miércoles, 30 de marzo de 2016

El peto y la granja en Iowa

No creo que yo sea una obsesa de la imagen. Me gusta estar guapa, como a todo el mundo, pero no es algo que me quite el sueño ni a lo que dedique demasiado tiempo. De hecho, lo único que a veces me come la moral más de la cuenta es el pelo. Y además lo reconozco, tengo ahí un chungo que no termino de identificar.
Con la ropa por ejemplo no me quemo las neuronas. Vivo de básicos: camisetas, pantalones, jerseys y alguna cosa mona para cuando me da el aire de arreglarme. De hecho, casi toda mi ropa es repetida. Si algo me gusta, me sienta bien y tiene un buen precio, me lo compro en varios colores. De hecho, mi última compra fueron dos vaqueros iguales (uno un poco más claro) y dos camisetas idénticas, una rosa y otra negra. 20 euros las cuatro cosas. Ese es mi plan de armario.
Dicho esto, es bastante evidente que los estilismos en general me preocupan poco. El problema es que si yo soy relativamente descuidada, el Ross es un caso a parte. Le gustan los chándal, las sudaderas con capucha y las camisetas viejas y costrosas que tiene desde hace 15 años. Si me descuido se compra las camisas más feas que haya de oferta en el decathlon y por lo general, tres tallas más grandes. Y de sus zapatillas mejor ni hablamos. El pelo se lo corto yo dese hace años porque tiene una especie de manía a ir a la peluquería y lo que hacía antes era dejárselo larguísimo y luego raparse a trasquilones.
Además, él no tiene sentido del ridículo con la ropa. Podría ir envuelto en una sábana por la calle y se la pelaría totalmente. Cuando le conocí con 14 años llevaba un chaleco beige de bolsillos en plan pescador comprado en Coronel Tapioca. Y lo llevaba siempre. Sus bolsillos eran una especie de mochila deconstruida, en uno el bocadillo para el recreo, en otro los bolis, en otro un cuadernito, en otro las llaves, en otro una rana muerta, en otro los arpones y anzuelos para cuando se cruzase una trucha fresca... lo normal para ir al instituto.
Cuando surgió el tema de la boda de Bombita y dijo lo de ponerse un kilt de gala a él le parecía buena idea. Pero de verdad. No se veía ridículo ni extraño ni nada. De hecho, le sorprendió que Bubita no quisiera que se lo pusiera y desistió al mismo momento para no disgustarla, aunque creo que sigue sin entender bien el por qué ella lo ve así. Curiosamente, el considera que con el chaqué que le queda como un guante, está rarísimo y que va hecho un cuadro.
Para colmo últimamente le ha dado por decir que quiere un pantalón de peto. No sé por qué ni para qué, pero insiste, él quiere un peto. Traté de explicarle que los petos son incómodos y absurdos y que no favorecen a nadie. Que te viene Beckham con peto y te lo follas, pero no con las mismas ganas. O sí, pero después de quitárselo y quemarlo. O... bueno, que es Beckham, joder. Pero los petos no molan. Pensad en algún personaje importante con peto. No hay ninguno que merezca la pena. Y a mí sólo se me ocurre un personaje con peto: el marido de Los Puentes de Madison. Siempre va con un jodido peto vaquero. Normal que ella se enamore de Clint, qué queréis que os diga.
El caso es que el Ross seguía insistiendo con lo del peto. Haciendo acopio de mi escasa paciencia y de mis técnicas de psicología le conté que yo tuve uno años ha. Fue siendo adolescente (14 años o así) que estaban muy de moda. Como soy bastante pechugona parecía que estaba preñada. Porque los petos engordan mucho ópticamente. Esperé a ver si pillaba la indirecta, porque yo le adoro, pero el Ross está lejos de ser delgado. Y dale perico al torno, que él quiere un peto. Y ya me hizo enfadar.

  • Mira Ross, sólo hay una cosa que justifique que un hombre tenga un peto y es ser granjero en Iowa. Tú no tienes una granja en Iowa, ni en Kentucky, ni en Kansas. Así que desiste.
  • Vale, pues quiero una granja en Iowa. Para poder ponerme peto.

Le visualicé. Metro noventa de tío, más de 100 kilos. Melenita rubia porque hace tiempo que no le corto el pelo. Medio pecoso. Mira, que se compre el peto, un sombrero de paja y un rifle y se vaya a un porche a sentarse en una vieja mecedora al atardecer de Iowa. Me compraré un vestido de flores, unas botas de cowboy y seremos felices bailando country y tocando el banjo.



15 comentarios:

  1. El country me parece un género aburridísimo, pero aparte de eso no veo qué puede salir mal. Cómprale la granja ésa.

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    1. El country es aburrido, las botas de cowboy incómodas y yo no sé tocar el banjo, pero sigue siendo un planazo, eh? :D

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  2. Pues yo también he tenido siempre el antojo de un pantalón de peto, ya ves tú. Me tendré que ir con vosotros a la granja de Iowa.

    Yiiiihaaaaaa.

    Besotes!!!!

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    1. Pero qué os ha dado? Yo ya los tuve de adolescente y son incómodos y poco favorecedores, no creo que repita aunque tenga la granja de Iowa :DDD

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  3. a mí el country me gusta con voces femeninas, como por ejemplo faith hill y alison krauss.
    yo llevo vaqueros y sudaderas con capucha, aunque tenga 38 tacos. mi madre dice que parezco de podemos. ^_^
    con lo que no me he atrevido nunca es con el peto. lo de iros a vivir a una granja en el oeste, lejos del mundanal ruido, es un plan que no descartaría. ;)
    besos!

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    1. A mí el country no me va mucho, aunque hay canciones concretas que me gustan. Y los vaqueros y estilismos del Ross a mí me parecen bien, además tiene un trabajo que se lo puede permitir, suerte la suya.
      La verdad es que yo en plan locura prefiero irme a un pueblecito costero de pescadores y en europa, la verdad. Y además así nos ahorramos el peto XD

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  4. El problema cae en el momento que permitimos que ella comience a elegir la ropa de uno y uno termina vistiendo como a ella le gusta y si nos ponemos quisquillosos, se acaba la fiesta. Pero ¡ay! si le criticamos su manera de vestir, ahi se arma la de san Quintin.

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    1. No es elegir su ropa, yo se la compro a su gusto (él odia ir de tiendas y prefere que lo haga yo, no es un rollo controlador) pero hay cosas que ya son demasiado, como llevar cosas rotas o estropeadas.

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  5. Yo también soy de básicos sencillitos y repetitivos, pero fíjate que ese estilo country de vestiditos alegres con botas vaqueras es un estilazo que me encanta (muy Sara Carbonero, no?).

    Ara bien, me muero de ganas que nos cuentes que tal le queda el peto y pa'que lo quiere, porque con las medidas que has dado (muy similar al informático pero en moreno y sin pecas) tiene que ser la ostia verle con peto, jajaja.

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    1. A mí la verdad es que no me va mucho, ni los estampados de flores ni las botas están entre las cosas que me gustan. Aunque es verdad que se lo veo a otras y me gusta, luego no me veo yo. Seguiré con mis vaqueros.
      Espero que la historia acabe aquí y no insista, aunque on lo cabezón que es, aún publico foto suya con el peto, ya verás :D

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  6. Me parto con vosotros. El Ross es un puntazo. Acabarà comprandose un peto, lo sabes no?, con o sin granja.
    Un beso

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    1. Lo sé, lo sé... como el Ross diga que va a hacer algo puedes darte por vencido antes ni de empezar la batalla. Lo único que juega a mi favor es que se le olvide porque si no, termino en la granja de Iowa, ya verás :DDD

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  7. Me muero de risa con el Ross y sus cosas. A ver yo te entiendo porque si Carlos me pide un peto, me da un perrenque, menos mal que no le ha dado por ahí. Yo, que también voy sobrada de delantera, para mi desgracia, sé lo mal que quedan de no ser que seas un figurin. Eso en el caso que seas mujer porque es que a un tío, no me lo veo yo eh.
    En fin, yo también soy de camisetas y vaqueros y básicos a tope y si me gusta algo, también lo compro en varios colores.
    Bueno, si finalmente os compráis la granja en Iowa por favor invítame que siempre me hizo ilusión conocer al típico granjero ;-)
    Besotes

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    1. Yo creo que un peto no favorece nunca, a nadie. Yo soy súper delgada y con las tetas ya me quedaba fatal. Y tuve uno vaquero en plan granja y otro de pantalón corto tipo explorador de la selva. Creo que éste era algo mejor, pero vamos, parecía una pobre niña preñada de todos modos.
      Jo, yo pensaba que lo de repetir la misma cosa en tropecientos colores era locura mía, me alegra ver que no es así, jejeje.
      Y lo de Iowa lo veo complicado, pero si pasamos unos días en mi pueblo del sur y se sienta en la mecedora con ese plan, al menos le hago una foto y nos reímos un poco del "granjero" :DDD

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  8. Yo apoyo completamente al Ross, siempre he querido tener un peto vaquero, una mecedora y un viejo sombrero de paja para sentarme en el porche al atardecer. Dile que si le mola el plan, podemos ser vecinos de rancho y quedar en la taberna para beber zarzaparrilla. Ahí lo dejo.

    PD: Necesitaría también tu escopeta de Santa Elena.

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