No me gusta demasiado el mes de noviembre. Es frío, gris y
lluvioso. Y a la gente le empieza a entrar la neura prenavideña mucho antes de
tiempo. Lo único bueno es que hay días que puedo permitirme el lujo de no hacer
nada y como hoy, ponerme ropa roñosa y llena de pelotillas, sentarme en el sofá
al lado de la estufa y escribir. Si no tuviera más vida, el mes de noviembre yo
podría escribir novelas rusas.
En los últimos días sin publicar no ha pasado gran cosa,
parece que el niño neutraliza mi capacidad de atraer el absurdo y cuando está él,
mi vida se convierte en algo normal. No hay locas que crean que voy a robarles
a sus novios, no hay acosadores que salen de la nada… un gusto.
Tan tranquila me siento que hasta fui a la peluquería. Y eso
es mucho decir contando con mis traumas respecto al pelo. La verdad es que al
final no me hice ningún corte radical. Obviamente. No sé si alguien en algún
momento pudo pensar que sí lo haría y me cortaría la melena. Porque ese momento
NO ha llegado aún. De lo que sí me di cuenta es que mi trauma comenzó ya de
mayor, porque de pequeña me gustaba el pelo corto. De hecho, cuando hice la
comunión llevaba el pelo largísimo y estaba deseando hacerla para pegarme un
tajo, porque mi madre no me dejaba antes. Y fue dicho y hecho, al poco de hacer
la comunión fui a la peluquería y zas, melena al hombro. Y estaba súper
contenta. Me veía estupenda y durante años no tuve ningún miedo a de vez en
cuando meter tijera y dejarme el pelo por el hombro. Hasta que con los quince
una peluquera del infierno me hizo un estropicio que tardé años en arreglar. Y desde
ahí mi chungo mental que me obliga a llevarlo largo, largo como Rapunzel.
Y eso, que me corté un buen trozo porque lo tenía
estropeadillo por las puntas, pero nada grave. Aún me toco las puntas por la
espalda y poco me falta para que me llegue a la cintura. Que me la bufa que se
lleven las medias melenas y blablablá. No os voy a decir por qué pelos me paso
yo las modas, pero os podéis hacer una idea. El día que me de la gana ya me lo
cortaré y punto.
Os cuento también que estoy rumiando un par de post sobre
temas feministas, asunto un poco peliagudo en mí, pero me apetece bastante
hablar de ellos, sólo que necesito ordenar las ideas claramente en mi cabeza
para poder darles forma. Espero tenerlos para finales de esta semana.
Aprovecho ya que estoy para felicitar a Madarica, que cumplió
26 años el domingo y se merece todo lo mejor y mucho más. Estoy segura de que
todo eso llegará para ella, pero cada cosa llega en su momento y hay que saber
dejar que la vida fluya. 26 años son el principio y los pasos que está dando
ahora estoy segura de que serán el comienzo de un buen camino.
Y poco más por el momento, noviembre es un mes raro y me
asusta un poco, pero esperemos que este año sea mejor que otros anteriores.
A mi tampoco me va noviembre, y sí, es muy de novela rusa.
ResponderEliminarHe de decir que pensé que te cortarías el pelo :P
Un beso
Ohhhh, pero si me vais sacando los colores con entradas eh? Sabes? Eres de las pocas personas que no me hubiera importado que no me felicitara, por una sencilla razón: Estás ahí todos los días, sé que con un simple wasap tengo línea directa a tu apoyo, comprensión y a tus consejos, y eso compensan todo, incluso la distancia. Pero ya que te has acordado, dos veces :D Qué menos que agradecértelo: Muchísimas gracias y muchísimos biquiños (a los dos).
ResponderEliminarP.D. Te lo repito, estás monísima, aunque lo estarías hagas lo que te hagas. Muaaa!
Bueno, buen mix y a gusto que te has quedado. Estoy de acuerdo con lo de las modas. Y poco más, que tengo una pereza a 1000.
ResponderEliminarBesos.
A mí me gusta porque es mi cumpleaños.
ResponderEliminarHaces bien, monta movida que extraño que se monten líos blogueriles ahahaha
A mí no me va ningún mes donde haga frío. Así, en general... Lo de la Navidad ya es demasiado. Vengo viendo los polvorones en los supermercados desde octubre. Esto no es ni medio normal. Un besote y a disfrutar de tu niño chico y de tu recién estrenada normalidad.
ResponderEliminarSí que se ponen cansinos. Ya he visto renos y papá noeles y toda la pandilla por las tiendas. Es exageradísimo. Al final cuando llega el 24 de diciembre estamos ya hasta el mismísimo de la navidad.
ResponderEliminarRespecto al pelo pues cada a cosa a su tiempo. Y si te gusta largo pues como si no te lo cortas en la vida. Pero un día tienes que contar lo que te hizo aquella peluquera malévola, no puede ser peor a cuando yo tenía unos quince años y le pregunté si podía hacerme unas ondas y salí de la peluquería con una permanente de abuela de la que me costó lo mío deshacerme.
Ay Noviembre y Febrero....
ResponderEliminarEsos son meses para encapsularse e hibernar dentro de un pijama de forro polar....
¡Que tiempos!