Sé que no suele ser buena idea, pero la otra noche lo hice.
Me puse a fisgar a gente por facebook. Empecé por ver un comentario de una
antigua amiga del pueblo en el muro de Amigachica y de ahí fui pinchando de
unos en otros hasta que recorrí a toda la gente de mi generación.
Todos están casados, todos tienen hijos, todos llevan la
vida que se suponía que debían llevar. Ahora entiendo un poco más por qué en el
pueblo se me mira con esa cara de asombro. Soy la única, pero la ÚNICA de mi
edad con un ratio de más menos cinco años que sigue soltera. Y sin hijos. Y sin
hacer lo que se supone que debería estar haciendo.
Lo bueno es que siempre he sido inmune a este tipo de cosas
y francamente me la suda mucho.
Lo malo es que me siento un poco vieja. Veo a cierta gente
con hijos poco más pequeños de lo que eran ellos cuando los conocí. Y se me
agarra una cosa rara a las tripas. Veo a amigos con los que compartí bocadillos
en la piscina, con los que monté en bicicleta por el monte, con los que hice
guerras de globos de agua y con los que pegué saltos en la discoteca, cuidando
de sus niños y me pregunto cómo el tiempo ha pasado tan deprisa.
Hace ya años que yo me descolgué de la gente de Pueblo del
Sur. Yo empecé la universidad casi al tiempo que algunos de ellos se casaron. Y
seguí con mi plan de juergas universitarias, viajes a la playa con amigas y
novios de vaivén mientras ellos tenían hijos. Así que poco a poco fui dejando
de ir tanto por allí. Cada vez compartíamos menos. Ya no había bocadillos, ni
piscina, ni bicicletas, ni globos de agua.
Yo tenía una vida, ellos otra bien distinta. Cada vez nos fuimos
entendiendo menos. Cada vez nos separaban más cosas de las que nos unían.
Sin embargo, hay veces que me acuerdo de cosas y sonrío. En
mi cabeza aquella gente sigue teniendo doce, catorce, dieciséis años como
mucho. Y aún tomamos fanta de limón en la terraza del pub, y hacemos payasadas
en las escaleras al lado de la discoteca. Aún quedamos por las tardes, aún
vivimos con los padres y tenemos que escondernos de ellos para fumar un pitillo
en el callejón. Aún jugamos al escondite las noches de verano, aún salen
nuestros abuelos a regañarnos si estamos gritando mucho cuando ya es tarde.
No me entra en la cabeza que esa gente a la que vi crecer
tenga hijos que ya han hecho la comunión. No me explico cómo las hermanas
pequeñas de mis amigos, a las que abracé cuando les bajó la primera regla,
están casadas, embarazadas, con un bebé en los brazos. No entiendo cómo todo
esto ha podido pasar.
Y sí, es parte de la vida. Esto es crecer, esto es madurar,
esto es ser adulto. Supongo. Ni siquiera me da pena. Sólo un puntillo de
nostalgia. Sólo me dibuja una sonrisa ver que sus niños me recuerdan tanto a
ellos cuando yo los conocí.
Fue una época bonita. Casi siempre reniego de mi infancia y
de la parte negativa que tuvo, pero Dios me lo compensó llevándome al sur y
dándome esos compañeros de viaje. Nos reímos mucho, jugamos, nos divertimos,
lloramos a veces. Bailamos hasta el amanecer, comimos churros en feria, nos
besamos en la oscuridad y aprendimos juntos. Crecimos y seguimos nuestros
caminos. Y ahora apenas un saludo cuando nos vemos, de años en años. Un gesto
de cariño a sus hijos que me miran con el asombro de no saber apenas quién soy
cuando sus padres les explican que fuimos amigos. Una mirada cómplice que nos
recuerda que los veranos de los 90 eran más largos y luminosos. Una sonrisa a
medias que nos da las gracias mutuamente por todos aquellos recuerdos.
Aunque cada uno nos bajáramos en una estación, fueron
grandes compañeros de viaje.
Jo, qué entrada. Es verdad: los veranos de los 90 eran más largos y luminosos. :)
ResponderEliminarBueno, los de ahora serán largos y luminosos para las nuevas generaciones :)
EliminarNo suele ser buena idea...pero yo creo que es la mejor aplicación de Facebook jejejeje Al fin y al cabo, son los interesados los que comparten la información, es como verlos en la plaza del pueblo.
ResponderEliminarDicho esto, he aprendido un par de cosas en la vida (muy bien resumidas en el título de tu blog, por cierto):
- las personas con las que te cruzas en la vida, te acompañarán un trecho más o menos largo, y no siempre será de la longitud que tú esperas. Yo tengo la misma sensación respecto a los compañeros de mis veranos y mis inviernos, y en algún caso ha sido de lo más duro que quien iba a ser mi 'amiga como hermana' no haya resultado así, más duro que cuando te deja un novio...
- que 'lo que se supone que tiene que ser' no es lo que 'debe ser'. A mis hijos, intentaré enseñarles que deben buscar SU camino, el suyo propio, no el que les sea sugerido ni por mí, ni por sus amigos, ni por nadie, sólo por ellos. 'Caminante no hay camino, se hace camino al andar'...
Efectivamente la gente comparte contigo una parte de camino, no se sabe cuánto. Y duele que se bajen antes o bajarte tú del tren... pero es ley de vida.
EliminarYo estoy contenta con mi camino y supongo que ellos también, es lo bueno de la vida, que lo que vale para uno quizás no valga para otro y por eso cada uno tiene que encontrar su sitio, su camino, su destino como mejor pueda. :)
Yo me estoy empezando a sentir cada vez más descolgada, también. Pero es parte de la vida. Cada cual toma sus decisiones y lo importante es que todos hagamos aquello que nos haga felices. Un besote, guapa!!!
ResponderEliminarCada uno tenemos un camino y para cada cual el suyo es el bueno. Y mientras seas feliz y no hagas daño a nadie, pues oye, mira qué bien.
EliminarY no sufras, como no vamos a tener hijos, siempre podremos consolarnos un poco mutuamente cuando seamos viejas y tengamos muchos gatos. acepto a tu churri en el club, que me cae simpático:)
Un besazo!!
Jajajaja. Vale, se lo diré...
EliminarA finales de este mes vamos pa tu pueblito a la comunión del niño de mi primo jajaja
ResponderEliminarPero vamos, a mï no me hace falta facebook, yo veo todos los días a un montón de excompis de clase con sus niños y flipo... Como cambia la vida de unos y otros!
Tomate
oye, que igual nos vemos allí!!! Tengo que ir yo a pintar la casa, espérate que aún nos vemos en el pueblo!! jajajajaja!! Sería para unas buenas risas!!
EliminarY sí, la gente está de lo suyo... esperad un poco más y ya terminaréis de flipar en colores :D
Me sentí súper identificada con tu post. Yo también soy la única de los compañeros de esa época que sigue soltera. Y por lo que he visto, debería tener hijos de 10 o 12 años ¡Qué miedo! aun me siento muy joven para tanta responsabilidad, xD. Lo que si es que cuando ahora veo a mis primas (que estaban pequeñitas cuando yo era adolescente) con hijos, me siento un poco vieja, pero también muy afortunada, xD.
ResponderEliminarEso pienso yo... ¿cómo es que están preparados para esa vida? Yo no quiero hijos, pero de todos modos me veo joven, no me explico que nadie quiera casarse con 20 y tener hijos con antes de los 25... es asombroso. Pero oye, que hagan lo que quieran si les hace felices. Nos sentiremos un poco viejas, pero es lo que tiene la vida, que cuando la ves pasar da un poco de vértigo. :)
EliminarPues de mi clase del cole, no tiene hijos casi nadie (éramos 40) y salvo dos o tres, se están empezando a casar ahora.
ResponderEliminarSuerte la tuya!! Yo hablo de gente de pueblo en este caso, pero no te creas, de los de aquí también hay muchos ya casados y con hijos!!
EliminarEsta entrada sabe a vida. Guarda recuerdos tan bonitos... Seguro que tus amigos de entonces también le contarán a sus hijos vuestras aventuras de la infancia, y puede que ellos las repitan.
ResponderEliminarUn beso enorme :)
Gracias :) La verdad que a veces, con la gente con la que aún sí guardo trato nos pasamos buenos ratos recordando anécdotas, fueron unos años muy buenos. Y sí, el ciclo de la vida es que ahora serán sus hijos lo que vivan aventurillas y los que dentro de unos años se casen y tengan sus propios hijos... ains...
EliminarBeso!