Supongo que de todas las cosas subjetivas del mundo (que son
la mayor parte) la más subjetiva de todas es la belleza. Hay gente que se
supone que es súper guapa y a mí me horroriza y nos les tocaría ni con un palo.
Ya hablé de ello una vez, al igual que hablé de los tipos raros que me gustan a
rabiar. Soy bastante especial, qué queréis que os diga.
Y he vuelto a esta meditación sobre mis gustos rarunos
porque después de unos cuantos años, me he reencontrado con una serie británica
que me encanta, SKINS.
Me la consiguió el Niño Chico y me he visto las cuatro
primeras temporadas en un par de semanas. Es una serie que me hurga un poco en
las entrañas y me emociona profundamente, pero reconozco que no es una serie al
uso, no es una de esas series made in USA a las que estamos acostumbrados. Y
claro, eso resulta extraño, sobre todo al principio.
Y yo es que siempre he sido muy antiyanki, pero con los años
reconozco que me voy radicalizando y cada vez me dan más por el culo sus películas,
sus costumbres y sus historias que nos venden como la quinta maravilla del
mundo. A veces tengo la sensación de que todo está calcado lo uno de lo otro,
todas las películas se parecen, todas las series se parecen y desde luego,
todas las personas se parecen. Y a mí eso no me gusta. Y sí, estoy
generalizando. Sé que se hacen cosas buenas, pero la norma general me deja
siempre el mismo sabor de boca.
Puede que yo sea un poco rara, pero me gustan las cosas con
personalidad, con alma. Por eso me gustan los hombres que a pesar de no ser
bellísimos tienen carácter, tienen algo especial en la mirada, en la sonrisa,
en la forma de hablar. Por eso me gustan las películas diferentes y por eso me
gusta esta serie.
Y sobre todo, por eso me gusta uno de sus personajes.
Los capítulos que he visto con el Niño siempre nos han
llevado a la conversación de si los británicos son feos. Yo opino que no, que
simplemente son diferentes a lo que estamos acostumbrados, a esas bellezas
americanas que rozan la perfección, con sus facciones pulidas y sus dientes
blancos y cuadrados perfectamente alineados, con sus pelos bien peinados y sus
narices operadas. Esa belleza absurda y hueca, que ni es real, ni es natural ni
es nada de nada. Los británicos se parecen a ese prototipo, pero no. No son tan
perfectos, no están tan pulidos, todos tienen algo raro. Y eso es lo que me gusta.
En el caso del personaje que me tiene enamorada es verdad
que tiene los dientes descolocados y raros, es verdad que tiene la nariz en un ángulo
raro y es verdad todo lo que quieras. Además lleva tatuajes feos, fuma y se
peina con flequillito como un tonto. Bueno, pues me lo quedaba mil veces antes
que ningún guaperas hollywoodiense. Soy rara, no sé si lo había dicho ya.
Skins está guay, sobre todo las 2 primeras generaciones, la 3ª es una patata!
ResponderEliminarA mí Cook también me gusta, aunque no sea el típico guapo, tiene un rollito que mola bastante.
Besos!!!
Tomate
Yo la ví ya hace tiempo, solo la primera temporada. Me estás dando ganas de ver la segunda a ver qué tal. A mí también me gustan los tíos raritos. Esos que tienen un algo especial y que no sabría ni decir qué es.
ResponderEliminarMe pasa lo mismo que a ti con los yankis. Son odiosas esas pelis y series de gente popular, los winners, y los míos, los loosers, los que no son animadoras ni jugadores del equipo de instituto o la universidad. Es una sociedad muy tóxica, un trabajo respetable como ser camarera ellos lo ponen como si significase haber fracasado en la vida. Y ya no hablemos del físico... que o eres una rubia explosiva o no eres nada.
Prefiero a los británicos, sí señor, sus pelis y series tienen mucho más estilo y personalidad.
Como no he visto la serie, no he visto en acción a este muchacho, que eso también hace mucho... No obstante, sí que tiene un algo. A mí es que las caras muy perfectas me suelen tirar bastante para atrás también. Besotes!!!
ResponderEliminarNo conozco skins. Pero sí comparto tu visión de la belleza. Suelo discrepar de lo considerado hermoso.
ResponderEliminarUn beso