Hace un millón de años os conté que
me dio por pensar que era buena idea coger la bicicleta de mi padre para tratar de llevar una vida sana y tal. No sé a quién pretendía
engañar, la verdad. De hecho, cogí la bicicleta del trastero de mis
padres, peleé con ella, comprobé lo sumamente incómoda y pesada
que era y la abandoné en el cuarto de contadores de mi edificio. Y
ahí está, sepultada por las miles de cosas de los vecinos ruidosos
del segundo amontonan ahí sin orden ni concierto.
Un montón de veces he pensado que
tengo que hacer algo con ella, pero luego me surgen mil problemas más
urgentes y relego la vieja bicicleta al fondo de mi mente y la cubren
un montón de pensamientos. O sea, igual que en el cuartucho donde
está, pero en mi cabeza. Parece ser su triste destino.
Más de una vez se la he ofrecido al
Niño Chico, pero cada vez que se asomaba al trastero y veía todos
los juguetes de los niños y las porquerías que ha metido ahí la
vecina, le daban los males y desistía. Y eso que a él si le gusta
de verdad montar en bici. Incluso hace poco me dijo que había
ahorrado algo de dinero y quería comprarse una para moverse por
Sevilla. Que las cosas como son, es una ciudad mucho más apropiada
para ello que Madrid. Hay carriles bici bien hechos, no hay tanto
tráfico, las distancias no son tan grandes, el clima es estupendo y
el terreno es totalmente llano.
Y mientras él miraba bicicletas, yo
pensé que igual podíamos matar dos pájaros de un tiro: él se
llevaba la de mi padre, me quitaba el trasto del medio y de paso se
ahorraba un dinerillo. Se lo propuse y en Semana Santa, ya que yo
estaba mala y hecha un trapo en el sofá, decidió sacarla del
agujero y darse una vuelta. Además, así podría ir a por el pan al
sitio que le gusta y que pilla a tomarpor. Le advertí que la bici de
mi padre pesa como un muerto y que es más que incómoda, pero me
respondió muy ufano que yo qué sabría y que él estaba
acostumbrado a las del servicio público de Sevilla que esas sí que
son un horror y que yo era una quejica y que tal y cual. Pues vale,
le di las llaves del trastero, las de la cadena y me desentendí del
asunto. Bastante tenía con mi fiebre y mis mocos.
La siguiente escena no la vi porque me
quedé en el sofá con mi manta y rodeada por mis pañuelos usados
pero dado el lamentable estado en el que el Niño Chico volvió a
casa, me puedo imaginar el resto. El pobre peleó para quitar todos
los trastos de los vecinos y ponerlos en su lado del cuarto. Peleó
para sacar la bici. Peleó para inflar las ruedas. Peleó para
sacarla al portal y peleó para dar una vuelta a la manzana. Y hecho
eso, volvió a casa, sudando, despeinado, cansado y con una mala
leche de espanto.
Se puso a buscar en internet hasta que
dio con esta página de bicicletas y
me dijo que la antigualla de mi padre lo mejor que podemos hacer es
vendérsela al peso a los gitanos, pero que él se negaba a tener que
montar eso y desde luego a cargar con ella por las escaleras de su
casa. Que ya pagaba el gimnasio y que se negaba a subir y bajar con
esa tonelada de chatarra cada día. Y que era mucho más rentable y
más sano comprar una nueva.
Total, que no he
conseguido deshacerme del trasto. Me temo que se va a quedar donde
está hasta que las ranas críen pelo.
Hola. las bicicletas antiguas pesan mucho pero son de gran calidad... también conservo una pero no la utilizo porque me resulta super incómoda... tampoco me libro de ella... otro trasto más pero está nueva... seguimos en contacto y mejórate
ResponderEliminarSon un trasto y pesan mucho, lo de la calidad ya no lo sé... :)
EliminarEs que esas bicis pensan como un muerto. Pero vamos, que en el Decathlon venden unas estupendas tirás de precio. Vale, me habéis pillao, soy del Decathlon, he hackeado la cuenta de Amaranta.
ResponderEliminarPor lo visto fue y no tenían el modelo que quería, aunque no sé por qué... Debería escucharle cuando me habla de estas cosas :)
EliminarDile que compre la bici en una tienda física en vez de internet, que te enseñan los modelos que hay y te ayudan a encontrar la que más te guste.
ResponderEliminarSalvo que vaya a darle un uso muy específico/profesional, por 300-400 € puedes comprar bicis cojonudas, con cuadro ligero y buenos cambios (esas dos cosas son las principales). Con eso tienes bici para toda la vida. :)
(Sí quiere algo de más categoría, para participar en carreras y tal, tendría que subir un poco el presupuesto, pero por lo que cuentas no creo que sea eso lo que buscáis).
Quería mirarlas por Internet para ver características y hacerse una idea de lo que cuestan y lo que merece más la pena. Al final creo que ha ido a un par de tiendas a seguir informándose... A ver si alguna le convence o por fin se lleva la mía vieja XD
EliminarJajajajaja. Yo debo de ser una de las pocas inútiles que se olvidaron de cómo se monta en bicicleta. Es uno de los grandes traumas que tengo.
ResponderEliminarMe ha hecho gracia la cabezonería del Niño. Hasta que no comprobó en sus carnes lo que le decías, siguió adelante con su empresa. Jajajaja. Besotes!!!
No, yo tampoco me acuerdo, lo comprobé cuando intenté montar en esta y al final tuve que desistir... un desastre.
EliminarEl Niño a veces se pone cabezón, pero al menos luego admite que yo tenía razón.Y eso es un gusto! :)
¿¿¿Tienes trastero comunitario??? :|
ResponderEliminarNoooo... pero hay unos cuartos de contadores vacíos abajo que se supone que sí compartimos, aunque la realidad es que mis vecinos lo ocupan todo con su mierda. Les odio!!
EliminarJajaja doy fe de que Sevilla está preparadísima para la bici... y también de que las bicis de Sevici pesan como dos muertos de los gordos... jajaja No me imagino esa bici... :p
ResponderEliminarPues para que veas! Es una bici de montaña del año de la pera y pesa como un muerto... la voy a poner a la venta en una página web a ver si alguien la quiere y me que quito del medio. :)
Eliminar