Para mí, la palabra “primo” tiene
una connotación casi negativa.
En mi caso, Primamayor es imbécil. Así
de sencillo, no pasa nada. Hay mucho gilipollas suelto por el mundo y
a mí una me ha tocado de prima. De hecho, hace años que no nos
hablamos y aunque cuando nos tenemos que ver por obligación yo pongo
mucho de mi parte para mantener un trato cordial y educado, a veces
se hace muy complicado. Más que nada porque ella es una
impertinente. Y si me estás leyendo, te envío un beso, hermosa.
Como el que tú me negaste la última vez.
Luego tengo a Primamediana, a la que
profeso una bella indiferencia. Lo cierto es que apenas nos
conocemos. Ella nació en una ciudad muy lejos de la mía y siempre
ha vivido allí. Entre eso y los cinco años que le saco, digamos que
no tenemos mucho en común. De pequeñas yo pensaba que ella era una
cursi y una consentida y cuando empezó a tener edad para dejar de
serlo, le perdí la pista y tampoco hablamos desde hace décadas.
Y por último tengo a Primapequeña,
que vive en Alicante y que podría ser mi hija. Esto dificulta
bastante la relación, digamos, normal entre primos. No hemos jugado
juntas, no hemos hecho cosas juntas, no hemos vivido nada en común.
De hecho, cuando era pequeña me llamaba tía. Es lo que tiene
llevarse casi 17 años. Desde que es adolescente tenemos algo más
de comunicación, pero admito mi deformación profesional al
respecto, lo que hace que la relación no sea la normal para dos
primas hermanas. En todo caso, a veces escucho (o leo por wasap más
bien) sus neuras, le doy consejo y a otra cosa, mariposa.
La única con la que la palabra “prima”
me suena entrañable y encantadora es con la prima Amai de Bilbao, a
la que cuido los gatos y las jerbas cuando se va de vacaciones. Esa
sí es adorable. Curiosamente, es prima segunda de mi madre, así que
muy cercana como que no me toca.
El caso es que en agosto se casa
Primamediana. En una ciudad que adoro pero que está a tomarpor. Yo,
francamente, no quiero ir. Odio las bodas y odio a mis primas, no
entiendo qué puedo pintar allí. Ni siquiera sé por qué me ha
invitado. Pero mi madre insiste en que vaya. Ya pasé de ir a la de
Primamayor por diversas razones que ahora mismo no vienen al caso y
sé de buena tinta que mi madre lo pasó fatal porque la gente le
preguntaba por mí, me echaba de menos y cuando se hicieron las fotos
familiares yo no estaba allí. Ojalá tuviera diez hermanos más para
que fuera alguno y mi madre ni reparase en mi ausencia. Pero no, soy
sólo yo, así que si no estoy, se nota mucho.
El caso es que se supone que debería
hacer acto de presencia en ésta. Si al menos fuera cerca, me
quebraría menos la cabeza. Me arreglaría, iría un rato, pondría
cara de póker y volvería a mi casa cantando a pleno pulmón
Extremoduro. Pero no, tengo que ir a pasar el puñetero fin de semana
porque el don de la teletransportación aún no lo controlo.
La verdad es que el tema me da por el
culo todo lo más grande. Primero tengo que dejar a Ron al cuidado de
mi amiga Pa. Que yo la quiero y confío en ella, pero es MI Ron y no me gusta que le
cuide nadie que no sea yo misma.
Segundo porque no le veo el sentido a
ir a la boda de alguien con quien no he hablado en mi puñetera vida.
Tercero porque no me apetece gastarme
un duro en el evento en cuestión.
Y cuatro y fundamental, porque no me
apetece y odio hacer cosas que no me apetecen.
Y diréis, pues no vayas. Claro. Qué
fácil.
El problema es que estoy harta de ser
la peor hija del mundo. Siempre soy, hago y digo lo contrario de lo
que mi familia quiere ver y escuchar. Creo que lo único que he hecho
desde que tengo uso de razón es decepcionarles. Y me cansa esa
sensación, pero no puedo ni quiero cambiar lo que soy. Sin embargo,
por un día, puedo cambiar lo que hago y hacerles felices. Al fin y
al cabo, es posible que sea la última boda de la familia y sé que
mis padres y mis abuelos estarían muy contentos de tenerme allí
aunque sea con cara de acelga. Y repito, igual esto no pasaba si
tuviera hermanos. Muchos. Porque iría otro. Cada uno tendría sus
cosas buenas y sus cosas malas. No recaería toda la atención en mi
diminuta persona.
Total, que me jodo y seguramente me
toque ir. De verdad, qué cansancio de bodas. Me cago en mi prima, en
su puta boda y en los científicos que no han inventado la
teletransportación. Joder.
jajaja pobre.
ResponderEliminarCreo, sinceramente, que lo tienes mal enfocado, y te lo digo desde la posición de oveja negra familiar. En mi caso, tengo tres hermanos mayores con los que me llevo MUCHOS años, y al contrario de lo que opinas, tener hermanos es PEOR. Porque queda más patente la diferencia entre el blanco inmaculado y sacrificado de sus lanas, y el negro luciferino de las mías.
Y la verdad. Con la edad he aprendido que sacrificarse por los demás es una falta de respeto hacia tí mismo. E intento no hacerlo, al principio me costó mucho sentimiento de culpabilidad y algunos reproches pero poco a poco las cosas van fluyendo.
Y mi familia me sigue queriendo, flipa.
:-)
Beso (y no vayasss sssshhhhtttt)
Uf, en el caso de mi madre te digo que el bulto de más gente me salvaría el culo. Y de verdad que yo pienso como tú y no creo que haya que sacrficarse siempre por los demás, pero a veces es peor el reproche, el sentimiento de culpa y el cargar años y años con las mierdas, que ir y hacer felices a los demás aunque te jodas. Eso sí, me van a escuchar quejarme hasta la saciedad. Que igual se arrepienten y todo de pedirme que vaya. :D
Eliminarmis primos favoritos no son primos en realidad, son hijos de primos. él tiene 24-25 años y ella 18. son más bien tímidos y callados, no presumen de nada ni dicen frases rimbombantes.
ResponderEliminarcon mis familiares más cargantes soy arisco, no puedo evitarlo. pero no parecen darse por enterados.
si tienes más remedio que ir a la boda, espero que lo pases lo mejor posible. a mí las bodas también me dan por saco.
besos!
Yo es que soy de una familia ridiculamente pequeña y aún así, mira.
EliminarY a mí las bodas no me parecen mal, pero debería haber una ley que obligara a que fueran realmente opcionales y nadie se enfadase nunca jamás si no vas, así todos seríamos más felices :)
Uf, qué mal... La verdad es que es un marrón cuando te toca hacer cosas que no quieres hacer. Estoy segura de que lo único que has hecho en la vida no es decepcionar pero entiendo que te sientas en el compromiso de ir. Yo estaría igual. En fin, tómatelo con filosofía y humor, que tú de eso sabes mucho. Piensa que el asunto seguramente te dé para una entrada o dos, así que tómatelo como un trabajo de campo. Un besote, reina!!!
ResponderEliminarHay cosas con las que en vez del humor, sólo me sale la mala leche. Ésta es una de ellas. Y me dará para escribir, pero de puro cabreo. en fin, suplicios :)
EliminarCreo que vas a ir, así que mejor no darle vueltas y pasar el trago lo mejor que puedas.
ResponderEliminarÁnimo!!!!
Besos
Supongo que iré porque estoy harta de ser la peor hija del mundo, pero me voy a quejar todo lo del mundo y más, se van a arrepentir de pedirme que vaya porque me jode en el alma. Yo no creo en "pasar el trago", yo creo en coger la pataleta y despotricar hasta que me canse. Y canse al resto XD
EliminarLo entiendo, pero no me pasa igual... porque en mi caso... tengo como 25 primos ( digo como... porque realmente no sé el número exacto pero es más de 23, que es la última vez que los conté)
ResponderEliminarEntre ellos... hay gente con la que no me relaciono para nada... y gente con la que bastante. Como somos muchos por cada lado... si falta alguno, no pasa nada.
Mi primomayor podría ser mi padre... y a mi primapequeña le saco 27 años, así que podría ser su madre muy de sobra... jaja :p
Conclusión: te entiendo, pero lo tengo mucho más fácil.. jaja :p
Ve e intenta pasarlo bien. Quién sabe!!
Ves? Lo que yo digo, si hay muchos, puedes hacer lo que te plazca y ni se nota. Qué gusto. Yo es que no tengo más primas que esas tres, y las dos mayores son hermanas. Es como súper evidente si falta la única prima paterna que tienen. En fin, disfruta de tu suerte :)
EliminarNecesitamos un hermano o hermana sólo para que vaya a los eventos familiares por nosotras. Y bueno, también para que se coma algunoa de los muchos marrones que como hijas únicas nos toca tragarnos. Te entiendo perfectamente.
ResponderEliminarTú me entiendes. Ser hijo único apesta. Debería estar prohibido. Creo que voy a darle un hermano a Ron y todo, fíjate :)
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