El caso es que ya casi nunca pienso en
ti. Estoy muy ocupada, tengo la cabeza llena de gente, de fechas, de
datos, de números casi siempre rojos. Estoy ocupada, tirando cada
día de las cuerdas del corsé que me sostiene, que sujeta los
pedazos en los que estoy rota para que parezca que no, que sigo de
una pieza. Estoy ocupada con una vida que no me convence del todo,
pero que efectivamente, me ocupa.
Pero hoy, en medio de la lluvia y el
frío que sumen esta ciudad en el caos, has aparecido de la nada, con
todo tu descaro, echándome a patadas de mi presente para hacerme
rodar hasta el pasado. Ese pasado en el que era verano, en el que
hacía más sol, en el que hacía calor, en el que no estaba tan
ocupada ni tan rota.
Y es que a veces, me echo de menos en
ti. Porque hoy me he dado cuenta, mientras casi podía oír tu risa
en el asiento del copiloto. No te echo de menos a ti. Tú ya no eres
el que yo recuerdo, pero me da igual. Lo que me escuece un poco es
que yo ya no soy la que tú recuerdas. Ya no soy tan joven, ni tan
guapa, ni tan despreocupada. Y echo de menos aquella que era antes de
romperme y reconstruirme mil veces, aquella que no estaba tan
ocupada. Aquella que era. Echo de menos mi pelo largo, mis pantalones
rotos, mis aros en las orejas y mis uñas pintadas de negro. Echo de
menos la que era en ti.
En todo caso, he seguido conduciendo.
No me iba a quedar parada en mitad de esas calles por mucho que me
hablen de ti, de mí, del verano y del sol. Por muchos recuerdos que
traigan, a nadie le importa eso. No puedo quedarme quieta a mirar la
esquina donde me abrazaste levantándome del suelo. Bastantes
problemas tiene Madrid cuando llueve como para añadirles la
nostalgia. Y a veces me pregunto si podría vivir en otro sitio. Si
sería más fácil una ciudad más pequeña, menos hostil, menos
llena de recuerdos y de fotografías pasadas. Luego acelero de nuevo,
cuando se abre el semáforo, y supongo que no. Ya me he fundido con
el paisaje, soy parte del anonimato, de la indiferencia, de la
ansiedad y el caos que reina. Y ella es parte de mí, con mis
recuerdos pegados a las esquinas, a los bares, a los edificios y los
rincones donde no llegaba la luz de las farolas. Madrid ya es sólo
uno más de los pedazos que aprieto dentro de mi corsé para que no
se desparramen por el suelo mojado del otoño.
El caso es que ya casi nunca pienso en
ti. Entre otras cosas, porque eso implica pensar en mí. Pensar en el
verano no tiene mucho sentido cuando los otoños se siguen
sucediendo, cuando siguen llegando los inviernos uno tras otro. Para
qué recrearse en el pasado si el futuro viene a cogernos por el
cuello. Y sin embargo, a veces añoro el sol en mitad de los días
lluviosos. A veces, sólo a veces, me echo de menos en ti.
Qué bonito. Y qué triste.
ResponderEliminarPero qué importante es comprender que lo que echamos de menos no es a la otra persona, sino a nosotros mismos... Yo también me echo de menos, pero qué narices, quizá ahora seamos mejores aunque aún no sepamos verlo.
Tienes que escribir algo "en serio". Un libro, artículos, relatos. Algo. Porque se te da bien y lo sabes de sobra.
ResponderEliminarDicen que cuando estamos más tristes o nostálgicos salen los mejores escritos. Puede que sea verdad. Pero por si hoy recibes más dosis de nostalgia y te sientes algo más rota por dentro, te mando un abrazo fuerte, fuerte, para que te de un poco de calor.
A veces es inevitable echarse de menos un poco, pero creo que también es importante darse cuenta de que hay que seguir para adelante, y quererse a una misma como se es en este momento, sean quienes sean los que nos rodeen.
ResponderEliminarUn besote!
me gusta mucho cómo lo has descrito. efectivamente, en una época pasada en la que tenías trato con una persona determinada, tú mismo eras diferente también.
ResponderEliminarescribes genial, creo de verdad que tienes talento.
tengo dos nuevas alumnas que son un poco malotas, como la descripción que has dado de ti misma cuando eras más jovencilla. ;)
besos!!
Qué bien escribes, jodía... Como escarpias, oye.
ResponderEliminarBesotes!!!
Preciosa entrada. Un beso
ResponderEliminartodos cambiamos... y con ellos nos alejamos o nos volvemos a atraer... quien sabe?
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