En este blog la maternidad, o la no
maternidad más bien, ha sido un tema recurrente. Mi elección
personal de no ser madre influye en muchas opiniones que doy o temas
de los que hablo. Y además yo no me escondo, es algo que he tratado
siempre de tomar con naturalidad. Porque aún hay mucho tabú con el
hecho de que una mujer decida no hacer lo que se espera de ella. Y
decir que no vas a ser la esposa de nadie ni la madre de nadie es
terrible. Una mujer no es nada ni nadie hasta que no la completan
otros seres humanos. Hasta que no eres “de”, señora de, madre
de. Y mira, no me sale del chumino.
Ahora bien, dicho esto, yo respeto
mucho las maternidades ajenas. Me parece estupendo que fulanita tenga
cuatro hijos con treinta años. Me parece estupendo que menganita
quiera tener dieciocho vástagos y montar un equipo de rugby completo
con suplentes y todo. Incluso hago un esfuerzo y consigo respetar a
las que dicen que ser madre es su mayor ilusión, su mayor deseo, su
mayor realización y su objetivo en la vida. Me cuesta, pero venga,
va, lo respeto también.
Y yo no voy a darle la chapa con mis
ideas, mis creencias y mis opiniones a nadie cuando me dice que
quiere tener hijo o que se ha quedado embarazada. No voy a mis amigas
y les digo “¿Como? ¿Otro niño? Pues vaya lío, con el dineral
que cuesta mantener a los hijos, lo que te cortan las alas y el
coñazo que dan. Y lo mal que lo pasas luego si se ponen malos o
algo. Porque mira, yo esa responsabilidad ni loca, eh?”. Cosas, que
por cierto la gente te dice cuando adoptas un gato o un perro. Gente
que te dice que un tatuaje no, que es para toda la vida pero firman
hipotecas a cuarenta años. Gente que te dice que un perro es una
responsabilidad enorme pero que quiere tener hijos. Gente que hace
cosas raras y encima me mira como si yo fuera la loca. Idos a pastar,
por cierto.
En fin, que me desvío.
Iba a decir que el hecho de que yo no
quiera tener hijos no hace que no apoye, anime y ayude a mis amigas
que sí los tienen o los quieren. Porque me parece una decisión y
una opción tan válida como la mía. Igual, no mejor o peor.
Yo no quiero hijos porque no me gustan
los niños, me aburren, me parecen tediosos, me dan asco y me
incomodan muchísimo. Un ratito pues bueno, sobre todo si no tengo
que darles de comer, pero luego con tu madre. No me gustaban ni
cuando yo era una de ellos, como para aguantarlos ahora. Además, no
me gusta la vida que se te plantea cuando tienes hijos. Es así de
simple, no me gusta la vida de padres. No me gusta tener que
atenderles a todas horas, no me gusta tener que cambiar mis hábitos,
no me gusta ir a parques, actuaciones, películas y toda clase de
actividades infantiles. No me gusta tener que socializar con otros
padres. No me gusta centrar mi vida en un mocoso. No me gusta
renunciar a muchas cosas para ser una buena madre. No me gusta dejar
de ser yo para ser mamá.
Por estas razones fundamentalmente
(aunque hay más, como que pienso que este mundo es una mierda o que
la sociedad está enferma o que simple y llanamente sobran humanos en
el planeta) no quiero tener hijos. Nunca he querido porque no he
sentido esa “llamada”, ese instinto o lo que sea. No es para mí,
es algo ajeno a mi persona. Pero de todos modos, cuando pasé mi
crisis de los 27, le di vueltas. Porque no me gusta la maternidad a
edad avanzada y quería saber si realmente era lo que elegía para mi
vida o si quería cambiar de idea, cosa muy lícita, por otra parte.
Me estudié mucho y le dí muchas vueltas. Y es una decisión muy
pensada, muy meditada que tomo profundamente convencida. Y conozco
los inconvenientes, ojo. Sólo que no son el tema hoy.
Con todo este rollo patatero, quiero
decir que me deja un poco con cara de ajoporro la gente que tiene
hijos y luego se asombra, o se lamenta o cosas por el estilo. ¿Pero
qué cojones esperabas? Que lo comprendo, pero coño, ¿no lo has
pensado bien? ¿de verdad creías que iba a ser todo color de rosa?
¿es que no has visto un niño en tu puta vida?
Últimamente se ha hablado mucho del
caso de Samanta Noséqué que hizo un programa y todo con el preño y
el parto y la pera limonera. Cuarenta años se gasta la tía.
Tratamientos de fertilidad mediante para tener a sus retoños. Y
ahora dice que pierdes calidad de vida y que no es más feliz ahora
que tiene hijos de lo que era antes, frases que comprendo y comparto,
y me parece estupendo que alguien las diga, hasta ahí, todo mi
apoyo... ¿pero cuál es la sorpresa? ¿de verdad no se te había
ocurrido eso antes? ¿creías que ibas a tener un nenuco? ¿Que era
uno de los programas de 21 días haciendo no sé qué parida y luego
ya se acababa la experiencia? Hija, que tienes una edad como para
haberte dado cuenta de todo eso antes. Digo yo, vamos.
Y sí, hay mucha mierda dulcificada en
torno al tema. Que tener hijos es lo más, que es una experiencia
maravillosa, que es único, que blablablá. Y mucha presión
ambiental para que seas madre. Y sé que ella se quiere referir a eso
y quiere desmitificar el tema, pero es que no entiendo que alguien en
su sano juicio crea que de verdad tener hijos es sólo cosas buenas.
Porque nada en este mundo, nada, es sólo bueno. Todo tiene una
contrapartida, un precio, una cruz en la moneda. Sólo es cuestión
de ponerlo en la balanza y ver qué te compensa más. Y si con
cuarenta años no lo has comprendido, es que eres medio tonta. Que sé
que ella ha dicho que adora a sus niños y todo el rollo, que me
sigue pareciendo bien que haya hecho esas declaraciones en un mundo
estúpido en el que sólo se pueden decir cosas wonderfulosas. Y no
estoy de acuerdo para nada con los que la critican. Sólo me
sorprende que se sorprenda, porque de verdad, repito que no sé qué
esperaba. ¿No había visto a ninguna madre hacer renuncias por
cuidar de su hijo? ¿No ha tenido amigas hechas polvo por la depre
postparto? ¿No ha visto a veces a su madre saturada? ¿No ha
escuchado a nadie decir que a veces está hasta el moño de sus
hijos? ¿No? ¿En qué mundo vive esta chica?
También conozco casos de mujeres que
realmente no querían ser madres y por la presión de sus parejas o
de sus familias o de simplemente la sociedad, han cedido, han tenido
hijos y luego se han arrepentido. No arrepentido tipo “tiro a mis
hijos por puente” pero sí en plan estar amargadas porque llevan
una vida de mierda y no hacen lo que realmente quieren. Y yo esto sí
que no lo comprendo. Me parece un tema lo bastante serio como para no
dejarte convencer. Que porque te lo dice tu tía la del pueblo te
puedes cortar el pelo y arrepentirte, pero tiene solución. Pero no
puedes tener hijos “porque es lo que toca” o por cosas semejantes
porque la responsabilidad es enorme, descomunal, y este la vas a
comer con patatas. Así que piensa bien lo que haces, las
consecuencias y los cargos que ello conlleva. Que es deseándolos
mucho y posiblemente haya rachas que te tires de los pelos, como para
encima no quererlos. Por eso yo sé que no los tendría bajo ninguna
circunstancia. Ni por mi pareja, ni por mis padres, ni por nadie.
Ellos tuvieron su elección y yo tengo la mía, así de simple. Yo,
elijo los gatos. Y sí, quizás muera sola, me voy a perder la
experiencia y todo lo que queráis, pero es MI elección.
Y así como reflexión final dejo la
idea de que hay que conocerse mucho, pensar mucho, conversar mucho
con uno mismo. Que todas las decisiones tienen sus ventajas y sus
inconvenientes, pero que hay que sopesarlos bien. Que uno elige su
camino y que no me vale el “yo esto no lo sabía, a mí esto no me
lo han contado”. Que igual es simplemente que no lo has querido
ver, que no te ha dado la gana de escuchar, que has pensado que tú
estabas por encima del bien y del mal y que te iba a salir todo a
pedir de boca porque tú lo vales. Y no, la vida no es así. A ver si
maduramos todos un poquito y somos más conscientes de nosotros
mismos y de lo que nos rodea. Coño ya.