Salir con un dorniense (a.k.a andalú),
tiene sus ventajas. Puede enseñarte a bailar sevillanas. A no ser
que sea sieso como el mío. Puede prepararte rebujito y pescaito
frito. A no ser que sea sieso como el mío. Puede llevarte a la
feria. A no ser que sea sieso como el mío. Puede tener casa en la
playa o en sitios de veranero guay. A no ser que sea del mismo Dorne
donde los pájaros caen fritos de los árboles desde mayo hasta
noviembre, como el mío.
¿Y por qué entonces sigo enamorada
hasta las trancas de mi dorniense particular? Pues porque tiene el
torso como un puto dios griego y cada vez que le veo quitarse la
camiseta pienso “joder, a este me lo foll***...”
Ejem.
Decía que los dornienses tienen sus
ventajas aunque ahora mismo no recuerde así concretamente cuáles.
El problema es que también tienen sus “cosillas”. Entre esas
“cosillas”, destaca el hecho de que a veces se hace casi
imposible entenderse. Y sí, hablamos todos lengua común, pero se ve
que hay cosas que se pierden por el camino. Hace siete años que
conozco al Niño y aún a veces dice cosas que no logro descifrar.
El otro día por ejemplo tuvimos por
enésima vez una conversación absurda sobre los churros. Siete años
y aún no nos entendemos con algo como un puto churro. Fue algo así:
- Nene, han abierto una churrería en el barrio, donde estaba el restaurante de wok ese que siempre estaba vacío y...
- Pero es una churrería o no es una churrería. Que aquí cualquier cosa creéis que es una churrería y no.
- Pues... pues... eh... pone “churrería” en la puerta. Y venden churros. - no sé si esto es suficiente.
- ¿Pero churros de verdad o de lo que aquí llamáis churros?
Ya empezamos con los tecnicismos. A
ver, yo hace ya más de 25 años que tengo una casa en Pueblodelsur y
que sé que los churros andaluces son un poco diferentes. Allí se
hacen en roscas grandes, son mucho más baratos que aquí y la masa
es parecida a nuestras porras, pero no exactamente igual, es más
fina y un poco más compacta. Y lo que nosotros llamamos churros,
ellos los llaman de lazo o de patata (y puede que de más formas, no
lo sé) según la zona. Así que claro, es todo un poco confuso. Pero
yo estaba decidida a hacerme entender para conseguir que una mañana
de domingo me comprara churros porque me encantan. Y me gustan todos,
los andaluces, los churros de lazo y las porras. Lo que sea.
- A ver, cariño, hacen churros... sólo que en Madrid no existen lo que tú llamas churros.
- O sea, que no hay churros.
- Sí, sí hay, pero de los de aquí. Hay churros y porras.
- ¿Las porras no son mis churros?
- No, las porras son más gordas y más huecas que tus churros.
- ¿Y tus churros?
- Esos son lo de forma de lacito.
- Los de patata, vaya.
- Sí. - no voy a volver a discutir lo absurdo de llamar a algo “de patata” si no llevan patata, ni están hechos con patata, ni saben a patata, ni se acompañan de una ración de patatas.
- Vale, pero entonces es una churrería. Con su señor churrero y eso, que los hacen en el momento.
- Que sí....
- Pero no hacen churros.
- Sí hacen, pero diferentes.
- Entonces no son churros.
- Nene, son churros y porras, sólo que es diferente que en Dorne, coño. Aquí hay churros con forma de lazo y porras. Lo que no hay es lo que tú llamas churros, que aquí directamente no existen.
- Bueno, vale. ¿Y tú qué quieres que traiga un día?
- Pues no sé, unos churros...
- ¡¡Pero si dices que no hay churros!!
- Mira, ¿sabes qué? Que mejor hacemos tostadas.
durante las navidades y hasta la segunda semana de enero pusieron un puesto de churros en la plaza que hay al lado de la boca de metro de ciudad lineal. doy clase por esa zona. un día pillé media docena para mi madre, y en el metro sostuve la bolsa como pude para que no se rompiera y no goteara aceite.
ResponderEliminarel niño chico es muy majete. lo pasamos bien aquella tarde.
besos!! y nunca descuidemos a los amigos. :)
De descuidar a los amigos nada, a ver si quedamos un día... a comer churros o a lo que sea!!
Eliminar:)
Solo diré una palabra: Tejeringos.
ResponderEliminarSí, es lo que necesito, más conceptos que hagan todo aún más confuso. No, gracias XDDD
Eliminarjajajajaja me he reído mucho con la conversación.
ResponderEliminarEn mi casa pasa algo similar y eso que el mío no es del sur. Tiene palabras con su madre que dicen que existen y que son de pueblo castizo de toda la vida y yo sigo pensando que se las han inventado ellos.
Que se le va a hacer! jajajaja
Un beso!
A veces entenderse es más complicado de lo que parece :)
EliminarJajajaja, he vivido 7 años en Dorne... jaja inicialmente también tuve la crisis de los chorros de rosco y churros de "papa". Da igual lo que digan. .. siempre puedes contraatacar con la definición de "chaleco" y lo absurdo que es que digan "chaleco sin mangas"... jaja
ResponderEliminarEl chaleco (jersey), los botines (zapatillas de deporte), la maleta (mochila) y las mil cosas que dicen MAL. Siete años y aún a veces no entiendo a qué cojones se refiere cuando me dice cosas. Dorne es un mundo aparte :)
EliminarPor no hablar de otras grandes definiciones: chícharos (judías blancas para mí...), habichuelas (judías verdes... aunque yo me imaginaba ahí el cuento de la habichuela mágica siempre) y otras grandezas como "fatiga" para referirse a las náuseas... (claro, que ahora donde vivo a las náuseas le dicen "angustia"... así que no sé qué prefiero) jaja
Eliminarjajajaja ole! :) besos.
ResponderEliminarJajajajaja. El churri a veces se desespera conmigo porque, pese a haber nacido aquí, haber vivido aquí mis primeros trece años y llevar nuevamente aquí desde los 23, no puedo ocultar que pasé diez años fuera de este bendito país, por lo que es inevitable que a veces se me escape alguna palabra que aquí no se usa y me percate, al ver la cara de desconcierto del churri, que voy a tener que traducir. Jajajaja. En fin, eso es intercambio cultural y está muy bien para enriquecerse mutuamente. Besotes!!!
ResponderEliminarme haces sonreir con tus escritos abrazos desde Miami
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