Cuando hace muchos meses escribí un post sobre cómo sería mi hombre perfecto, Ariadna me escribió un comentario y me dijo “… a pesar de todo, puede que exista una persona que ofrezca todo lo que pides y aún así, sin ese 'algo', sin esa 'chispa' no habrá historia de amor. Porque el corazón no entiende de razones. La teoría es muy bonita, pero luego a la práctica, el corazón hace lo que quiere...” y yo pensé “anda ya. Como encuentre a ese tío no se me escapa ni de coña. ¿cómo no iba a sentir algo por alguien así? Y aunque no lo sienta… no seré tan tonta de renunciar a esta joyita.”
Bien, pues… me equivoqué. Estrepitosamente. Punto para Ariadna.
Ahora he encontrado a ese tío perfecto en el ingeniero guapérrimo. Reúne todas esas cualidades. Y muchas más estupendas, como que toca la guitarra, hace snow, submarinismo, viajes a lo mochilero por Japón… todo en él es súper mega guay. Todo mola mucho. Es tan guapo (se da un aire a Patrick Depmsey el doctor macizo de anatomía de Grey), tan bien educado, tan correcto, tan divertido, tan hombre, tan inteligente, tan buen conversador. Besa tan bien, es tan decidido, tan masculino. Es tan… perfecto. Es el tío con el que soñaría cualquier mujer.
Menos yo.
Yo paso mogollón de él y de su asquerosa y recalcitrante perfección. Y aunque no es que sea un engreído, creo que sabe de su propio potencial. Y por eso le confunde y le cabrea no tenerme a sus pies. Y puede que todo esto sólo sea un simple choque de egos, pero empieza a tocarme las narices.
El caso es que se enfurruñó bastante porque el sábado le mandara a paseo. Normal, es cierto. Y pensé que ahí habría acabado la historia, pero nooooooo. Porque a los hombres sólo les interesas si pasas de ellos. No sé por qué hacen eso, pero lo hacen. Así que, escasos, pero existentes hombres que me leéis ¿por qué demonios os gusta una chica cuanto más pasa de vosotros? ¿qué clase de empeño ególatra tenéis en conseguir lo que se os resiste? ¿no os dais cuenta de lo inmaduro que es eso? Así que al día siguiente me mandó un wasap preguntándome si me lo había pasado bien. Sí, frungirme a mi ex siempre es divertido, no te fastidia…
Luego empezó la semana con más wasap. Y el colmo fue ayer, cuando me dijo que el sábado que viene tenía planes pero que si yo quería renunciaba a ellos para estar conmigo. ¿Perdona? ¿Cómorrrr? Y le dije que no, claro. Y eso también pareció molestarle, pero ¿qué quería que le dijera? Sí, mira, el sábado te dejé tirado para frungirme a mi ex, pero ahora déjalo todo tú para venirte conmigo cuando ni siquiera sé si me apetece frungir contigo. ¿Estamos flipando o qué? Así que le expliqué claramente que aunque fuera mi novio, que no lo es, no me gustaría que renunciara a sus planes por mí ya que yo no renunciaría a los míos por él. Que sólo tengo esta vida y ya he perdido mucho por culpa de supuestos novios. Así que no pienso renunciar a nada más por un hombre. El guapérrimo pareció mosqueado de nuevo por razones totalmente incomprensibles y me dijo que bueno, que vale, que ya nos veríamos otro día, que tenía libres el jueves, el viernes y el domingo que le dijera cúal me venía bien para reservármelo y pensar algún sitio guay al que llevarme. Y yo me descojono. Este chaval no se ha visto en otra parecida. No ha tenido que insistirle a una tía mucho más fea y más desastrosa que él ni en su peor pesadilla. Y ahora yo, que supuestamente partía con desventaja, estoy haciéndome la interesante.
Y todo esto no significa que haya elegido al Ross definitivamente. No tengo claro que quiera volver con él. Ni desde luego que él quiera volver conmigo. Creo, simplemente, que quiero seguir sola. Y como siempre que una quiere estar sola, aparecen hombres de debajo de las piedras. Igual que cuando una quiere estar con alguien, sólo se ve en el horizonte los matojos secos que ruedan por el desierto. Ya pasará esta racha y me arrepentiré, ya… podréis reíros de mí entonces, tenéis todo mi permiso. Igual que Ariadna tiene todo el derecho a decirme el consabido “¿Veeeeees? Ya te lo dije.” Maldita bocaza esta. Y qué puñeta de blog que deja constancia de todo y luego no puedes negarlo.