El jueves pasado fue un día de esos
que te planteas si te estarán grabando con cámara oculta o si tu
vida es el show de Naar o qué puñetas pasa. Me tocaba librar en el
trabajo, así que pensaba tomarme el día con relativa calma. Ay, qué
ingenua.
Tuve que ir temprano a hacer una cosa
muy importante que os contaré cuando llegue el momento. Y
obviamente, como era muy importante, me quedé dormida. Así que me
levanté con el tiempo justo de ducharme mientras me cepillaba los
dientes, vestirme mientras me tomaba una infusión y salir corriendo
mientras me terminaba de maquillar en el ascensor. Todo bien.
A todo esto, me había llevado el coche
de mis padres porque el mío estaba en el taller para ponerle a punto
para pasar la itv. Dejé el Ibiza de mi madre en el despacho y me fui
al taller a por el naar-bólido. Al final resulta que había que
hacerle más cosas de las que esperaba y fue una clavada, pero el
hombre se había apiadado de mí y me lo había limpiado. Limpiado de
verdad, de por fuera y por dentro y los asientos y el salpicadero y
todo. O sea, limpio. Limpio como cuando lo saqué del concesionario
hace doce años. Y lo remarco tanto porque en esos 12 años no se
había limpiado nunca, así que el impacto era enorme. También me
había arreglado el faro roto, el guardabarros descolgado y
blablablá. Que parecía otro puto coche, os lo juro.
Me fui tan contenta con él y con mi
madre de copiloto a echar gasolina. Qué bien olía, oye. Y qué
limpio, de verdad, qué limpio. Yo sólo lo sentía por la cosecha de
patatas del suelo y los puerros que estaban ya creciendo entre los
asientos, pero bueno. En esto que según estoy llegando a la
gasolinera, en la calle de mi antiguo instituto, toda llena de madres
en doble fila y atasco de adolescentes saliendo, veo que el coche de
delante de mí pone la marcha atrás. Vale, quiere aparcar. Miro por
el retrovisor, tengo otro coche pegado a mi culo. Pongo marcha atrás
para que vea que quiero retroceder y dejar al de delante. El de
delante sigue dando marcha atrás. Le pito. Le pito. Le pito más. Y
efectivamente, me da un golpe.
Y de repente, encima de que me ha dado,
se abre la puerta del conductor y sale un tipo enfurecido y
gesticulando. Bajo la ventanilla y antes de poder decir nada me
suelta:
- ¿Eres tonta? ¿No ves que estoy
dando marcha atrás? ¡¡Manda huevos!
- Sí, los tuyos que te impiden
hacer dos cosas a la vez, anormal.
Total, me fui tres metros adelante,
aparqué y salí del coche como una furia mientras mi madre me decía
cosas que no escuché.
- A ver, - me dice el memo con toda
su condescendencia. - Si ves que estoy echando marcha atrás...
- Pues me volatilizo
- ¿Qué?
- Has puesto marcha atrás, he
intentado retroceder pero tenía otro coche detrás, ¿qué quieres
que haga? Te he pitado y no has escuchado. - le explico, porque no
parece muy listo.
- Es que si ves que el de delante
tiene marcha atrás...
- Y si tú miras por el retrovisor y
oyes que están pitando...
- Pero es que la marcha atrás... -
y dale perico al torno.
- A ver, te lo voy a explicar otra
vez. Poner marcha atrás no te da derecho absoluto sobre el
universo. La pones y miras a ver si puedes hacer la maniobra. Y no
sé en qué estabas pensando o qué estabas haciendo para no verme y
no oírme cuando te he pitado como loca. Yo no podía echarme hacia
atrás porque había otro coche. ¿Lo entiendes?
De repente el tío me mira con esa
expresión que se te queda cuando ibas cargado de razón y te
desmontan. Cuando encima es una tía la que te está dejando en
evidencia. Cuando crees que vas a pegar tres gritos y a decir que
manda huevos y vas a asustar a alguien pero te está plantando cara.
Así que vuelve a levantar la voz y me dice:
- Mira niña, que a mí me da igual
el coche, que es de renting.
- Mira tío, a mí sí que me da
igual tu puto coche, pero no el mío que encima lo acabo de sacar
del taller.
- El mío es de renting y...
- Que no me cuentes tu vida, si
tienes algún problema llamamos a la policía.
- …y que si quieres que te haga un
parte, te lo hago, que no tengo problema.
- Y si tienes problema también lo
vas a hacer, así que tú mismo.
Llamé a la mutua y dimos los datos.
Así que ahora estoy esperando a que me llamen del taller y me
cambien la aleta lateral y el parachoques. Cosas, que por cierto,
estaban algo abolladas de antes. De verdad que me va a quedar el
coche que no voy a reconocerlo. Pero vamos, para una vez que lo limpio me lo limpian y mira lo que pasa. Nota mental: no volver a limpiarlo nunca.
El problema y/o moraleja de esta
historia es que creo que el tío era un gilipollas y que me hubiera
hablado en mal tono aunque yo me llamara Manolo y calzara un rabo de
20 centímetros. No le estoy acusando de machismo de forma aleatoria.
Pero me jode esa condescendencia y ese “mira niña” que
obviamente se hubiera ahorrado en caso de yo ser Manolo el del rabo
gordo. Y me jode que en vez de estar a lo que hay que estar cuando
se conduce estuviera a por uvas totalmente (aún no me explico cómo
pudo no verme y no oírme). Y me jode tener que echarle ovarios y
enfrentarme a esa situación absurda de dar voces y plantar cara a un
desconocido porque en lugar de tener civismo y decir “oye, lo
siento, te he dado y es mi culpa” me intenta echar el marrón.
Cuando volví al coche mi madre me
miraba como si fuera una heroína de comic. Mi pobre madre, siempre
tan correcta, tan educada. Creo que a veces se pregunta cómo ha
podido tener una hija que esté tan loca y no tenga miedo a nada con
menos de ocho patas.
qué tío más estúpido, me dan una rabia esas cosas... hiciste muy bien en plantarle cara. ese tío necesitaría repasar el teórico de conducir, y también aprender un poco de educación, aunque eso último suele tener peor arreglo.
ResponderEliminarespero que te lo puedan reparar pronto sin que te cueste. con el seguro no debería haber problema...
besos y bien por no callarte!!
La verdad es que el tío era idiota y encima, tienes razón, lo de la educación no suele tener remedio...
EliminarLo arreglaré con su seguro y no voy a poner un duro, solo faltaría, hombre ya! XDD
Jo, Naar, qué mala pata... Y encima tener que topar con un impresentable así. Menos mal que yo no conduzco porque soy muy parada y seguro que terminaría consintiendo que me traten de lerda con tal de no discutir. Ole tú!! Besotes!!!
ResponderEliminarHombre, es que es el truco. Te pones farruco y con un poco de suerte te libras de dar el parte... y no!!! Si alguna vez te sacas el carnet y te pones a conducir, te doy unas cuantas clases prácticas de verdad, de las que hacen falta para la jungla de asfalto, jejeje
EliminarPues muy bien qué haces hija!! Si que sí olé tuuuu yo te aplaudo. Lo importante es que el seguro pagué los desperfectos y se quede como nuevo.
ResponderEliminarUn besito
gracias!! :)
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