa gente supuestamente extraña, supuestamente lejana, supuestamente desconocida. Ellos saben de mí mucho más que gente con la que me cruzo a diario, que gente que sí ve mi cara o que sí está “cerca”. Ellos, son tan parte de mí o más que la gente del mundo no internáutico. Ahí estáis, Abisal con nuestros mails de gatos, las fotos de mi Ron, las de tus nenes, las cosas que nos contamos y que a lo mejor sólo entendemos tú y yo; Isita esas recetas, esas fotos, esas bromas por facebook… y ahí estáis otros muchos, que lo sabéis de sobra.
Y sobre todo están mis debilidades, mi Elena, mi Dudo, mi Fraggelcillo torpe y maravilloso que me quiere tanto y me hace sentir tan bien. Cómo me ayudaron esos abrazos esta primavera. No lo sabes, tesoro, lo que sentí esa tarde paseando, viendo al enano tan grande y charlatán. Pero al menos sí sabes que te quiero con locura porque eres especial hasta decir basta. Y está mi Fusa, que se me resiste el abrazarla, pero sabe que la quiero y que estoy tan, pero tan orgullosa de ella que se me hincha el pecho sólo de pensarlo. Y mi Nacho, al que acabo de conocer en persona, pero nos conocíamos tanto de antes, que ha sido como ver a un amigo que vive lejos, pero con el que hablas y te entiendes con muy poco. Ese pedazo de escritor con el que comparto alguna noche de desvelo y de charla literaria. Ese eres tú, Ignacio, el escritor que lo ha conseguido, que ha escrito una novela, que me engancha con cada relato y que me hace sentir segura, como si no hubiera sido hoy, sino hace mucho cuando nos conocimos. Ya sabes que Madrid ahora también me tiene a mí, y nosotros sabemos lo que significa. Y mi CMQ que somos tan parecidas, tan iguales que nos podemos contar todo y entendemos en nuestras rarezas y nos queremos tanto sin ponernos apenas cara. Además compartimos un poco a mi gato y eso es un triunfo, porque a mi amor no lo comparto con cualquiera. Fuiste la primera a la que conté mi ruptura con el desequilibrado y tantas veces me he desahogado contigo, mis miedos, mis torpezas, mis debilidades que formas parte de mí. Y te tengo que dar las gracias por todo lo que tú sabes.
Y qué puedo decir. Que mi vida ya no es la misma si me quitan este pedazo tan grande, si me niegan mi blog y mi gente relativamente virtual. Sois un poquito míos, mi gente. Y sois los mejores compañeros de camino. Sería mucho más duro sin vosotros. Da gusto caminar con gente así al lado del alma, de la mano del corazón. Os quiero. Y punto.
(hombre, yo puta... tuve mi época -breve, pero intensa-, de pelandrusquilla. Y pervertida, pues... bueno, no digo ná, que luego tó se sabe, jeje).
ResponderEliminarMe he quedado un rato tonta perdía, imaginándoos a Ignaz-zio y a tí hablando y mirándoos, todo palabras y libros y risas y coloretes y ojos de sirena, y sí, va a ser que sí, que también he estado un poco allí.
Gracias, amore. Teailoviu sou mach, lo sabes.
Claro que has estado, Elena... díselo tú... que no parábamos de hablar de ella...
ResponderEliminarEn cuanto a ti... qué te voy a contar... quizá llevas razón, y hace mucho que nos conocemos... que lo del sábado fue sólo ponerle piel y voz a algo que ya sabíamos... y oye, que brindo porque haya muchos más momentos de piel y voz en el futuro... antes pensaba que eras una chica estupenda; ahora estoy seguro de ello... de eso y de los ojos más bonitos del mundo...
un besote
En internet hay de todo. Pero si te mueves por los sitios buenos (como este tuyo) encuentras muy buena gente.
ResponderEliminarEs un placer haberte conocido (virtualmente). Un beso.
Nena, dos cosas:
ResponderEliminar1. Que este Mr. Blogger me está hartando, me quedé en que no habías escrito nada desde "Amores perfectos" y ahora ando leyéndomelo todo del tirón. Jo. Siempre tarde.
2. Que me has hecho, otra vez, asomar las lagrimillas. Que te quiero, que no me tienes que dar las gracias porque las dos hemos andado a la par en lo de las confidencias y la necesidad la una de la otra. Que te quiero, otra vez. Que tú también eres una de mis imprescindibles, en el blog y en el mail, en la vida y en ese rincón en que solo estáis los más especiales. Y que te vuelvo a querer. Aysssss...
Como llevo mucho retraso y por algún lado he de comenzar, pues por aquí mismo. Muy bonito esto que nos dices (en su día cuando lo leí andaba algo sensible e incluso se saltó una lagrimita). Pues, aparte de pervertidos y putas, que también los hay, más que gente normal en internet yo encuentro gente extraordinaria. Como tú, Naar. Un besote.
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