¿Recordáis cuando dije que estaba
pensando cerrar el blog por temas de trabajo pero que mientras no
hablara de trabajo no pasaría nada? Bueno, pues he venido a
pasármelo por el forro de las bragas porque yo soy así.
El caso es que en dos días han pasado
tantas cosas graciosas que me cuesta resistirme a contarlas. Y no son
motivo de despido. Creo. Espero. Madre mía, si me despiden será
vuestra culpa y entre todos pondréis un euro al mes para que pueda
seguir comiendo.
Además pregunté en twitter, ¿qué
hago, lo cuento y corro el riesgo de volver al paro, os hablo de
inocentes anécdotas de mis gatos o abro un blog porno? No puedo
decir que me sorprendiera que ganara la opción del blog porno, pero
ya he comprobado que no valgo para gestionar más de un blog ni más
de una cuenta en twitter. Apenas valgo para dos páginas de facebook
y eso que apenas las uso.
Y eso me recuerda que hace años el
dueño de mis sábanas me animó fervientemente a que escribiera una
novela subida de tono. Me decía que yo tengo un don para narrar
escenas eróticas y que si metía algo fuerte y a la vez algo
romántico, triunfaría. Pero pensé “¿a quién coño le
interesaría leer esa bazofia? ¿cuantas marujas insatisfechas puede
haber por el mundo?” No mucho tiempo después, el pelotazo de las
50 sombras de su puta madre en bicicleta. Qué poca visión de
negocio, Naar. Yo que podría estar retirada en las Bahamas viviendo
del cuento y mira, aquí estoy, yendo a trabajar todos los días.
Pro suerte me lo paso bien en mi
trabajo. Hay días que no, obviamente, pero casi siempre me divierto.
Me gusta trabajar con personas, me caen bien los compañeros, me
encanta mi jefe y adoro a los abuelos. Así que me sólo me
arrepiento en parte de no ser la autora de una novela pseudo porno de
cuestionable calidad.
Como ejemplo de mi diversión en el
trabajo, el otro día estaba en mi despacho peleando con el programa
informático que quiero poner en marcha para mi servicio. Estaba
concentrada en los cuadrantes, cuando entra una compañera a la que
llamaremos Vera. No me llevo mal con ella, pero tampoco tenemos un
feeling especialmente bueno. El caso es que entra y me espeta:
- Voy a llamar a mi madre, estoy preocupada porque hoy operaban a mi hermano.
- Ah, ¿Y está bien? - pregunto por cortesía.
- Sí, si es una operación del frenillo.
¿Frenillo? ¿El de la lengua? ¿Ceceaba
el muchacho? ¿El del labio? ¿O el otro frenillo? No, no puede ser
“ese” frenillo. No. No, ¿verdad?
- Es que últimamente le dolía mucho al hacerlo.- pero por qué me está contando esto. Trato de asentir. - Ya sabes, al hacerlo. - repite ante mi cara de pasmo.
- Ajá. - no te rías, Naar, no te rías.
- Que hace tiempo ya le miraron para operarle del prepucio también.
¿Prepucio? ¿Ha dicho prepucio? No
pienses en prepucios, no hagas imágenes mentales, por lo que más
quieras. Y no te rías. Te estás riendo, Naar, te estás riendo.
Disimula. Dí algo ingenioso... o algo no ingenioso. Di algo, lo que
sea. O finge que se te ha caído algo y métete debajo del escritorio
y huye haciendo la croqueta. Finge una emergencia. Finge tu propia
muerte. Haz lo que quieras pero deja de reírte. Madre mía, ¿por
qué me está haciendo esto? ¿Qué querrá esta loca del prepucio de
mí?
- Eh... hummm... ah.
- Y claro, ahora A LOS 30 AÑOS al final le han tenido que operar porque últimamente por lo visto estaba peor.
¿Peor? ¿Peor? ¿Peor de qué? ¿Del
frenillo, del prepucio? Lo único peor que se me ocurre es una
compañera de trabajo que te hable del pene defectuoso de su hermano
DE 30 PUTOS AÑOS que al parecer no ha frungido en condiciones en su
vida, porque si lo hubiera hecho le hubiera pasado como a un par de
ellos que yo me sé que se les rompió por las buenas. Genial, ahora
estoy pensando en más penes. ¿Por qué no viene nadie? ¿Por qué
este despacho siempre parece el camarote de los hermanos Marx y ahora
no interrumpe nadie este momento tan incómodo?
- Ya... es lo que tiene. - digo tratando por todos los medios de ponerme seria, pero la risa nerviosa se ha apoderado de mí.
- Y por lo visto lo que más le ha dolido de todo es el pinchazo de la anestesia.
- Hombre, piensa que un pinchazo en la punta del... - Dios mío, ¿estoy diciendo lo que creo que estoy diciendo? ¿Y sigo pensando en penes? Por qué, zeñó, por qué.
A todo esto, no sé
cómo, me había puesto de pie, me estaba balanceando, tratando de
aguantarme la risa histérica y había abandonado mi ordenador y mi
programa a medio instalar a su suerte. Estaba valorando seriamente
salir corriendo, ir al despacho del director y presentar en ese mismo
momento mi renuncia, cuando a Vera le sonó el móvil. Aproveché ese
momento para huir vilmente y no volver hasta asegurarme de que
hubiera más gente en el despacho.
Por si alguien se
lo pregunta, no sé cómo terminó la historia. En cuanto pude recogí
mis bártulos y me marché. Y a no ser que sea estrictamente
necesario, no pienso volver a hablar de frenillos ni de prepucios en
el trabajo, que llevo tres días intentando borrar la imagen mental
de mi cerebro.
No puedes dejarnos así! !!!
ResponderEliminarEspero que haya segunda parte... Jajajaja
tengo una amiga que es muy bruta hablando, y por ejemplo cuando lo está pasando mal con el período te lo cuenta. pero esa compañera tuya la supera con creces. :O en los países de lengua inglesa, por lo visto cuando cuentas algo así como muy íntimo o muy embarazoso, te dicen "too much information!".
ResponderEliminarbesos!! yo también estoy un poco con la risa tonta. ;)
Yo también pensé que era demasiada información!!
EliminarMadre mía... Es que si esto te lo cuenta alguien con quien tengas confianza, es otro cantar. Pero si te viene con esas alguien con quien no tienes mucho trato, pues la situación es de lo más incómoda. Yo creo que le hubiera dicho algo como "pues que salga todo bien". Aunque luego seguro que añadiría mentalmente "y que pueda frungir a gusto" o algo así y ya me daría la risa tonta también. Las conversaciones en los trabajos dan para mucho. Besotes!!!
ResponderEliminarClaro, yo no me escandalizo fácilmente, pero me pilló totalmente a contrapie porque no tenemos confianza ninguna para hablar de prepucios XD
EliminarSerá que la mujer no tenía con quien desahogarse o que intentaba que te interesaras por el poco uso del prepucio de su hermano...a saber jajajaja
ResponderEliminarMe encanta el título del post, jajajaja
ResponderEliminarHola!!! Acabo de caer en tu blog y que sepas que me has ganado totalmente!! Me he visto reflejada en tus conversaciones internas, yo tengo muchas de esas conmigo misma jajaja. A partir de ahora me tienes por aquí en primera fila.
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