Sé que os tengo prometido un post sobre feminismo. De hecho,
después de lo que voy a contar, será aún más necesario, pero por hoy me voy a
permitir el tomarme con humor ciertas cosas que si no me río, me lío a hostias.
Resulta que el otro día fui por la mañana a hacer cosas. Últimamente
duermo fatal y ando triste y apagada, así que iba con mis pintas andrajosas,
unas mallas azules, una camiseta blanca vieja, unas chanclas y mi característico moño de notengoganasdepeinarme.
O sea, que levantando pasiones precisamente, no. Y yo ya no soy tan joven y tan
mona como para que el look pordiosera me quede bien.
Bueno, pues iba yo arrastrando mis pintas y empujando el
carrito por el mercamoñas cuando me “choco” con un prepúber de unos 12 años que
“casualmente” a la que se choca me toca el culo con el dorso de la mano. Bueno, pienso, puede pasar. Y sigo a mi bola comprando. Seguramente las mujeres
que me lean sepan a lo que me refiero cuando digo que a veces hay sensaciones
que se te agarran a las tripas cuando un tío te habla, te toca o simplemente te
mira. Como un asco visceral e inexplicable. Bueno, pues de pronto me empiezo a
encontrar al jodido pajillero de 12 años en cada pasillo, detrás de cada
estantería, siempre detrás de mí. Y esa sensación se me mete en el cuerpo. Y cada
vez que me cruzo al chaval que me mira con esos ojos de gamba que proporcionan
los transtornos hormonales de su edad, se me pone peor. Le esquivo como puedo. Le
huyo. Y sigue ahí, a mi lado, detrás. Angustia y mala hostia a partes iguales. Empieza
a tratar de chocarse de nuevo conmigo y tengo que empezar a hacer fintas y
regates que ni Messi. Hasta que cuando ya estoy llegado a la cola de la caja,
se choca de nuevo conmigo en un espacio enorme y me vuelve a tocar el culo esta
vez con toda la mano y echándome todo el cuerpo encima. Y claro, ahí ya me he
mosqueado más de la cuenta y por no partirle la cara, le he soltado un “joder,
ya vale de una puta vez”. Coño ya con el niñato de mierda.
El caso es que dejo el carro en la cola y me voy de una
carrera a por tierra de Ron, que se me había olvidado. Entonces me encuentro en
la sección de animales a la señora loca de los gatos de mi barrio. Es una mujer
con síndrome de Noé que cada vez que la veo me encoge las tripas. Sé de su
historia porque es vecina de un amigo mío y me da una pena horrible. Fue bailarina,
guapísima y tuvo bastante éxito. Pero se separó de su marido, tiene un par de
hijos que no le hablan y vive sola, con un millón de gatos en casa. Los servicios
sociales han tenido que ir un par de veces. Todos los días se gasta una media
de 30 a 50 euros en comida de gatos y pájaros en el mercadona y alimenta
también a todas las colonias del barrio. Ella misma debe comer comida de gato,
es raro verle comprar algo de comida “humana”. El caso es que está ahí, con
unas pintas parecidas a las mías y me pide que le coja un saco de tierra de
gato. Me mira y me dice:
- - Ah ¿tú también tienes gatos?
- - Bueno, tengo uno.
- - ¿Sólo uno? Yo tengo muchos, ¿quieres que te dé
alguno? También alimento a los de la calle, ¿seguro que no quieres más gatos?
Y joder, por un momento lo pienso. Claro que quiero gatos. Mil
gatos. Pero no tengo dinero para mantenerlos como a mí me gusta, con su pienso
del mejor, sus vacunas, sus revisiones, sus pastillas de desparasitar y sus
cosas. Igual en el futuro eso me da igual y empiezo a acumularlos como ella. Así
que le digo que no y vuelvo a la cola con mi carro.
En fin, creo que necesito cambiar de look. Uno que no
atraiga preadolescentes pajilleros y que no hagan pensar a la señora de los
gatos que soy su digna sucesora.
jajajaja, espero realmente que no tuviera 12 años... pronto empieza... Pero sí, mejor tomárselo con un poco de humor... porque si no...
ResponderEliminarYo no sé el look zombie que gasto últimamente a qué tipo de seres atrae... pero debo tener un aspecto excesivamente aniñado incluso al teléfono... Porque estando ya bastante más cerca de los 30 que de los 20... el otro día por teléfono directamente me dijeron que si podían ponerse mis padres. ¿?¿?¿?¿? Y lo de la tipa de correos preguntándome si era mayor de edad ya me dejó un poco... Ejem...
Reconozco que con 20-22 años tenía algo de gracia... Pero ahora... una cosa es que me echen años de menos, que a todo el mundo le hace ilusión y otra esto...
Que sí, que sí, que no tenía más de 12-13, te lo aseguro!!
EliminarA mí me echaron menos años siempre, pero al cumplir los 30 ya se me jodió el plan. debí envejecer en una noche como maria antonieta, no sé :(
Madre mía , leo tu look y me veo retratada... Y yo ya tengo tres gatos ...sólo falta k mi novio me abandone y ya soy la loca de los gatos oficial !!
ResponderEliminarTrata de retener al novio y de no coger más gatos!! Jajajaja
EliminarVaya con el niño. Yo no habría aguantado ni dos pasillos. Ole tú y tu paciencia.
ResponderEliminarCreo que estamos en nuestro derecho a ir desaliñadas al super, hombre ya. Yo creo que en cada uno de tus posts, se nota algo de tu feminismo, pero si quieres escribir un monográfico, adelante! Sigue haciendo mucha falta que se hable de este tema.
Un abrazo!
No era paciencia, es que estaba tristona y no tenía ganas de montar escenitas. Es de esos días que lo que quieres es pasar desapercibida y que nadie te vea.
EliminarNo soy una feminista radical, pero es que hay cosas que creo que son de sentido común y sí, es un monográfico que pienso puede ser un tanto aclaratorio para ciertas confusiones que hay al respecto.
P.D. te debo un mail, en esta semana me pongo :)
El otro día estábamos hablando de eso en mi casa, porque a mi amiga Abi (nomegustanloscentollos.wordpress.com) ya la debieron de acosar todos los pervertidos de Londres. Hay gente que parece que tiene imán para esas cosas.
ResponderEliminarA mí una vez, como con 17 años, también me tocó el culo un adolescente pajillero de la que me dirigía con mi prima y dos amigas a las fiestas de Leganés. Como iba en bici, sólo me pude cagar a gritos en su putísima madre.
Pero en el súper le cruzo la cara o lo empotro contra algo y luego grito llamando al de seguridad. Una vez en el metro de Madrid le pegué a un carterista y me pidió perdón y se fue corriendo.
Hija, lo que he dicho antes, era un día feo y lo único que quería era pasar inadvertida y que nadie me viera, lo último que me apetecía era que la gente me mirase... pasando. Pero como le vuelva a ver, lo mismo le cojo por las solapas y le digo cuatro cosas, así sin gritar ni nada, que es lo que más asusta, muahahaha
EliminarTengo que tomar nota para no verme inmersa en una situación similar...
ResponderEliminarQué asquito me dan los adolescentes salidos. Es una sensación de lo más desagradable, sí. Besotes, guapa!!!!
Si encuentras la solución, dímelo, porque yo ya no sé... Y me da igual la edad, los salidos me dan asco, fue casi peor una vez que se me intentó frotar un viejo en el carrefur, que a ese sí le dije dos cosas... puaj. asco puto. a ver si termino el otro post y me quedo más a gusto que un arbusto.
EliminarNo sé que es peor, un adolescente "rejervío" o un pureto "rejervío"...
ResponderEliminarA mí me pasó con un niño de unos cinco años, pero el muy joputa me levantó la falda y me cojió el culo a lo bestia delante de mi novio... cuando me giré para ver quién era se me quedó mirando con cara triunfante y expresión de "a ver si tienes cojones de decirme algo delante de mis padres"... que fuerte.
Y lo de los gatos... igual es que esa señora está desbordada pero no tiene corazón para sacar de su vida a tanto gatito.
Seguro que ibas monísima, las mallas dan mucho juego y una nuca bien bonita levanta pasiones... jijiji.
Besos.
Rejervío. me encanta, me quedo esa palabra :D
EliminarA mí me pasa lo del crío que cuentas y sí le digo algo a los padres... Lo malo de mi niñato es que lo hacía como sin querer, pero lo otro es mala idea...
la señora de los gatos es un caso especial, me da penilla, pero no puedo quedarme sus gatos!!
Y no, no iba mona, pero es que me la pela todo cuando voy a comprar, no tengo paciencia para arreglarme cuando salgo a por el pan :(
Un beso!!