sábado, 10 de agosto de 2013

Clac.

Clac. Un segundo. Quizás menos.
A veces hay algo que salta en mi interior, como un resorte. Clac. Y entonces ya no hay vuelta atrás.
Volvía a mi casa, conduciendo el coche. Mi ex el desequilibrado se había quedado de juerga a pesar de lo que llevábamos a las espaldas aquel día, aquel mes, aquel año. Puse la radio. Un segundo, quizás menos. Clac. Llegué a casa y le hice las maletas. Cuando llegó a la mañana siguiente sólo tuvo que recogerlas y cerrar la puerta por fuera.
Estaba en la discoteca, la noche de la despedida de soltero de Gordito. El Ross me besaba contra una barra y fuera me esperaba un tipo increíblemente guapo, inteligente y divertido. Me esperaba, me buscaba, me mostraba un interés desconcertante a pesar de poder tener a la tía que le diera la gana. Un segundo, quizás menos. Clac. Despedí al guapérrimo y me quedé con el Ross.
Me quedé mirándole un segundo. Era el día antes de irme de viaje con Seis. Dos días antes de que su rollete con el que iba a pasar las vacaciones llegara a su casa. El Ross estaba sentado en el sofá tan pancho mientras yo trataba de explicarle por todos los medios que me las estaba haciendo pasar canutas, que necesitaba un poco de apoyo, una palabra amable, un gesto de calor. Pero no entendía nada. Un segundo, quizás menos. Clac. Cogí mi bolso, troté escaleras abajo, arranqué mi coche que estaba en la puerta y salí derrapando.
Llevaba toda la tarde riéndome. Me había cogido de su pequeña mano, le había mirado de reojo mientras él conducía. Me había abrazado temblando. Yo tenía el pelo ondulado por el aire y hacía frío. Sevilla me era extraña así, sin calor, sin sol. Le miré y me eché a reír. Un segundo, quizás menos. Clac. Tiré de su mano y le besé en una calle desconocida.
Me desperté dolorida. Me incorporé en la cama entre palabras poco amables. Un segundo, quizás menos. Clac. Me quedo en Sevilla, vete tú al Algarve. Vete donde quieras.
Estaba en la cama de un hostal cutre que para mí era perfecto. Estaba en el corazón de una ciudad que cada vez me enamora un poco más. Le estaba acariciando el pelo y me clavó sus ojos negros. “Yo no puedo pedirte nada, todo depende de ti. Tienes que volver, tienes que hablar con el Ross.” Un segundo, quizás menos. Clac. Me quedo contigo, te vuelvo a abrir las puertas de mi vida.

Las decisiones, sean importantes, sean absurdas yo las tomo así, en un segundo, quizás menos. Clac. Algo salta en mi interior, como un resorte. Y entonces sé que es lo que debo hacer. No sé si es lo correcto, no sé si me estoy equivocando. Sé que es lo que quiero hacer en ese momento. Clac. Decidido. Dejo que esa primera reacción, que ese instinto sea el que prevalezca ante todas las voces que hablan a la vez en mi cabeza. En ese segundo estoy segura, si lo pienso más, empiezo a dudar. Por eso no soy de pensarlo. Aprovecho el instante de valor. Clac. Adelante, hazlo. Al vacío, de cabeza. Y ya no hay vuelta atrás. Es un segundo, quizás menos. Clac.



10 comentarios:

  1. Si es que tú eres como la Pantoja, ¡dónde el corazón te lleve! Claro que yo también...

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  2. Que post más bonito. Y qué cierto que a veces lo que queremos hacer se nos presenta claro, diáfano, cristalino...

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  3. Ya me gustaría a mí tener esa facilidad para hacer clac. A mí me cuesta. Meses, incluso años. Aguanto y aguanto, y así estoy durante mucho tiempo, como una olla a presión a punto de estallar.
    Eso sí: el día que hago clac (y también puede ser en un segundo), ya no hay stop (como el slogan de las Pringles). Ni stop ni vuelta a atrás.
    Mi clac tarda, pero cuando se produce, es definitivo.

    Me ha encantado el post, as usual!
    Un beso.

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  4. Esos clacs son necesarios. No siempre acaban bien pero es evidente que, cuando suceden, es porque necesitamos un cambio. Besotes!!!

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  5. Son mi padre de impulsiva... los vivo constantemente U_U Me llevan por la calle de la amargura y por la avenida de la felicidad.

    Esto es así y no hay nada más.

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  6. Eso es que escuchas tu corazón, qué envidia (sana) A ver si aprendo algo de ti :-)

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  7. Esta entrada me ha "tocado". Quizá es necesario que la vida sea así, un barco al que de buenas a primeras le puedes pegar un volantazo al timón y dejarte llevar por el viento. Y que le den, que le den a todo. Clac.

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  8. bufff... en tantos momentos soy así tambien... esos clac son lo que realmente queremos hacer... y ese valor hay que aprovecharlo..

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  9. Qué post más bonito Naar... Es como una canción, dejas caer las palabras con ritmo.
    Me ha encantado.

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  10. Pero es que hay otra manera de tomar decisiones? Me alegro de no ser la única jeje

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