Debido a las peticiones que habéis hecho me veo en el brete
de tener que contar lo de mi fallida y bochornosa petición de mano. Que conste
que ya dije cosas al respecto aquí. No es un secreto el asunto, vaya.
El caso es que yo nunca he querido casarme. No soy de las
que sueñan con vestido pomposo, ni iglesia, ni flores ni nada de nada. Me
parece estupendo que la gente se case y haga lo que le dé la gana, pero esas
cosas no son lo mío. A mí me agobian las familias, los compromisos, las
fiestas, los preparativos, los planes a largo plazo, las fechas cerradas. Así
que no, no es mi rollo.
De todos modos, llamadme loca, pero a mí lo de “pedir
matrimonio” me suena fatal. ¿Cómo que pedir? ¿qué es, un favor? Yo no creo que
tenga que ser algo que me pidan y yo conceda, creo que es algo que se habla,
que se acuerda, que se quiere hacer entre dos. Porque el día de la boda no es
nada, es un día, una fiesta y poco más. Lo difícil y lo real empieza luego. Y
hay que tenerlo muy clarito, muy seguro y tener una relación muy asentada y
sólida. Creo yo, vamos.
Así que sumemos: yo
no quiero casarme, no me gustan las bodas, las peticiones me parecen algo
arcaico y absurdo y para colmo, ni siquiera me iba especialmente bien con el desequilibrado.
El acabose, oiga.
Y durante tres años, el zumbado de los cojones de mi ex me
oyó decir todo esto cientos de veces. Me vio despotricar de cada boda a la que
fuimos. Jamás de los jamases me vio una ilusión al respecto. Pero como él iba a
su bola totalmente, decidió de manera unilateral que quería casarse. Porque sí,
porque él lo molaba fuerte. Y para colmo se casaron mis amigas del pueblo. Y
sus primos. Y algunos amigos cercanos. Así que culo veo, culo quiero.
Un año antes del terrible altercado en Roma, ya tuvimos la
bronca del siglo porque por razones que ahora no vienen al caso, salió el
asunto de que iba a pedirme matrimonio tras la boda de una amiga mía de
Pueblodelsur. Le pillé antes de que lo hiciera y le dije textualmente, que
menos mal que no había llegado el caso porque le habría dicho que no y se
hubiera armado bien gorda. ¿Creéis que eso le hizo desistir de su absurdo
empeño? Noooooo. ¡Claro que no!
Así que un año después, me regaló un viaje a Roma en mi
cumpleaños. Y yo me olí la tostada, pero no quise creerme a mí misma. No podía
ser tan ridículo todo. ¿Por qué Roma? Él sabrá. Yo ya había estado y sí, me
gustó mucho, pero no es la ciudad de mis sueños ni me impactó especialmente.
Pero vale, Roma, lo que sea. Pasamos el primer día bien y yo me relajé un poco.
Pero llegó el segundo día. Visita al Vaticano, paseos, cena en el Trastévere.
Ví que tenía un empeño muy raro en cenar en un sitio bonito y romántico. Y yo
como, “pero qué querrá este tío, si sabe que yo no ceno nunca y que lo único
que quiero es un té caliente y volverme al hotel que me matan los pies”. Pero
no, erre que erre. Hasta que cenamos en una terracita y después de insistirme
en que cenara y me tomara una copa de vino o de algo (cosas que no hice) me
dijo que había soñado con que esa noche cenara con él y tomáramos una copa como
en las películas. Sí, muchas películas de mierda había visto este tipo en su
vida. Y entonces siguió hablando, aunque
apenas recuerdo nada porque a medida que lo iba haciendo yo valoraba seriamente
la posibilidad de salir corriendo. Correr, correr lejos. Yo, que no acelero el
paso ni para evitar que me atropellen,
pensando en batir el récord de Ussain Bolt.
Y entonces, tachán, anillo de brillantes y frase tópica. Y
yo queriéndome morir allí mismo. Ojalá la tierra se hubiera abierto bajo mis
pies y yo hubiera aparecido en Australia. Ojalá hubiese podido salir corriendo
de verdad como me gritaba mi mente en lugar de quedarme totalmente petrificada.
Sólo acerté a decir eso, “no me jodas, no me jodas, no me jodas Desequilibrado,
no me puedes hacer esto”. Después de eso cerré la boca y no la volví a abrir
hasta que volví a Madrid dos días después.
El resto, como diría aquél, es historia.
Y hay quien dice que todo esto es porque él no era la
persona adecuada. Que no, no lo era. Pero no es sólo eso. Es que yo hablo bien
claro. No digo una cosa para que se haga la contraria. Y si llevo toda la vida
diciendo algo, lo mínimo que espero es que se me escuche y se me respete. Si
realmente tu sueño es casarte y tener hijos, yo no soy la persona con la que
quieres estar. Si por el contrario me quieres a mí, asume y acepta que nunca
seré la mujer ilusionada por un anillo y un vestido estilo merengue que quizás
se espera. Pero las dos cosas no son compatibles. Así que elige. O vete a la
mierda, lo que prefieras. Pero no me obligues, no me presiones, no me
acorrales. Porque para mí fue un momento horrible por todas estas razones, pero
sobre todo porque me sentí contra las cuerdas. En plan “esto es lo que tienes
que querer, quiérelo. Y si no lo quieres, será tu culpa, todos seremos
infelices porque no has querido lo que debías, so puta”.
Y seré rara (vaya novedad) o estaré loca, o lo que sea, que
tres cojones me importa, pero en contra de lo esperable, uno de los peores
momentos, más vergonzosos, más abochornantes, más agobiantes y más irritantes
de mi vida fue esa estúpida pedida de mano. Por mucho que a la gente le
sorprenda. Y aunque no creo, no sé si algún día llegaré a casarme porque como
he dicho varias veces, no creo en el futuro y no sé qué será de mí mañana, pero
puedo asegurar que no será en ese plan ni con petición ridícula de por medio.
Eso garantizado.
Pues hala, ya sabéis la historia. Si queréis saber más cosas
de mi pasado más estúpido, sólo tenéis que decirlo, el buzón de sugerencias de
Naar se encuentra disponible.
Jajaja buenísimo!!!
ResponderEliminarOye, de la mía no despotriques, que te echo a Ferny y que haga justicia xDDD
Besos
31+2
jajaja ays madre... ahora leído me ha dado penilla... y eso que estaba deseando leerlo!!
ResponderEliminarPues... te comprendo. La verdad es que el momento debió de ser horrible... jaja ¿él no dijo tampoco nada más en los dos días siguientes?
A mí sí me gustaría casarme, pero sin pomposidades. Por mí, como si me caso en pijama y con sólo los testigos de rigor.
En fin... jaja
Aunque está claro que pasaste bastante bochorno, me da la sensación (quizás me equivoco) de que esto no fue más que "la gota que colmó el vaso". Vamos, que no era el chico de tus sueños ya de antes, y con esto simplemente acabó de rematar la idea. La verdad es que, si ya habías dejado claro que no te gusta el asunto, parecía claro que no era buena idea pedirlo y encima con tanto adorno.
ResponderEliminarEn lo que si que estoy de acuerdo contigo es en que no tiene sentido pedirlo "unilateralmente", sino que casarse tiene que ser una cosa que hayan hablado los dos y hayan decidido juntos. Nunca entendí esas pelis americanas en las que piden matrimonio "por sorpresa" y hasta esconden el anillo en una copa de champagne o algo así para que ella no lo sepa hasta el último momento. No me extraña que luego se divorcien tanto... xD
Menuda situación... la verdad es que contándolo como loo cuentas el no me da nada de pena, porque una de dos o era tonto o nunca te escuchaba porque como podía pasarle por la cabeza que ibas a decir que si??¿¿
ResponderEliminarLa verdad es que viéndolo como lo veías tu y viéndolo como lo veía él parece que tenias cero futuro y nada en común. Y por mucho que digan que los polos opuestos se atraen, que mínimo que tener un proyecto común de vida. no?
Ay madre, qué momento más incómodo... Desde luego, qué poca vista el desequilibrado...
ResponderEliminarBesos!
Jaja! Muy bueno!
ResponderEliminarVeo que no soy la única a la que no le gustan las bodas :P
Besos
Roma ya no tiene el poder que tenía antes XDDDDDDDD
ResponderEliminarTienes razón, eso de pedir matrimonio , como que no. Puedes pedir 10€, pero matrimonio... Y lo de pedir la mano al padre de la novia, tampoco. Para eso es mejor regalarle un taladro, y ya te lo has ganado.
(Yo tampoco quería, pero no tuve elección)
Besos!!
A mí no me llama nada la atención tampoco, aunque no termino de descartarlo (eso sí, sin pedida ni bodorrio por todo lo alto). No sé si reaccionaría igual ante semejante situación pero entiendo que si lo has dicho por activa y por pasiva y pasan de ti, pues es para cabrearse, la verdad. Supongo que pensó que, al verte en la situación, te ablandarías. Habrá con quien funcionen esas cosas. Jajajaja. Besotes, guapa!!!
ResponderEliminarVirgen santa. Esa gente a la que le dices claramente lo que hay y les da igual. Madre mía qué percal.
ResponderEliminarEs que, para empezar, no entiendo por qué cojones lo hizo si le habías dejado claro que aquello no iba contigo, son ganas de fastidiar. Si a mí me dice mi marido que algo no le gusta, no lo hago, punto. Sí que era desequilibrado sí. Tela
ResponderEliminarMe imagino que no lo pasarías bien, cuando algo no te apetece vivirlo y como que te obligan, pues no mola.
Y que manía de que eres rara, no hay nadie raro corazón, cada uno tenemos nuestras cosas y manías y punto. Y déjate que a los que les encantan las bodas como a mí, por ejemplo, pues no les gustan otras cosas que a lo mejor le gustan a todo el mundo.
Además, cógete a mi frase para todo: no soy rara, soy edición limitada ;-)
Besotes