Hace ya un tiempo hablé sobre el tema de los vampiros deslavazados y sosos que se llevan hoy en día. Pero cuando lo hice, sólo había visto las tres primeras pelis. Ahora estoy leyendo los libros porque con el e-book me salen gratis. Obviamente, no me gastaría un duro en semejante cosa. Y no entiendo cómo alguien podría hacerlo. Que son relativamente entretenidos, sí… pero podría haberlos escrito cualquier púber atolondrada de las que garabatean corazones en las libretas del insti. Que ya no es que sea literatura para adolescentes. Es que parece escrito por ellas, coño. Y hay ahí una diferencia importante.
Total, que yo me lo leo como el que come pipas, prestando una atención muy relativa al asunto. De hecho, el tercero lo he dejado a medias porque me parece un tueste increíble y me he empezado el cuarto, que me va a dar para al menos un par de post más y eso que trato de tomármelo a ligera, porque si me da por pensar lo más mínimo empiezan a surgirme dudas. Muchas y muy graves, por cierto. Porque repito lo que dije la otra vez, no entiendo, no me entra en la cabeza ni a golpes, que la pánfila esta no quiera cepillarse al hombre lobo. En serio, no puedorrr. Y ya lo pensaba antes de leer el libro, pero es que ahora tengo aún más dudas al respecto. La tía es virgen, cosa que no sorprende porque es idiota, pero es que el vampiro también lo es. O sea, ciento y pico años de abstinencia. Cojonudo, oiga. Y ella no deja de repetir, como unas cincuenta veces por capítulo, lo frío y duro (literalmente) que es el tipo. Como si fuera de piedra, de mármol, como una estatua. Y yo digo… ¿es así todo él? ¿todo-todo? Porque la dureza puede ser interesante, pero la temperatura gélida como que no pone nada. Es como echarle un polvo al David de Miguel Ángel. Y eso contando con que el muy lerdo fuera capaz de hacerlo. Que a mí tanto amor y tan poco sexo me huele raro. Pero la tía no parece preocupada por enfrentarse a una picha fría. Ella es todo amor y memeces. Todo “huy, le amo tanto y le amaré para siempre” que no cae en la cuenta de lo mucho que necesita un revolcón. Y prefiere acurrucarse en unos brazos fríos y duros, incómodos como su puñetera madre, que irse al bosque a que el lobo la empotre contra un árbol. Lo dicho, es estúpida.
Y habrá quien me diga que yo soy una descreída y una rancia con los sentimientos tan puros y profundos. Pero qué queréis que os diga. Yo me enamoré una vez. Y me cago en mi vida por haberlo hecho. El amor no trae más que problemas. Prefiero mil veces otras cosas. Me gusta compartir algo con otra persona. Tener confianza y complicidad. Respeto y cosas en común. Reírnos de chorradas. Mirarnos y saber qué piensa el otro. Frungir como locos cuando menos lo esperas. Besarnos antes de dormir. Verle sonreír cuando se despierta. Y no me hace falta tanto amor, tanto “te quiero” que no significa nada, tanto dolor, tanto sufrimiento y tantas lágrimas a lo tonto. Que la vida puede ser más sencilla, más fácil, más bonita. Que una pareja, una relación o como lo quieras llamar, se basa en tres cosas: la confianza, el respeto y un colchón. Trabaja esas tres cosas y déjate de amores sin sentido y sin cabeza que no sé muy bien a dónde van o qué pretenden. Que no hay una sola persona en el mundo para ti. Que tu felicidad no depende de un único ser en el universo. Que no puedes dejar tu vida en manos de un desconocido con la excusa de que es el amor de tu vida. Venga, coño. Que no suenan violines cuando le conoces. Que no hay fuegos artificiales después del primer polvo.
Y esa es otra, en el mejor de los casos, que el vampiro idiota pudiera frungírsela, ¿qué sería de esta pobre chica? Que se marea y se desmaya por cualquier cosa. Que le da vueltas la cabeza cuando le da un piquito con sus labios congelados. A esa se la frungen y se muere. Al parecer nadie le ha explicado que las damiselas antes se desmayaban por eso de llevar corsés que les reducían la capacidad pulmonar peligrosamente. Que eso hacía que se hiperventilaran por un quítame allá estas pajas y se desvanecieran a lo madame Bovary. Pero que eso ya no se lleva. Así que deja de desmayarte, pánfila de mierda. En serio, en el caso de que algún día lo logre, va a flipar cuando tenga un orgasmo. La muy lerda.
Ya no se me había pasado por la cabeza leerme tal cosa pero ahora menos ganas aún. Pues sí. Muy pánfilos y pusilánimes los dos. Pa darles de hostias y no parar.
ResponderEliminarPues ya verás cuando llegues al último libro, a la escritora ahí se le fue la perola del todo, si es que llegó a tener en algún momento jaja
ResponderEliminarjajjaja... yo no me he leído nada de eso.. y espero no tener que hacerlo... pero para no gustarte te has apañado bien con la chica.. jajja.. claro que sí!
ResponderEliminarJajaja. No los he leído. Es que me parece tan absurda la historia en sí... Ya más allá de todo lo que cuentas, ¿de verdad eres un vampiro con poderes sobrenaturales pero sigues teniendo que ir al insti? Un pringado, es lo que es... Jajajaja.
ResponderEliminarTe doy toda la razón en que esos amores desmedidos no llevan a nada, más que a la auto-destrucción. Besotes!!!
Yo aguanté 20 minutos de una de las películas. Infumables, con los libros ni te cuento. Estoy contigo en que sobre todo hay que evitar complicarse tanto la vida. Que frunjan y que se dejen de gaitas.
ResponderEliminarA esa se la frungen y se muere jajaja. Yo he visto las pelis, porque la primera no estuvo mal, pero a partir de ahí, las veo solo para saber cómo acaba semejante desbarajuste de vampiros que brillan y chorradas varias. Porque oiga, si un vampiro bebe sangre porque no tiene sangre en el cuerpo, cómo se le levanta? Biquiños!
ResponderEliminarPues que sepas que luego le coge el gusto que no veas. Te lo adornan con amor, pero al final a la pánfila (que lo es, y cada vez más) le va a gustar el frungimiento.
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