Como os dije en el anterior post entre
indignación e indignación, estoy pensando cortarme el flequillo. Lo
del pelo en general lo llevo rumiando un tiempo, pero de momento
paso. Me gustaría hacerme una melena media, como por debajo de las
clavículas, pero voy a esperar al menos hasta después de la boda de
Bombita porque quiero hacerme un peinado concreto para el que
necesito mi pelazo.
El asunto ahora se centra en flequillo
sí o flequillo no.
Yo soy muy pro-flequillo. De toda la
vida. De hecho, cuando hice la comunión, lo primero que hice después
fue ir a la peluquería, cortarme el pelo a la mitad (de la cintura a
por debajo de los hombros) y sacarme flequillo. Y qué feliz y bella
me veía yo con mi flequillo. Lo llevé ininterrumpidamente hasta los
catorce. Pasando por la vergonzosa moda del flequillo rulero, ese
ahuecado y redondo que se conseguía a golpe de cepillo, secador y
laca, mucha laca, propio de la infame moda de los noventa. Luego pasé
la crisis de los 15, donde me hicieron un corte horrible, me aparté
el flequillo y estuve más fea que un tiro de mierda durante los
siguientes años.
A los 20 me dio por los flequillos de
lado, desfilados, a trasquilones y más o menos largos. Y me duraron
con sus leves variaciones hasta los 27 o 28, que me separé, me dio
la neura y no me corté el pelo en un año entero.
Luego en el 2012 me volvió a dar el
siroco y me lo corté recto, hacia delante, muy espeso, monísimo. Me
quedaba ideal, pero es un coñazo mantenerlo. Cada dos semanas me lo
tengo que recortar porque se me mete en los ojos, se me enreda con
las pestañas, me molesta con las gafas... que al principio me mola
muchísimo pero luego me voy cansando de los problemas. Así que lo
dejé crecer. Luego lo corté otra vez recto. Luego de lado. Luego
largo. Y luego de lado. Así, en bucle.
La primavera pasada lo volví a cortar
recto, cuando creció un poco, de lado y desde el verano me lo he
dejado crecer. Ahora no hay flequillo ninguno, esos pelos más cortos
ya me llegan para meterlos en la coleta o detrás de la oreja y casi
se confunden con las capas. Y ya me he aburrido. Que no es que me
quede mal, pero no me convence. Me estresa tanta cara al aire. Y
nadie me entiende cuando digo esto. Pero yo sé a lo que me refiero.
Total, que ando bastante convencida de
cortármelo de nuevo, pero por si acaso, quise recabar opiniones, así
en plan sondeo electoral.
- Ross, ¿qué te parece si me corto el flequillos?
- Bien.
- ¿Y si no me lo corto?
- Bien.
- ¿Y si me lo tiño de verde?
- Bien, claro.
- ¿Y si compro plutonio por internet y me ayudas a hacer una bomba atómica?
- Sí, claro.
- Ross, no me estás escuchando.
- Claro que sí.
- ¿Qué te he dicho?
- Que te vas a cortar el pelo y que si te ayudo a comprar no sé qué por internet. Es que me hablas de cosas dispersas.
Probé con mi madre, que tampoco es un
referente de coherencia, pero al menos me suele escuchar un poco más.
Así que aproveché la otra mañana en el despacho mientras
ordenábamos unas carpetas.
- Mamá, estoy pensando en...
- Mal empezamos, ¿qué majadería se te ha ocurrido ahora?
- Comprar plutonio por internet para hacer una bomba atómica.
- Ah, tampoco es la peor de tus ideas.
- Mamá, escucha, que lo que estoy pensado es en cortarme el flequillo.
- Ah, bien.
- ¿Pero me lo hago? ¿recto o de lado? ¿O ya que estoy en este punto lo dejo y sigo sin flequillo?
- Ehhhh... bien.
- Genial, otra que no me escucha. Mamá, que quiero tu opinión.
- Tú estás guapa de todas formas.
- Ya, pero...
- Nena, tú sabes ¿cómo se instala el programa ese de escribir en el ordenador? El de la hoja blanca.
- ¿Word?
- Lo que sea, el ordenador nuevo no lo tiene. Dile al Ross que baje y me lo mire.
Volví a la carga con el Ross.
- Nene, lo que te decía el otro día del flequillo... - puedo ver en sus ojos como desconecta y su alma se va de paseo astral. - ¿A ti te gusta cómo me queda?
- Sí, estás guapa.
- No digo ahora, digo con el flequillo corto.
- También estás guapa.
- Ross, no es una pregunta trampa, de verdad quiero saber lo que opinas. Te gusto más con flequillo, sin él o con el que llevo a veces de lado.
- … - mirada de vaca que ve pasar el tren
- Y tu respuesta es...
- Sí.
- ¿Sí? - digo indignada - ¿Cómo que “sí”?
- Ehhhh ¿No? Sí, ¿no?
- Oye, que bajes a instalar el office al ordenador nuevo de mi madre.
Nunca le he visto darse más prisa para
cumplir un recado.
Total, que como nadie me hace casito y
nadie entiende lo que sufro yo en esta vida con estas cosas tan
serias, recurro a vosotras a ver. ¿Partidarias del flequillo?
¿Detractoras? ¿Experiencias al respecto?
POR FABOR, HALLUDA. JRACIAS DE
ANTEBRASO.