Hay un enano cabrón que vive en mi
cabeza. Tiene una caña de pescar y con frecuencia, lanza el anzuelo
y me tira de la ceja derecha hacia arriba, haciendo que me ponga
escéptica. Le odio.
Me gustaría ser una persona más
conformista, más tranquila. De verdad. No cuestionarme tanto todo.
Me gustaría no hacerme tantas preguntas, no dudar de todo, no
plantearme todo, no subir una ceja cada dos por tres. Me gustaría
estar segura de algo, saber algo, tener alguna certeza a parte de el
hecho de que voy a morir. Lo he dicho más veces porque es un tema
que me asalta cada dos por tres. Y me agobia. Me agobio a mí misma.
Me gustaría pegar una toba al enano cabrón que me sube la ceja,
pero no puedo, no lo consigo, no hay forma de desalojarle de mi
cabeza y mandarle a tomar por culo. No hay manera de dejar de oír
esa irritante voz que lo pone todo en tela de juicio.
Veo a Reichel con Rulas y con el bebé.
Y ella me dice que sí, que quería ser madre, que sabía que
Rulas es el hombre de su vida y que el año que viene se casan. Así
que de nuevo tengo una boda a la vista. Y echo cuentas. Llevan algo
más de dos años juntos, un poco pronto para tener ya un bebé, a mí
parecer. Y ella me dice, toda seria, que sabía que era el
momento y era la persona adecuada, que no ha dudado ni un momento. Y
a mí se me levanta la ceja. El enano cabrón haciendo de las suyas.
Veo a Bombita y su reciente esposa y lo
mismo. Tres años juntos desde el fantástico momento en el que
surgió el flechazo. Desde que Bombita nos dijo que nos iba a
presentar a alguien que le gustaba mucho, que era la mujer de su
vida, que se iba a casar con ella. Y yo intento que no lo haga, que
el enano no pueda con mi ceja, tiro hacia abajo, frunzo en ceño,
trato de parecer concentrada. Me repito que el amor es así, que
puede pasar, que miaumiau. Pero no. Es pequeño, pero tiene fuerza. Y
allá va mi ceja pa´rriba.
Y así con todo. Cada vez que alguien
me asegura algo, ceja arriba. Cada vez que alguien me dice que ha
encontrado el camino, ceja arriba. Cada vez que alguien emprende un
proyecto raro jurando que es una idea brillante, ceja arriba. Cada
vez que alguien se enamora, ceja arriba. Cada vez que alguien me
habla de algo abstracto, ceja arriba. Cada vez que alguien “ve la
luz”, ceja arriba.
Pensaba, inocente de mí, que algún
día el enano cabrón estirador de ceja se iría. Quizás cuando
cumpliera los 25, o los 30. Quizás un día cualquiera, como una
revelación mística. Quizás, cuando encontrara algo seguro. Quizás,
cuando las cosas con el Ross se asentaran y estuviéramos juntos.
Quizás cuando supiera algo. Pero no. Tengo 33, vivo con el
hombre al que he querido siempre y sin embargo, no. Ahí sigue el
enano tirando de mi ceja, ahí sigue mi escepticismo, ahí siguen mis
dudas, ahí sigue mi sensación de estar perdida. Sigo sin saber una
mierda.
Que yo quiero al Ross, sí. Que creo
(creo, ojo, no sé) que es el hombre de mi vida. Que
estoy bien con él y me gusta nuestra vida. Pero de vez en cuando se
me va la ceja sola. Que yo estoy a gusto en mi casa, en mi barrio, en
mi cuidad, en mi pequeño mundo. Pero de vez en cuando me asalta el
enano cabrón y me pregunto si no estaría mejor en otro sitio. Que a
veces creo que me he equivocado en todo y me gustaría resetear y
empezar de cero. Que a veces creo que no, que voy bastante bien. Que
a veces creo que por fin he encontrado algo que me gusta, me
apasiona... y luego me deja de interesar. Que a veces creo que sé
algo y al rato pienso lo contrario. Que a veces estoy feliz, estoy
bien, estoy contenta... y entonces noto como el enano salta sobre mi
cabeza y tira de mi ceja con todas sus fuerzas, haciéndome pensar
que igual no, que igual es un espejismo. Haciéndome dudar de nuevo,
haciéndome ser ese tipo de persona que no se cree nada, no confía
en nada, no se siente parte de nada.
A veces, admiro a Descartes. Al menos
él sabía que no sabía nada. Yo, ni de eso eso estoy segura.
Eso es porque te preocupas por la gente a la que quieres y te da por pensar cosas que no quieres que sucedan, y ahí tienes al enano dando por saco. Es parte de tu naturaleza, así que habrá que aprender a convivir en paz con él. La gente impulsiva o que se emociona con facilidad siempre necesita cerca a alguien que le ponga los pies en la tierra, así que tu enanito, en el fondo, es muy valioso. Un besote!!!
ResponderEliminarMola tu visión porque parezco muy buena persona... Yo lo veo más como que a veces parto de la base de que me están vendiendo humo. Lo bueno es que cuando acierto, me alegro y doy gracias al enano por prevenirme de ciertas cosas. :)
Eliminarhe pensado en descartes yo también, según iba leyendo esta entrada! al igual que el matemático y filósofo francés (que por cierto, fue el que me tocó en el examen de selectividad), procuro hacer afirmaciones seguras que no pierdan validez con el tiempo.
ResponderEliminary tienes razón, es mejor no venirse arriba demasiado rápido, porque luego la caída es más dura. y no idealizar nada ni a nadie. ojalá yo lo hubiera sabido cuando era más joven. la experiencia es un peine que te dan cuando ya estás calvo. :P
besos!
Yo era muy radical y a veces aún se me calienta la boca, pero hay que intentar que las palabras sean suaves por si tienes que tragártelas. Y las ilusiones guay, pero sin perder la perspectiva de la realidad :)
EliminarMujer, yo digo que si Descartes y sus amigos filósofos se comieron tanto la cabeza y no solo no les pasó nada si no que además han pasado a la historia por pensar más de la cuenta, creo que no deberías preocuparte tanto... Un beso
ResponderEliminarEl tema es, ¿eran felices pensando tanto o estaban hasta los huevos de sí mismos? Porque yo a veces soy del segundo grupo :)
EliminarEs una cuestión de personalidad. Eres escéptica y práctica, ya está, no hay más y no creo que cambie.
ResponderEliminarNo está mal ser como eres. Muchos idealistas ingenuos se meten unas leches y se cambiarían por ti, otros no. Así es la vida, tiene que haber de todo.
Un beso
Yo soy de la teoría de mejor ponerse en lo malo y llevarse una alegría que fliparse mucho y llevarse una hostia. Pero admiro a los que se emocionan con todo como si no hubiera mañana. Tiene que haber de todo :)
EliminarPero en esto último que comentas amiga, no estás sola. Yo creo que muy pocos se atreven a asegurar, cosas como "es el hombre de mi vida" "he acertado" "estoy donde debo" etc. Yo, al menos, soy como tú en ese aspecto y pienso que es más lógico ser así, no dar todo por sentado. Mira, según vayas cumpliendo años (y te lo dice una a la que en tres semanas le caen 39) de hecho irás dándote cuenta con más razón de eso, de que nada puede darse por seguro porque la vida te puede llevar por donde quiera y te puede cambiar todo en un segundo.
ResponderEliminarAsí que, deja al enano que en el fondo, sabe lo que hace. Te tiene preparada, por lo que pueda pasar, para que no te pille de sorpresa. Y aún así, te sorprenderá.
Besotes
Siempre he tenido la sensación de que la gente sabe cosas y está más segura que yo. Igual es lo que yo pienso y no es verdad pero yo lo siento así y a veces es frustrante. Pero sí, como dice la canción la vida te da sorpresas. Y es parte de la gracia, no? :)
EliminarHe leído esta entrada por casualidad. Siento discrepar con el resto... no se es feliz desconfiando de todo y de todos, no se es feliz dudando, no se es feliz sin ilusionarse hasta el éxtasis, no se es feliz poniéndose en el peor de los casos para no llevarse decepciones...
ResponderEliminarYo antes era así, y no era feliz ni nadie a mi alrededor podía serlo. Hice una terapia y mi vida cambió. Soy más espontánea, fluyo con la vida, estoy confiada y tranquila y sé lo que quiero en la vida. Me ilusiono con muchas cosas y soy feliz viendo como a mi alrededor la gente se ilusiona. No pienso en el futuro más allá de esta cena (y ni eso).
Muchos te dirán que no se puede cambiar pero eso no es cierto. Solo hay que desaprender para volver a asimilar la vida sin traumas ni frustraciones.
Un besazo!
No tengo traumas ni frustraciones, no creo en eso de "fluir", no creo en desaprender y no creo en las terapias. Y soy feliz, y creo que los que me rodean también. Ser escéptica no me hace vivir amargada, sólo me hacen creer en ciertas cosas y no creer en muchas otras.
EliminarCada uno vive como quiere, me parece genial la gente que se ilusiona mucho y lo único importante es estar a gusto con lo que haces y lo que te rodea :)