domingo, 26 de febrero de 2012

respuesta


La entrada anterior la escribí el viernes de madrugada, un poco tristona en general. No por nada concreto, sólo lo de siempre, las hormonas revueltas, cierto malestar físico, una semana un poco frustrante y tal. Aún así, traté de tomármelo con un poco de humor y autocrítica, como suelo hacer.
Pero alguien, tuvo a bien contestarme con esto: Yo aquí lo único que veo es lloriqueo inmundo, ya tienes una edad para poder reflexionar y corregir tus pensamientos escritos. Espero que digas en broma lo de buscar un chico para los viernes. Es típico de las mujeres utilizar a los chicos como payasos de circo. Pero cuidado, puesto que esa conducta tiene sus consecuencias. Un saludo y cuídate la depresión.
Y en el momento, a parte de mis defensoras, le contesté con educación y calma. Porque pretendo que nadie estropee mi zen. Pero luego lo he estado pensando detenidamente. Y tengo unas cuantas cosas que puntualizar al respecto.
La primera, como dije en el comentario de respuesta, es que creo que cuando uno visita el blog de alguien debe ser educado. Que hoy en día hemos confundido la sinceridad con la educación. Si uno va de visita a casa de alguien, no está bien que diga todo lo que se le pase por la cabeza. Hay un filtro maravilloso que se usa para discernir lo correcto de lo que no lo es y se llama cerebro. Úsenlo y hagan un bien a la sociedad. Si, siguiendo con el ejemplo, uno visita la casa de un amigo, no debe decir “joder, qué salón tan feo has puesto”. Puede decir algo agradable de los detalles que sí le gusten. O simplemente, callar y sonreír, máxima de la buena educación. Porque si no, no se es sincero, se es un gilipollas. Y no pretendo con esto como se ha insinuado que todos lo que comenten me hagan la pelota. Yo tolero muy bien las críticas. Y en todos los años que llevo en el mundo blog, he tenido muchas diferencias de opinión con la gente. Hemos hablado y puesto puntos de vista en común. Porque debatir es una maravilla. Desde el respeto, siempre desde el respeto.
Una vez puesta la buena educación por bandera, diré otras cuantas cosillas.
La primera, que es la única que realmente me molesta a nivel personal, diré que lo del lloriqueo inmundo se lo podía haber ahorrado. Creo que ni en los peores momentos que he pasado (y los seguidores de este blog y del anterior habéis sido testigos de algunos de ellos) he lloriqueado. Porque no es mi estilo. Yo no lloro en general y mucho menos “lloriqueo”. Jamás en mi vida lo he hecho. Y lo de la inmundicia simplemente sobra. Ni qué decir de aquello de que ya tengo una edad para reflexionar. Porque si algo hago yo en esta vida, es pensar, meditar, reflexionar. Y la edad, desde luego, ha jugado en mi favor, dándome mayor capacidad crítica.
Por último, me queda lo más gordo del asunto, la idea de que es típico de las mujeres usar a los hombres como payasos de circo. Por una vez en la vida y sin que sirva de precedente me voy a poner feminista. Y eso que yo no me considero ninguna defensora de la causa. Soy la más crítica con las actitudes puramente femeninas. Mi amigo Seis siempre dice que tengo una misoginia encantadora. Cosa que tampoco es cierta. Pero vamos, con esto quiero decir que no soy feminista ni de lejos. Pero este comentario me huele al más rancio machismo que no permite a una mujer hacer lo que por otra parte, llevan haciendo los hombres desde tiempos inmemoriales.
Yo nunca he tratado a nadie como a un payaso de circo. He tenido novios, a los que he tratado siempre con cariño, respeto y generosidad. Les he cuidado y he atendido sus necesidades y deseos lo mejor que he sabido o podido. He sido leal y buena compañera. Les he apoyado y comprendido hasta cuando no estaba de acuerdo o iba en contra de mis propios intereses. Me he dejado media vida en ellos, dejando por el camino muchos de mis deseos, mis planes, mis sueños. Y a veces me arrepiento, pero luego pienso que volvería a hacerlo, porque lo hice con el corazón.
También he tenido otros chicos, que no eran novios. Eran aves de paso, como dice Sabina. Y a esos también les he tratado con respeto y cuidado aunque no me haya comprometido con ellos. Porque hay que sentar las bases. No todo el mundo quiere amor eterno. Hay gente con la que estás para compartir besos, risas y un tiempo limitado. Y además tiende a ser algo recíproco, las calles suelen tener doble sentido en estos temas. Yo, por si acaso, siempre he dejado las cosas claras. Que si no somos novios ni tenemos una relación seria, no le debo nada. Y él a mí tampoco.  
No seamos hipócritas, ¿quién no tuvo una relación de esas que son sólo para ratos? O acaso, este señor que me comenta se enamoró perdidamente de cada mujer que pasó por su vida y le entregó cuerpo y alma sin pedir nada a cambio. Si es así, oye, mis respetos. A él y a la sufrida merecedora de tanto amor y pasión desmesurados.
Pero yo no. Me confieso culpable y pecadora. Amante esporádica de diversos hombres. Fulana y golfa digna de la hoguera y el apedreamiento en la plaza pública. Aunque creo que pocos tienen quejas al respecto. No creo que ninguno vaya lloriqueando inmundamente como él dice, lamentándose de que echáramos unos cuantos polvos sin compromiso, nos riéramos, los pasáramos bien y no acabáramos nuestra historia con matrimonio e hijos.
Además, aquí surge mi reivindicación feminista. Si un tío dijera (aunque fuera medio en broma como lo hice yo) que quiere una novia para los fines de semana porque a veces se siente solo… ¿quién se atrevería a decirle que lloriquea inmundamente y a acusarle de tratar a las mujeres como payasos de circo? Más bien me temo que, en el peor de los casos, le dijeran así con tono de guasa como “jo, tío, que cabrón”. Y hala, se acabó. Porque claro, no sería tan terrible y humillante como si lo hace una mujer. Si un chico sale un día y se enrolla con alguien, está bien. Si lo hace una chica, es una puta. Porque a las mujeres siempre se nos ataca por el flanco débil. El de que somos putas, golfas, guarras, ligeras de casos. Libertinas de un modo u otro. Y eso es imperdonable.
Que conste, que yo no defiendo que alguien trate a otro alguien como mono de feria y le utilice vilmente en su propio beneficio, pasando por encima de sus sentimientos. Jamás haría eso. Pero ¿qué hay de malo en una relación esporádica? ¿en compartir ratos de pasión o de compañía sin querer un futuro juntos? ¿qué hay de malo en ser amantes a tiempo parcial? ¿qué hay de malo si ambos lo quieren y lo aceptan? ¿por qué todo tiene que ser blanco o negro, amor o nada, matrimonio y compromiso o nada? ¿por qué si una relación no es seria implica que alguno de los dos sea un payaso de circo? Me toca los ovarios el tema, lo reconozco.
Además yo creo que para poder querer a otro, se debe querer antes uno mismo. Porque si no, lo que se crea es dependencia y parasitismo. Por eso yo llevo más de un año totalmente sola. Porque no estaba ni estoy preparada para compartir con alguien. Necesito tiempo para estar sola. Para lamerme las heridas y reconstruir lo que precisamente esos hombres en los que tanto he puesto me han destrozado. Pero no les culpo ni acuso diciendo que sea típico de los hombres hacer esas cosas. Porque me joden las generalizaciones. No es típico de hombres o de mujeres hacer las cosas. Es de gente capulla que las hace. Y punto.
Ah, y deprimida he estado. Hace tiempo, cuando por cierto daba mi vida por un tío que no me quería. Cuando entregaba cuerpo y alma en una relación que no iba a ninguna parte. Pero ahora no, ni mucho menos. Ahora soy feliz. Feliz de veras. Me levanto con una sonrisa y tengo ganas de vivir. Me gusta mi vida. Y que a veces me queje o gruña o proteste no significa lo contrario. Significa que me apetece hacerlo y como este es un país libre que ofrece la posibilidad de expresarse y hacer lo que a uno le venga en gana si no hace daño a otros, lo hago. Me quejo. Y protesto. Y pataleo si quiero. Y no va a venir nadie, ningún hombre amargado, resentido o machista a decirme lo contrario. A decirme que lloriqueo inmundamente, a juzgar si estoy haciendo bien o mal, a decirme que uso a los hombres y a soltar amenazas encubiertas con aquello de Pero cuidado, puesto que esa conducta tiene sus consecuencias. Porque no me sale de las narices. A mí nadie, absolutamente nadie, me va a volver a dar una orden ni a amenazar en lo que me queda de vida. Faltaría más.
Y ahora, hala, que me den ostias hasta en el cielo de la boca si quieren. Que me trae al fresco y no pienso volver a pronunciarme al respecto. Porque ya lo he dicho todo y como lo digo yo siempre: bien clarito.

9 comentarios:

  1. No seré yo quien te dé hostias. Ni mucho menos. Tienes mucha razón en lo que dices de que mucha gente confunde sinceridad con buena educación. No creo que lloriquearas en tu entrada del viernes.

    Creo que esta respuesta que te ha salido del alma es justo lo que necesitas. Al del otro día, que le den.

    ResponderEliminar
  2. Espera... me ves?? bracitos arriba, bracitos abajo. Te estoy haciendo la ola!!! :)
    Luv U.

    ResponderEliminar
  3. Muy buena declaración de principios...
    Abrazos :-)

    ResponderEliminar
  4. Creo que necesitavas escribir ésto...ése energumeno, por lo visto se dedica a ir de blog en blog a amargar a las chicas, conmigo tambien lo ha echo.
    Creo que tu respuesta es 100% acertada.

    Besos.

    ResponderEliminar
  5. Muda me he quedaooo... Pero no para mal... que me uno a la ola de CMQ, vamos!!!

    ResponderEliminar
  6. Pues yo también te hago la ola. El problema de tener un blog es que cualquiera puede darte su opinión. Esto a mí no me parece malo siempre y cuando se digan las cosas de una forma constructiva y educada. No me pareces una persona quejica ni autocompasiva, todo lo contrario. Y comparto contigo la idea de que todo ésto huele a misoginia. Si en el post dijeses que te morías por un chico que te sacara al cine de vez en cuando, al que prepararle unas lentejas probablemente nadie hubiese dicho nada. Pero, coño, has dicho la verdad más grande de todas, que a quién más debemos amar es a nosotros mismos, y que a tan poco tiempo de tu anterior ruptura lo que te apetece es una compañía ocasional. ¡Qué gran pecado, Naar! Condenada a la hoguera vas. En fin, que ni caso. Solo faltaría que en tu propio blog te vengan a censurar y a indicar con quién tienes que estar y con qué frecuencia. Un beso.

    ResponderEliminar
  7. xD Me encanta.
    Quiero montar un corralito para echar dentro a los comentaristas más gilipollas que se pasen por nuestros blogs. Podemos hacer un top 10 y que se vayan zurrando entre ellos. Pierde el primero que lloriquée inmundamente.

    ResponderEliminar
  8. Cuando he terminado de leer esto casi que me levanto para ovacionarte, asi de clarito y de manera educada es como deben decirse las cosas.

    ResponderEliminar

Estás aquí, has leído... así que comenta hombre ya!!