He pasado dos días horribles. Por
suerte la cosa ha terminado bastante bien, pero joder. En fin,
saquemos enseñanzas positivas del asunto.
El caso es que hace cosa de un mes y
pico o así le hice a Ron unos análisis rutinarios para ver qué tal
estaba. Todo salió estupendo menos la creatinina que estaba en el
límite. El veterinario me mandó una especie de malta con no sé qué
para el riñón. Me dijo que era muy suave y que se usaba a nivel
preventivo más bien, pero que como aún no se podía considerar un
índice alto era lo mejor. Se la he estado dando a diario y la semana
pasada le repetimos los análisis para ver qué tal había ido.
Bueno, pues la creatinina había vuelto
a subir. No una cosa exagerada, no un nivel así en plan mortal, pero
sí, alta. Total, que entre eso y que Ron es un poco delicado de por
sí, yo me agobié mucho. He pasado dos días llorando abrazada a él
pensando que se me moría.
Por supuesto, Ron estaba normal.
Comiendo, jugando, durmiendo, viniendo a las 5 de la mañana a dar
por saco... pero yo no dejaba de llorar ante su atónita mirada.
Hoy le hemos hecho una ecografía para
ver qué andaba mal, si había daño en el riñón o por qué a veces
hace la caca suelta, que esa es otra, el señor es de barriguita
delicada.
Como mi gato es un primor y se deja
hacer de todo, reconozco que temblaba yo más que él y se me caían
los lagrimones mientras le hablaba.
Por suerte está todo bien. Los
riñones, el hígado, el intestino. Todo. Está sano cual manzana.
El veterinario cree que la cratinina
está alta por el cambio de dieta ya que por dentro no hay nada raro
y los análisis por lo demás están bien, así que me ha mandado un
jarabe, unas latitas especiales y después del verano le repetiremos
los análisis a ver qué tal va la cosa.
Y es que reconozco que soy una madre
histérica que me pongo como una loca cada vez que el gato estornuda,
pero joder qué susto y qué dos días más malos.
Y sí, ya sé también que algún día,
Dios quiera que muy lejano, Ron cruzará el arcoiris y me esperará
en el cielo. Pero no quiero que sea ahora. No quiero que sea nunca,
pero desde luego aún no. Todavía tiene mucho que vivir, que correr,
que cazar, que jugar, que dormir en mis brazos y que despertarme
temprano pidiendo desayuno. Aún hay mucho que soñar juntos. Y el
día que se vaya, se llevará tanto amor, tanta felicidad compartida,
tantos momentos y tantas cosas buenas, que me romperé en mil pedazos
y sólo me quedará el consuelo de que él sabe que su humana le ha
querido así, todo lo humanamente posible. Y un poco más.
La verdad es que la muerte es un tema
que me obsesiona, por decirlo de alguna manera. La mía no, la mía
me la pela un poco. Pues me muero, fíjate qué cosa. Me muero, estoy
muerta y que os den a los demás. Pero el sufrimiento que se deja
aquí cuando uno se va es la parte chunga. Es el precio feo por una
vida que tiene su parte maravillosa. No sé si me explico.
El paso del tiempo es un tema
recurrente en este blog, me doy cuenta, pero es algo en lo que pienso a menudo. Que la vida pasa más
rápido de lo que uno piensa cuando es crío. Cumples 20 y uf, qué
mayor eres. Y entonces llegas a los 25 y cuando te quieres dar
cuenta, pum, lo 30. Y tú con cara de gilipollas preguntándote qué
ha pasado. De pronto tus abuelos (si es que eres afortunado y aún
tienes) son muy mayores, tus padres ya no son jóvenes lozanos y tú
misma no eres la chavala universitaria. Tu adorable gatito ya no es
un cachorro si no un señor gato adulto. Te miras en el espejo y
tienes ojeras, patas de gallo, canas. Y te preguntas qué mierda te
espera en el futuro. Qué es lo que se supone que va a pasar ahora.
A ver, que hay montones de cosas buenas
por llegar, ya lo sé. Que yo soy la típica mongola que se ilusiona
con cualquier cosa, con la boda de unos amigos, con el niño que va a
tener Reichel y con los viajes y los proyectos que haré en el
futuro. Pero hay ratos que mueg.
Conclusión, que si no me enrollo. Que
disfrutad de la vida, de los buenos ratos y de las cosas guays que
los malos rollos vienen solos. Decid a la gente que la queréis o que
se vayan a la mierda, según toque, porque mañana podrían irse al
lado oscuro y vete a saber si nos encontraremos. Y que hagáis
revisiones al gato una vez al año al menos, que si las cosas se
pillan a tiempo tienen mejor solución. Y que améis fuerte, porque
el dolor vendrá de un modo o de otro y al menos, tendréis el
consuelo de haberlo dado todo y de haber hecho la vida valga la pena.
Hay que ver los disgustos y las preocupaciones que nos dan nuestros peluditos. Me alegro de que Ron esté bien y que todo haya sido un susto pero entiendo perfectamente que te preocupes.
ResponderEliminarToda la razón en que hay que aprovechar ahora porque la vida es corta, es muy corta. Y no queremos pasarla envasando melocotones (ya me entiendes...). Un besote!!!
¿Y luego no le has reñido por darte tremendo susto para nada? Ains la verdad es que se hacen querer. Un besito
ResponderEliminarMe alegro que tus preocupaciones se hayan ido por el caño.
ResponderEliminarBesos
me alegro de que fuera un susto. ahora a cuidar y mimar mucho a ron.
ResponderEliminara mí me pasa igual, me preocupa más la muerte de seres queridos que la mía propia.
un beso
Ains pobrecica que mal rato habrás pasado con lo de Ron, es que se les quiere tanto. Yo recuerdo a mi Tigre, mi perro y aún se me hace un nudo y hace ya cuatro años que nos dejó. Me alegro en el alma que no haya sido nada.
ResponderEliminarEl paso del tiempo es la leche porque además según te vas haciendo mayor va como más rápido. Pero es lo que hay, por eso hay que vivir al día y disfrutar como bien dices.
Besotes a ti y a Ron