El otro día nombraba a Coco por un
tema más filosófico, hoy lo voy a traer de nuevo a colación porque
hay gente que se ha debido perder el significado de “sí” y “no”.
Igual es difícil de pillar.
El asunto es que se ha hecho viral una
especie de noticia, que vaya periodismo de mierda se hace hoy en día
en muchos aspectos por cierto, sobre un tipo que vio una chica en el
tranvía en Murcia y ha llenado la ciudad de papelotes buscándola.
Así porque sí, porque sus huevos toreros lo valen. Y vamos a
desmigar el tema porque me parece lo suficientemente importante.
Siento que el post vaya a ser muy largo, la ocasión lo requiere.
Primero, el tío será llamado a partir
de ahora Acosador. Porque es lo que es y punto, no admito discusión
al respecto.
Segundo, el acosador admite que no es
la primera vez que busca una persona de la nada. Esto lo único en lo
que lo convierte es en reincidente. Hay quien se ha planteado la
posibilidad de que tenga alguna clase de trastorno y yo no lo
descarto. En ese caso, necesita tratamiento, pero no es eximido de su
culpa. Los problemas mentales son un atenuante, pero no te dejan
libre de lo que haces. Es decir, si alguien con una enfermedad
psiquiátrica mata a otro alguien, tendrá el correspondiente castigo
a pesar de su enfermedad, no va a quedar impune, libre y paseándose
por la calle para que lo vuelva a hace. Así que no, no me vale que
este chico “es un pobre loco” que no merece ser acusado de lo que
es, un acosador peligroso.
Tercero, aquí hay un problema de
machismo. Dejando de lado si tiene un trastorno o no, que ahora mismo
no es lo importante, hay un machismo subyacente en la sociedad que
lleva a los hombres a pensar que ellos pueden elegir a una mujer y
ésta debe ser suya porque sí, sin importar ni tener en cuenta lo
que ella quiere, lo que ella opina, lo que ella siente. Sin tenerla
en cuenta para nada. Ella no pinta nada en esta historia porque él
ya la ha elegido. Como el que ve un par de zapatos monos y se los
compra. Y NO. No es aceptable bajo ningún concepto. El tío dice que
“intercambiaron miradas” eso se traduce porque él la miraba, y
cuando te miran, sueles mirar. Y punto. Eso no significa nada. De
hecho, es más que posible que él la mirase tanto que ella mirase
varias veces en plan qué quiere este tío, por qué no me deja en
paz. Todas las mujeres a veces hemos sentido eso. Y no es agradable,
no gusta. Porque si te gusta, lo haces saber, sonríes, haces algún
gesto, dices hola. Si sólo hay miradas, quizás es porque te está
incomodando. Luego el acosador dice que le hizo gestos para que se
bajara con él pero ella lo ignoró. ¿Eso no le dice nada? Si te
hacen un gesto y no respondes, la comunicación se ha terminado. Que
de todos modos, me parece fatal. Si ves una chica o chico que te
gusta, lo normal es acercarte y decir algo. De forma educada y no
invasiva, puedes probar suerte. Oye, que te he visto y me gustaría
conocerte, quieres un café. Algo así. Y si te dicen que no, pues
nada, gracias y adiós, lo siento si te he molestado. No lo veo mal.
Sin insistir, sin dar la brasa, sin poner a la otra persona en una
situación incómoda. Pero hacer gestos es confuso e irritante. Y
desde luego, que un tipo te haga señales para que te bajes con él
del metro, bus o lo que sea, lo único que te da es susto. Porque no
le conoces, no te ha dicho ni hola y qué cojones querrá el puto
psicópata. Así que, obviamente, no te bajas. Aún así lo más
seguro es que la chica se fuera medio asustada o preocupada a su
casa, mirando de vez en cuando a ver si el loco de la pradera la va
siguiendo. Cosa que tampoco es descabellada porque pasa todos los
días.
Cuarto, aunque ahondando en el tema
del machismo merece un punto a parte, aquí hay un problema de
educación. A los hombres se les enseña que las mujeres dicen que no
cuando quieren decir que sí. Que las mujeres difíciles son las que
valen la pena, que hay que luchar por ellas. Que las demostraciones
de amor grandilocuentes son románticas y que pueden conseguir a
cualquier chica con gestos de película mala. Y a las mujeres se nos
enseña que si te gusta un chico no se lo puedes hacer saber, que hay
que hacerse un poco la estrecha porque si no, pierden el interés.
Que si te acuestas con un chico demasiado pronto, no te va a
respetar. Y estas ideas se retroalimentan la una a la otra en un
bucle infinito de estupidez. Porque el respeto, queridos y queridas,
es otra cosa y no tiene que ver con lo que haces con tu entrepierna.
El respeto se gana con tu actitud ante la vida y ante las
circunstancias, no por llevar bragas de cuello alto que no te quitas
nunca. Y si un chico te gusta, no pasa nada por decirlo, por
interesarte por él, por dar un paso. Estoy harta de la idea de que
las mujeres nos tenemos que dejar conquistar por caballeros de
brillante armadura. Estoy hasta el coño moreno de que si no estás
un tiempo prudencial mareando la perdiz para que el tío se esfuerce
en conseguirte es que eres fácil, puta, guarra, zorra. Que ya basta,
que ya es suficiente.
Quinto, el tío presupone que la chica
parece triste y se justifica y pone en la posición de bueno alegando
“que él quiere hacerla feliz y que es muy cariñoso”. Mira,
puede que la chica fuera con la cara mustia. Porque se encontraba mal
porque estaba con la regla, porque había discutido con su madre,
porque se había muerto su hámster, porque le salía del culo estar
pocha ese día. O porque había un capullo mirándola sin parar desde
el otro lado del tren. No es asunto de nadie y tiene todo el derecho
a ir con la cara que le dé la gana sin que nadie se sienta en la
situación de tener que cambiarlo. Que el acosador se permite el lujo
de decir que quería “sacarle del infierno en el que te
encontrabas”, basándose en la nada, en lo que a él le gustaría,
en lo que cuadraría en su loca historia. Porque el infierno, no es
por nada, ya se lo está montando él con toda esta escenita. Y si es
verdad que ella está triste, ya se alegrará cuando quiera, donde
quiera y con quien quiera. No necesita nadie que vaya a salvarla de
sus penas y menos, un desconocido. Porque el muy gilipollas encima se
permite el lujo de decir que se ha enamorado de su tristeza. Y no. De
la tristeza no te enamoras. La tristeza te produce ternura, compasión
o afán de protección, sentimientos muy nobles si son por tu padre o
por tu hermanita pequeña. Pero no por una pareja. Porque si te
enamoras bajo esas circunstancias es que pretendes tener una relación
de superioridad, donde la otra persona te necesita, donde tú eres el
dominante, el superior, el que le otorga esas sonrisas y esa alegría
que crees que necesita porque sin ti está triste, infeliz, jodida y
rota, pero tú arreglas todo eso. Y de nuevo, no, no es forma de
querer las cosas.
Y sexto y último. No me quiero poner
en el pellejo de la chica. Que encima de que estuviera (vamos a
suponer que es verdad) de bajón por lo que fuera, encima de que un
pirado te ha hecho gestos en el tren y has llegado a casa asustada de
ver una sombra por si el tío ese aparece de la nada... encima, vas y
te encuentras a los dos días tu ciudad, que no es tan grande por
cierto, llena de carteles que hablan de ti y la mitad de los medios
de comunicación dando bola a un acosador bajo la bandera del amor.
De un amor enfermo y mal entendido, lleno de estereotipos feos de
películas baratas. Llamando amor al acoso, victimizando al acosador
porque el pobre, está desesperado buscando al potencial amor de su
vida, sin que nadie se plantee la situación en la que se está
poniendo a la muchacha.
Como remate y a nivel personal, diré
que mal, muy mal vamos por este camino. Porque yo sé lo que es que
te acosen y sé la fina línea que separa esos “gestos románticos”
de que el tío se cabree porque no consigue lo que quiere y te
insulte, te humille, te intente asustar, chantajear o en el peor de
los casos, te llegue a agredir. Y ojalá me equivoque y no sea el
caso concreto, pero no se puede dar pábulo a estas actuaciones. Y
luego nos ponemos el lacito morado en la solapa, nos indignamos
cuando hay una mujer muerta a manos de su ex, o de su pareja. Luego
decimos que cómo puede pasar en pleno siglo XXI, que es
inconcebible. Luego nos solidarizamos mucho el día de la mujer. Pero
sale esta historia y le vemos la gracia y le vemos el lado romántico
y le vemos el lado idealizado y bonito. Y ay, ojalá se encuentren y
se quieran. No se puede ser más gilipollas. Y así vamos de puto
culo, os lo digo. Porque o cambiamos la forma de ver las cosas de
raíz y nos damos cuenta de los problemas antes de que la siguiente
aparezca apuñalada, ahogada, muerta a palos, o no dejará de
ocurrir. Y debería darnos vergüenza. Porque cada mujer que muere a
manos de un hombre es un fracaso de toda la sociedad. Uno grande,
enorme, doloroso. Y espero que algún día dejemos de mirar para otro
lado y de justificar lo injustificable.