jueves, 18 de febrero de 2016

El ladrón de chuletas

Ron ha aprendido a abrir la puerta de la cocina. Nunca le había dado por ahí, pero ya ves, un día probó y sonó la flauta. Desde entonces, cada día la abre varias veces. El caso es que no es difícil, es una puerta corredera de plasticucho que mi ex el desequilibrado instaló al revés. Ese tipo todo lo tenía que hacer atravesado, de verdad. El caso es que en cuanto la empujas, salta el imán que la cierra y hala, abierta. Ron ha descubierto que si mete el morro por debajo y empuja con la cabeza en el ángulo donde se juntan dos piezas, se abre de inmediato. Y dentro está todo lo que un gato tragón puede desear, claro.
El otro día me fui por la mañana a trabajar y luego a hacer unas compras con mi madre. Confiada de mí, dejé un par de chuletas de pavo en la encimera para que se terminasen de descongelar. Lo cierto es que el gordo-Ron nunca había abierto la puerta en mi ausencia, cuando yo me voy por las mañanas él duerme, toma el sol en la terraza y mira por la ventana, pero no suele hacer maldades. Así que me fui tranquila.
Cuando volví a las tres de la tarde, con más hambre que Carpanta, Ron estaba hecho una rosca en el sofá. Y en vez de levantarse a saludarme y empezar a maullar pidiendo su pienso, me miró con unos ojos que yo conozco. Esa cara era la misma cara con la que me miraba el Amigo, mi perro blanco de cuando era niña, cuando había hecho alguna de las suyas. Así que según reconocí esa mirada, no pude evitarlo y me empecé a enfadar. Recordándome a mi propia madre ante circunstancias parecidas, empecé a decirle “¿qué has hecho? ¿eh? ¿Qué has hecho?”.
Efectivamente, la puerta de la cocina estaba abierta y mis chuletas, o mejor dicho, lo que quedaba de ellas, en el suelo. El tragaldabas se había zampado un pedazo de una y la otra casi entera. El hueso, perfectamente roído.
Me puse nerviosa y llamé al veterinario por si acaso. Me dijo que bueno, que era posible que vomitara, que hiciera las cacas raras y que estuviera empachado, que no le diera de comer. Me preguntó si estaba el hueso y me dijo que lo único potencialmente peligroso era que se hubiera tragado un pedazo de hueso, pero que era raro. Yo, súper preocupada y sin comida, me preparé un minibocadillo de jamón, que era la único que había y me quedé esperando a ver qué pasaba y rezando para que no se hubiera tragado ningún hueso pequeño, aunque casi lo descarto porque estaba entero.
Tres días después, Ron está estupendísimo. No sólo no ha vomitado, es que caga mejor que nunca. Porque él tiene la barriguita un poco delicada y tiene tendencia a que se le suelte un poco. Pero nada. Y tan contento y activo o más que nunca. Aún tengo que vigilarle esta semana por si tiene algún síntoma extraño, pero no lo parece. Ni mucho menos, vaya. De hecho, es que me lo imagino subiendo a la encimera, viendo la chuleta y pensando “esto es para Ron”. Y relamiéndose como un condenado.
Y claro, yo ya no sé. Porque me gasto una pasta en comida especial para tripas sensibles, le compro unas latitas de veterinario que cuestan un cojón de pato y ando siempre con mil ojos de que no coma lo que no debe. Y aún así, de vez en cuando, cacas feas. Y va el cabrón, se jala una chuleta cruda y le sienta como dios. A ver si me está insinuando que me puedo meter las latas por donde me quepan y darle chuletas todas las semanas.

En fin, ya sé que los gatos de pueblo siempre han comido carne cruda, que hay defensores de la dieta barf y todo el rollo, pero a mí siempre me había dado mal rollo el tema. Y ahora resulta que le sienta bien. Manda huevos. De verdad que manda huevos.

16 comentarios:

  1. A mí Luhay me robó un filete una vez. Ya cocinadito, eso sí, que él era un sibarita. Jajajaja.

    La verdad es que los gatos que viven a su bola no cocinan lo que cazan y ahí andan, tan campantes. Ya ves que la chuleta le ha sentado de vicio. Yo soy muy de hacer caso a todo lo que me diga el veterinario pero a veces también hay que recordar que ellos también tienen visitadores y llevan comisión por lo que venden. Debe ser que somos unas madres histéricas que nunca estamos seguras de si lo que hacemos es lo adecuado. Jajajaja. Besotes y dile a Ron de mi parte que le aproveche!!!

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    1. Ron lo roba todo. Cocinado, crudo, el pan... lo que pilla! Yo sé que soy una madre histérica, pero también trato de "escucharle" a él y parece que la carne cruda le va de maravilla. En fin, lo seguiré pensando :D

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  2. Es que aunque para ti parezca un gatín adorable, en el interior del Ron hay un león hecho y derecho. ¡Claro que le gustan las chuletas! :D

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    1. Sé que es un lince ibérico, pero no me veo yo soltando conejos por casa a ver si los caza, te imaginas? :DDD

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  3. Te está pidiendo carne a gritos, está claro. Como que es tonto, el amigo. ¡No sabe nada! jajaja

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    1. Me gastaré más en su comida que en la mía al final, ya veras :D

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  4. los gatos tienen fama de robar la comida, jeje. aunque les suele gustar más el pescado que la carne. en los tebeos suelen salir llevándose una merluza entre los dientes...
    me alegro de que no le hayan sentado mal ni se haya tragado nada malo. lo más negativo es que te dejó a ti sin comida, pobre. ;)
    besos!

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    1. Lo del pescado es un poco leyenda urbana. Les gusta, pero ellos por naturaleza son carnívoros puros. Es como lo de la leche. Siempre salen tomándola y en realidad les sienta fatal. A Ron el pescado le gusta, pero el pollo es lo que le chifla. Y al parecer, el pavo :D

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  5. Ahora mismo en mi cocina no hay ni puerta... jaja pero teniendo en cuenta los antecedentes... pues ya no caigo en los mismos errores...

    No cuento las historias... sería repetirlo... jajaj pero... ahí las dejo:
    http://cartasaunumpalumpa.blogspot.com.es/2011/02/umpa-lumpa-se-va-de-caza.html

    http://cartasaunumpalumpa.blogspot.com.es/2012/01/entre-cacerias-y-condicionamientos.html

    Por cierto, hace no mucho, mi veterinaria me dijo que les tenía que dar comida húmeda una vez a la semana. Y que mejor que lata (que por cierto, no les gusta nada) era comprar pollo, por ejemplo y cocerlo sin sal ni aceite ni nada... y trocear y dárselo.
    Pues lo hice... ¿Y qué hicieron? Lo olieron y lo dejaron en el comedero esperando el pienso... alucinando...

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    1. eso sí... las polillas muertas pegadas en un pegamento de hace 5 meses o la zanahoria, son los manjares más deseados... Yo ya me rindo.

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    2. Los tuyos son un caso, jajajaja. Ron come zanahoria pero no le sienta muy bien. El pollo cocido yo se lo hago a menudo y le encanta. Pero a este melón le gusta todo, también es verdad. A partir de ahora le daré pavo también de vez en cuando. :D

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  6. Lo importante es que no se comió ningún hueso que podía haber dado problemas!
    Y ya sabes, a incorporar el pavo en la dieta de Ron...aunque según son los gatos de sibaritas igual pronto cambia de opinión y decide que ya no le gusta!

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    1. Sí, por suerte no comió hueso, sólo carne, jeje. Y yo creo que de momento le gusta, habrá que darle un poco de vez en cuando :)

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  7. jajajajajaja me ha encantado y yo también le he puesto hasta cara, vamos que me he imaginado la situación perfectamente

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    1. Imagínate yo, que de verlo no sabía si reírme o enfadarme o preocuparme... :D

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  8. jajajaja yo tenia un gato que era una pasada, ya podias dejar comida sobre la cocina que ni se acercaba, en cambio ahora, con Ratlletes no hay manera, es un tragón, como estés comiendo pescado en la mesa pequeña del comedor y ande cerca, saca la zarpa y te agarra un trozo, jajajajaj son la leche!

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