Se me ha terminado de ir la olla. Pensé
que iba a aguantar hasta la menopausia par ser la loca que he
pronosticado muchas veces, pero mira, ya que tengo las hormonas como
unas maracas, pues para qué esperar.
El caso es que el otro día recogí un
mueble de la basura. Yo iba a comprar con mi carrito (lo del carrito
es importante para ser una loca de la pradera, no sé por qué, pero
es un grado más en el nivel de chaladura) y lo ví apoyado contra
los cubos. Era una especie de estantería con unas molduras
monísimas. Me quedé mirándolo y dudando un poco. Me gustaba mucho,
y obviamente era gratis. Pero empezar a recoger basura a los treinta
es un poco chungo. Al final decidí ir a comprar y si a la vuelta
seguía ahí, me lo subiría a casa.
Me di cuenta de lo mucho que quería
ese mueble cuando compré a toda prisa para que no me lo quitaran. Y
cuando empecé a ponerme triste porque de lejos me pareció que no
estaba donde lo había dejado. Y desde luego, cuando me llevé la
alegría del día al comprobar que sí estaba esperándome. Así que
lo cargué en mi carrito de loca y me lo llevé a casa.
Lo he lijado y tengo que pintarlo, pero
estoy esperando a que deje de llover para poder trabajar en la
terraza.
Y el caso es que con la excusa del
mueble recogido de la calle, me dio por pensar que estoy un poco
aburrida de mi casa. Todos los años me pasa igual, que me da la
chaladura por estas fechas y me pongo a limpiar, a ordenar, a cambiar
las cosas de sitio... el año pasado hasta me lié la manta a la
cabeza y pinté el salón. Ahora me ha dado por los muebles. Y es que
mis muebles son muy normalitos, de esos aburridos que tiene todo el
mundo porque son baratos y tú los compras, tú los llevas, tú los
montas y encima, tú los pagas. Así que creo que voy a pintarlos,
empapelarlos, dibujarles flores o lo que sea que se me ocurra.
Mi madre me mira horrorizada cada vez
que le cuento una de mis nuevas idas de olla. Creo que se teme que
así desde luego, no va a haber forma de casarme nunca. Y me manda
enlaces de tiendas de muebles, como
el de Homy, que a ella le gusta mucho para que al menos me
haga una idea y vea cosas monas y no me ponga a hacerlo todo a lo
loco, que yo soy capaz de terminar con la casa como un circo
ambulante.
También tengo que cambiar la celosía
que tengo en la terraza para que no se caiga ni se escape Ron porque
se ha roto una parte. El otro día se lo conté al Niño y el pobre
no se molesta en contradecirme porque sabe que es peor, pero sé que
en el fondo le dan los males de imaginarme taladrado piedra y
haciendo cemento. Y eso sin contar con cuando le espeté que voy a
pintar el baño de magenta. Creo que por suerte ni siquiera sabe lo
que es el color magenta, así que una de estas veces vendrá y se
encontrará con el susto.
En fin, dicen que la primavera la
sangra altera y a mí me da por el síndrome de tunear la casa. Aquí
cada loco con su tema.
Está bien eso de tener aficiones, sobre todo cuando son diferentes a lo que suele ser habitual. En tu caso es tunear muebles recogidos por la calle. Algunos pensarán que sufres el síndrome de Diógenes (gran filósofo, por cierto), pero el caso es que es bonito darle una segunda oportunidad a muebles de los que te enamoras a primera vista. Tu explícalo dando un toque bohemio y misterioso, y con ello encandilarás a la gente, te lo aseguro.
ResponderEliminar¡Un beso!
Yo es que tengo aficiones de hacer el bruto, me gusta hacer cosas que me cansen y trabajar con las manos... deben ser mis ancestros labradores, jajaja! Espero que quede chulo, ya os contaré.
EliminarJajaajaja. Es un poco chaladura pero muy practica, que te vas a dejar la casa nueva. A mi nunca me ha dado por algo así, ni en primavera ni en ninguna estación del año ;)
ResponderEliminarUn beso
A mí en invierno me da una pereza máxima, pero en cuanto empieza el buen tiempo me da la locura, es inevitable! :)
EliminarEn mi barrio un mueble así no hubiera durado ni 30 segundos. Tendrías que haberte peleado con una horda de señoras ávidas de madera gratuita. En las ruedas de sus carritos llevan pinchos, con eso te lo digo todo! :)
ResponderEliminarBesos!!
Oye, qué ideaza lo de los pinchos en las ruedas en plan ben-hur... me lo apunto!
EliminarAquí no duran mucho, creo que tuve suerte porque entre gitanos y rumanos y tal, los muebles de la calle vuelan. Por suerte, este era para mí :)
Jajajaja. Oye, para ti que eres habilidosa lo de reciclar muebles de la basura viene muy bien. No hay de qué avergonzarse, que ahora está muy de moda eso de lo vintage y lo bohemio. Jajajaja. A mí las locuras me suelen dar en septiembre. Sobre todo en lo que tiene que ver con el color del pelo o con el corte. Cada cual con sus cosas. Besotes, guapa!!!!
ResponderEliminarA mí en septiembre me da por deprimirme y tal, pero en primavera me dan unos locurones serios, incluído el pelo, aunque sabes que yo en eso arriesgo poco.
EliminarPretendo dejar el mueble con esa pinta de viejo así como del rastro... ya os contaré :)
Pues yo no lo veo ninguna locura! Tú que tienes mano para esas cosas seguro que te queda un mueble de lo más apañao. Cuando termines pasa una foto!!
ResponderEliminarQuiero pintarlo de dos colores y darle un efecto decapado y envejecido, es la primera vez que hago eso, así que no estoy muy segura del resultado, pero si no queda muy vergonzoso os pongo foto.Y si no también, qué porras, así nos reímos :D
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