jueves, 4 de julio de 2013

Las milongas de mamá



Mi querida Alter me otorga un premio que se llama “Las Milongas de Mamá”. Se supone que tengo que contar tres rollos macabeos que me contara mi madre cuando era pequeña y luego colgar un vídeo mío salando a la pata coja durante un minuto.
Y vale, lo de las milongas está bien. Yo tiro de memoria y cuento lo que se me ocurra. Pero ¿saltar? ¿YO? Yo tengo la gracilidad de un hipopótamo a pesar de mi reducido tamaño. Así que no. Además me he jodido un tobillo y ya es el colmo, pero vamos. Que lo mío es contar paridas, no hacer malabares.
El caso es que lo he estado pensando y mi madre no es muy de contar rollos. Mi madre cuando yo era pequeña y me ponía muy pesada era más de “esto es así porque lo digo yo” y punto, oye. Y no creáis que estoy traumatizada ni nada, me parece muy bien. Que los niños a veces son muy cansinos y yo especialmente. Además, para colmo, siempre he sido muy respondona y a cada frase de esas de madre que me intentaba decir, yo tenía una respuesta de esas a las que no sabes qué añadir. Por eso mi madre siempre dice que es una madre frustrada porque nunca la he dejado ejercer demasiado.
Pero sí hay algunas historias que rozaban la milonga. O ella lo intentaba y yo me salía por peteneras.
Recuerdo que mi madre era muy estricta con los horarios de comidas y de sueño. Entre otras cosas porque yo siempre he sido una persona muy caótica y con tendencia a trasnochar. Así que durante el curso escolar mi madre me metía en la cama a las ocho de la tarde. Y bien. Yo soy muy marmota y era la única forma de que me levantara por las mañanas y no me sobara en el colegio. El problema es que hacia finales de curso era totalmente de día cuando mi madre me quería echar a dormir. Y como que no colaba. Y ella me contaba historias tipo “si los niños se acuestan tarde no crecen y no están sanos y tal”. Y a mí me la pelaba mucho. De hecho, me bajaba totalmente la persiana, me acostaba y me cerraba la puerta. Y yo encendía una lucecita y leía a escondidas.
Otra es que siempre he comido fatal. Y mi madre lo intentó todo en su desesperación por alimentarme. Y os lo adelanto desde ya, nada funcionaba. Que si esto tiene mucho hierro. Me la pela. Que si esto tiene muchas vitaminas. Me la pela. Que si esto es muy bueno para los huesos. Me la pela. De hecho, mi madre siempre dice que conmigo no ha habido forma de razonar desde que tengo un par de años de edad y cuando me decía “si no comes no vas a crecer” yo le respondía que me daba igual, que mi yaya era muy bajita y que había sido muy guapa de joven y que se había casado con mi yayo que era muy alto y guapísimo. Así que adiós razonamiento de madre.
Y la tercera que se me ocurre es que mi madre era bastante friolera. Luego con la menopausia se ha vuelto un sofoco humano, pero antes se moría de frío a todas horas. Y a mí me abrigaba muchísimo con la excusa de “¿No ves que mamá lleva una rebeca?”. Y eso más o menos funcionó durante unos años. Yo pensaba que pasar calor constantemente era casi normal. Hasta una noche de julio (lo recuerdo porque estábamos celebrando el cumpleaños de mi padre) que vino con su rollo de la rebequita de las narices a pesar de que yo estaba muerta de calor. Y ni corta ni perezosa le dije: “mamá, no ves que siempre me abrigas a mí cuando tienes frío tú?” Y bueno, con eso de que soy tu madre y lo digo yo seguí llevando más ropa de la necesaria durante años, pero creo que la hice reflexionar un poco y se acabaron las rebequitas cuando me veía sudando.


Y ahora añado para compensar el no saltar a la pata coja que supongo que yo soy una hija horrible, pero mi madre es increíble. Sí, está un poco loca, tiene siempre la cabeza en mil cosas, es una inútil con la informática y aunque se sacó el carnet hace 25 años no ha conducido nunca. Pero es la mejor mamá del mundo. Me tuvo siendo muy jovencita y no me explico cómo lo pudo hacer tan bien y no perder la cabeza ni la paciencia con una hija tan desastrosa como yo. Y no sé qué haría sin ella, porque es lo más maravilloso que hay en mi vida.

6 comentarios:

  1. Jajajajajajaa!! Tu madre podría ser perfectamente hermana de la mía, sobre todo con lo del frío...cuando estaba en el cole y tooooodoooos los niños llevaban ya manga corta y pantalon corto yo aún llevaba jersey y leotardos...dios...me llevaba todo el día como si tuviera menopausia infantil, jaajajajajajajajajaja!!!

    Saludoos!

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  2. Ahora que ya he visto más entradas de las milongas creo que tengo claro como hacer la mía. Pronto caerá... Biquiños!

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  3. Me uno a Confused en que tu madre y la mía son hermanas, jjajajajaja. No tendría nada que añadir...

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  4. Si es que las madres son una pasada... No sé qué hubiera hecho yo sin la mía.

    Aclaro que lo de la pata coja sólo lo cumplí yo y fue para compensar que no tenía una sola milonguita que contar. Jajaja. Así que, misión cumplida!!! Jajaja. Un besazo!!!

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  5. Vaya madres más normales que tenéis, se ve que la mía las contaba por mí y por todas vosotras xD

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  6. Para las comidas yo también era un desastre, si hasta me compraban calcio noseque para ver si me daba hambre... pero nada, al final era o comes o te llevas una hostia, y predominaban sobre todo las hostias jajaja
    Tomate

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