Estoy en crisis. Yo, yo misma y mi
ombligo. Sé que nadie tiene la culpa, pero les salpica porque
estoy de mal humor. Muy mal humor. Así
que digamos que mi crisis se va extendiendo como cuando intentas
hacer un souflé y eso empieza a crecer como una masa alienígena, se
sale del molde, se espurrea por la bandeja del horno, sigue creciendo
informemente, lo pringa todo, se quema, sale humo, te apesta la casa
y le dan ganas de dar de patadas al gilipollas que te pasó la receta
y te dijo que quedaban muy buenos y que eran muy típicos franceses.
Me cago en tu estampa y en la puta cocina gabacha. (Basado en hechos
posiblemente reales. Presuntamente reales. Le pasó a alguien que
conozco. Sí, eso. A alguien.)
En fin, mal humor, decía. Creo, y
empiezo a pensar que me repito, que son las hormonas. Dejé el anillo
hace unos cuatro meses porque me siento gorda cuando lo llevo. Es
absurdo, estoy un poco hinchada pero me cabe mi ropa (de la talla 34)
de sobra, o sea, que no es que me ponga como tonelete. Pero yo me
siento gooooorda. Y las tetas me crecen una cosa loca. Eso sí es
objetivo, no hay sujetador apto para Naar en esos momentos. Y a veces
también me afectan psicológicamente tipo estar triste, muy triste,
pensar que se avecina una desgracia todo el tiempo, sufrir episodios
de obsesiones recurrentes e incontrolables y ganas de subir a un
campanario con un fusil de asalto y liarme a tiros. Estados Unidos,
qué bellas cosas aprendemos de ti. Si yo fuera americana, ni estatua
de la libertad, ni banderita ni pollas. Yo, rifle, fusil y munición
a cascoporro, encaramarme al campanario, torre o lo que fuera y venga
a cargarme peña.
¿Por dónde iba? Ah, sí que me quité
el anillo. Y ya sabemos lo que me pasa cuando me lo quito. Que sangro
unos 25 días de cada mes, la regla me dura dos semanas, me duelen
los ovarios como si fueran a explotar y me pongo de mal humor. No
estoy preocupada por una imaginaria desgracia inminente, no estoy tan
obsesionada por cosas locas, controlo mis pensamientos recurrentes y
no estoy nada triste. Pero mala hostia, la que quieras. Tanta, que lo
del campanario se me hace muy cutre. Me vuelvo más tipo Juego de
Tronos, en plan pillar una espada y liarme a mamporros con la sangre
salpicando y yo venga a cortar brazos y cabezas y a travesar peña
con mi acero valirio. Vamos, que llego a estar yo ahí, en este
estado e Invernalia había caído en media hora.
Supongo que me volveré a poner el
anillo este mes. Me sentiré gorda, me pondré triste, cada vez que
Ron se duerma me acercaré a contar cuantas veces respira y me
lamentaré de mí misma por no haber nacido en Kentucky para poder
hartarme de pollo frito y comprarme un rifle.
Y es una solución de mierda, pero es
que si no, esto me cuesta el divorcio antes de llegar ni al año de
convivencia. Porque yo antes, cuando pasaba estas rachas de crisis
mental, me encerraba en mi casa, me ponía mis series y mis pelis,
lloraba hasta hartarme si me apetecía o despotricaba por todo
conmigo misma. Y punto. Ahora hay un tío aquí siempre. Que me
despierto y ahí está, me acuesto y ahí está. Termino de comer y
ahí viene de trabajar. Y estoy harta de verle. Porque a veces, viene
y me habla. O me toca. Y a mí lo que me apetece es liarme a
espadazos. Y el otro ahí, con su pachorra, tan tranquilo, roncando
mientras los mil demonios del averno se apoderan de mí. Y a veces
hasta me dice cosas bonitas. O me da un beso o me quiere abrazar. Y
yo lo que quiero es mi acero valirio. Total, que le estoy tomando
manía. Luego me siento culpable y cuando me acuesto le rasco un poco
la espalda y le hago un cariñito. Y se da la vuelta y me pone su
enorme brazo de oso encima. Y me da calor. O pone la cabeza en mi
lado de la almohada y la deja sudada. Y vuelve a enfadarme porque
esas cosas no se hacen con una mujer loca y con las hormonas
revueltas si quieres seguir respirando. Que llego a tener mi espada y
te decapito como a Ned Stark, chaval.
Igual el problema es que mi casa es
demasiado pequeña. No puedo regodearme en mi propia mierda como me
apetecería sin que él esté por medio. Igual tenía que haber
asaltado Invernalia.
En fin, no sé. Espero que el anillo
mágico traiga de nuevo la paz al sur del muro.
P.D. Se ha terminado Juego de Tronos.
En un tiempo haré crónica al respeto, pero daré margen a los que
aún no lo han visto para no espoilear demasiado. Y contaré los días
hasta que vuelva. I'll miss you so much, Jon Snow. I'll see you next
year.