Tengo una personalidad levemente
compulsiva. Me obsesiono por cosas y me paso el día pensando en
ellas... hasta que pierdo el interés y me obsesiono por la
siguiente. Por eso no soy constante en casi nada, porque casi nada
consigue mantener interés una vez se me pasa el subidón de los
primeros días. Luego empiezo a aburrirme y a interesarme por algo
nuevo. Me pasa hasta con la comida. Me dio hace poco por las
croquetas congeladas de una marca que son sin leche y las engullía
como si no hubiera un mañana. Hasta me iba a comprarlas a castroculo
de abajo porque en mi barrio no las hay. Ahora tengo dos bolsas en el
congelador y ahí están, aburridas. Así con todo.
No es algo que me guste precisamente de
mí misma, pero he aprendido a vivir con ello.
Mi última fijación, que seguramente
se me pasará dentro de poco, son los Mötley Crüe. Y diréis, a ver
chalada, ahora te da por pensar en un grupo de los 80. Ahora que son
viejos y están casi extintos. Pues mira. Qué le voy a hacer si en
lo que a música se refiere nací demasiado tarde para todo lo que me
gusta. No me va a dar por obsesionarme con lo que sea que esté de
moda ahora, que ni lo sé, o con la Rosalía esa de la que habla todo
el mundo y que me parece una choni barata que hace algo que daña mis
oídos.
El caso es que hace unas semanas me
puse a ver la peli The Dirt en Netflix. La puse con el plan que pongo
las películas los sábados a medio día: dormirme la siesta con lo
que sea de fondo. Pero fue un error. No dormí siesta y me pasé la
hora y media con los ojos pegados a la pantalla. No es que sea una
gran película, pero es muy, muy entretenida y la música me gusta.
Siempre me ha gustado la música de los Mötley, pero igual que digo
que soy un poco obsesivo-compulsiva-volátil, también digo que soy
una fan horrible, pasota e infiel. Tengo montones de discos de canciones sueltas que
me gustan y apenas sé de qué grupo son. No me intereso lo más
mínimo por la vida o los miembros de las bandas que me molan y paso
mil del rollo de la idolatría. Así que tenía canciones suyas por
ahí, sabía quienes era... y me daba totalmente igual. Pero la
película me gustó y me dio por curiosear un poco más. Ví que en
2001 sacaron un libro sobre sus memorias en el que se habían basado
para saltar a la pantalla y me dio curiosidad. Así que busqué un
poco y me lo compré por wallapop a un tío con el que apenas crucé
tres palabras y 17 euros. Lo de wallapop es otra historia. La compra
me trajo un rato infame perdida por el metro de Nuevos Ministerios
después del trabajo con más hambre que un perro y me ha acarreado
un par de pesadillas con estaciones laberínticas e infernales desde
entonces. Lo mismo da.
El caso es que me compré el libro y me
dije que lo leería en el metro de camino al trabajo y de vuelta a
casa y como es un poco gordo, me duraría hasta mediados de mayo que
cambiaré de oficina. Ese era el plan. Ja. Mis cojones 33. Me lo he
cepillado en menos de una semana. Y con frecuencia me despierto
escuchando en mi cerebro el “Girls, girls, girls” o “Same ol'
situation”, lo que al menos, ya que vivo condenada a los gusanos
musicales, me libra del Puma y la numeración infame. A veces incluso
llego al trabajo cuando aún no son las 8 de la mañana y me pongo a
repasar cuadrantes mientras tarareo “Shout at the Devil”. La
gente debe pensar que soy una pirada, pero tampoco es que haya
tratado de ocultarlo nunca.
El libro en sí no es literatura
excelsa, pero está bien escrito, bien hilado y tiene puntos
delirantes, en los que te saca más de una sonrisa. También te
agarra del corazón más de una vez y te revuelve el estómago con
frecuencia. Es sólo la historia de 3 degenerados que llevaron
demasiado lejos lo de “sexo, drogas y rock and roll”... y su
adorable y sufrido guitarrista. Me gusta porque es una historia
sincera, donde no es oro todo lo que reluce y la vida no es
terciopelo rosa sino cuero negro. Me parece digno de ser leído.
Dicho esto, también estoy bastante a
tope con Juego de Tronos y la última temporada. Espero hacer algún
post cuando termine por completo.
¿Y en qué futura obsesión se
embarcará nuestra loca protagonista? ¿Recrear Invernalia con
bloques de lego? ¿El macramé? ¿La pintura abstracta a base de
kétchup y mostaza? ¿Fabricar bigotes postizos con los pelos que
sueltan sus gatos? Quién sabe. Más obsesiones e idas de olla en
próximos capítulos.
Oh mi cultura musical, que he tenido que buscar a estos tíos en google porque no había oído nunca hablar de ellos.
ResponderEliminarY perdona pero Rosalía si no te fijas en cómo se viste ni en sus uñas, es calidad pura. Menos el vídeo ése del avión, ése lo llevo mal.
Por si eso era una encuesta, yo voto por lo de los bloques de lego. Me gusta lo de los bigotes, pero es que soy alérgica a los gatos y no podría probármelos nunca :(
Quitando las uñas, las pintas y que me resulta altamente desagradable su estética... sigue sin gustarme su música (De Rosalía, digo). Lo siento, tengo tímpanos de viejoven.
EliminarY no, paso de los legos. Llevo unas semanas con tanto trabajo que no tengo tiempo ni para obsesiones tontas. Fatal todo.
Un beso!!
Naar a mi me ha pasado igual, tambien me he flipado con los montley. Solo quiero ser una estrella del rock beber a saco y fiestacas y me paso el dia escuchando kickstart my heart.
ResponderEliminarNaar a mi me ha pasado igual, tambien me he flipado con los montley. Solo quiero ser una estrella del rock beber a saco y fiestacas y me paso el dia escuchando kickstart my heart.
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