miércoles, 2 de febrero de 2011

momento sexy del día

Cuando uno es crío sueña con cómo será su vida al hacerse adulto. Yo soñaba con ser mayor desde que recuerdo. Siempre pensé que las cosas que podían hacer los adultos molaban más que las que podías hacer de niño. En mi anterior blog expliqué muchas veces que aborrecí ser pequeña con toda mi alma. Y a pesar de lo jodido del asunto, sigo pensando que ser adulto, mola más. Sin duda alguna.
Y una de las razones por las que mola es porque puedes hacer lo que te de la gana. Eres libre, si te dejan y si te atreves. Y a colación de esto, diré que en un comentario del anterior post alguien (es un comentario anónimo) me decía que no era tan libre como me creía porque seguía atada a las cadenas de mis sueños. Fíjate, lo que son los puntos de vista. Yo siempre había pensado que los sueños te hacen más libre, te hacen imaginar, querer, volar detrás de lo que deseas. Y yo tampoco es que sea como Penélope y me quede tejiendo esperando a ver si mis sueños se cumplen o no. Tengo mis ilusiones, pero o lucho por ellas o las dejo ahí, haciéndome cosquillas en el corazón mientras yo hago otras cosas. Que no me quedo en casa cruzada de brazos y de piernas esperando a ver si el Ross espabila y vuelve, hablando claro.
Volviendo a las cosas que uno sueña que va a hacer con su vida cuando es un mocoso, yo siempre quise vivir sola. Había gente que decía vivir en piso compartido, con amigos, con extranjeros, con perico el de los palotes. Pero yo no. Yo decía vivir sola. Y me imaginaba a mí misma haciendo cosas súper chulas,  cocinando en mi enorme cocina, leyendo ante la chimenea, preparando fiestas en el jardín y recibiendo amigos los fines de semana. Ahora me doy cuenta que soñaba con ser rica, porque no tengo una cocina grande, ni chimenea, ni jardín, ni habitaciones de invitados. Pero oye, se conforma una con lo que tiene, que es mucho. Y me busco la vida para ir haciendo más o menos la vida que me imaginaba en mis noches infantiles. Ahora tengo la oportunidad. Ahora que no hay un hombre siempre en medio. Ahora que vivo sola. Ahora que mi vida es solo mía. Ahora que, sueños a parte, soy, o al menos me siento libre.
Por ejemplo, me he inventado lo que yo llamo “el momento sexy del día”. Soy todo un manual de cómo superar una ruptura y subirse la moral una solita. El plan es el siguiente: por nueve euros me he comprado unos altavoces para el mp3 y me los pongo en el baño cuando me ducho. Subo mucho el volumen y me pongo música hortera que me levanta el ánimo. Y bailo mientras me desnudo, mientras me enjabono, mientras me aclaro y mientras me visto. Me miro en el espejo y me descojono de mis contoneos para conmigo misma. Porque no es que baile precisamente bien. Pero me da igual, nadie me ve. Y ya que me paso el día en chándal o en pijama de pelotillas, necesito acordarme de que puedo ser sensual, con el pelo mojado, meneando las caderas a ritmo de salsa. Como que no hay nadie más que mi madre que me diga que estoy guapa, necesito sentirme sexy unos minutos al día. Estoy cansada de verme delgada, ojerosa, despeinada y de sentirme un callo. Así que por esos minutos al día que bailoteo en ropa interior, me siento la mujer más estupenda del mundo, la más deseable, la más tentadora, la más sexy. Luego salgo al mundo real de mi salón, con mi pijama de bolitas, cojo al gato en el regazo y cenamos jamón de york a medias. Dejo de ser sexy para ser la loca despelujada de los gatos. Pero mi rato de subirme la autoestima no me lo quita nadie ya.
Puede parecer una chorrada. Puede que ahora parezca más zumbada de lo que suelo parecer, pero aseguro que funciona. Que me voy sintiendo otra vez la chica segura de sí misma que fui. Que me parezco a aquella que se arreglaba sin razón y que no se asustaba ante una marabunta de hombres, segura de que todos caerían a mis pies si me lo proponía. Que vuelvo, como me dice Seis, a ser la mujer fatal que nunca se tambalea sobre sus tacones. Que vuelvo a ser la que le robó sus más oscuros deseos a dueñodemissábanas.  Y es que la actitud lo hace todo. Y si te dejas caer en el círculo vicioso de no arreglarse, sentirse horrible, no pintarse, sentirse ojerosa y demacrada, no ponerse tacones, ir arrastrando los pies por la vida, al final te sentirás hundida. Hay que romper esas tendencias y engordarse un poco el ego. El amor bien entendido empieza por uno mismo. No puedo querer a nadie, ni dejar que nadie me quiera si no me quiero yo primero. Así de sencillo. Así que me dedico diez minutillos al salir de la ducha para “mi momento sexy del día” y cada vez me siento mejor.
Animo a todo el mundo a probarlo, a subirse la autoestima y a luchar contra los instintos autodestructivos. Que todos podemos y debemos sentirnos guapos, sexys, estupendos y maravillosos. Que todos tenemos cierta belleza y sólo hay que encontrarla y aprovecharla. Dedicaos unos minutillos… seguro que hay un ratito para instaurar el “momento sexy del día” en vuestras vidas.

4 comentarios:

  1. Me encanta, te aseguro que yo hago algo parecido. A veces me doy un baño relajante de espuma y musiquita que me hace sentir especial y todos los días al salir de la ducha me contoneo un poquito delante del espejo y me digo, pues no estás nada mal. Vale, para gustos los colores, pero merezco sentir que no estoy nada mal, que podría conquistar a quien me diera la gana sólo con una mirada. Y qué bien sienta.

    El otro día le decía a un amigo...¿sabes una cosa? Estoy buena, no es que me sienta, es que por primera vez lo sé. Fue genial.

    Gracias por tus entradas, me encantan.

    ResponderEliminar
  2. El viernes estuve de cena y de fiesta con un grupo de gente que hacía mogollón que no veía. Todos fliparon porque a algunos hacía casi 4 años que no veía y yo, en ese tiempo, he perdido unos 17 kilos. Ahora peso lo mismo que cuando tenía 18 años y estoy lanzado y a por todas, como en aquella época. Todos nos vacilábamos con eso de que qué buenos que estamos, pues eso, que si no nos los creemos nosotros mismos, ¿quién se lo va a creer?

    Genial entrada, como siempre.

    ResponderEliminar
  3. Soy la anónima de la que hablas .
    Gracias por responderme en el post mismo .
    Quizas no te estaba escribiendo a ti , sino a mi misma ...
    Sígue sitiéndote sexy y disfrutando de tus sueños.
    Aunque yo creo que nos esclavicen , también creo que no hay vida feliz sin ellos .
    Un saludo

    ResponderEliminar
  4. Yo de vez en cuando también hago lo mismo... claro, que mis lorzas no son muy sexys que digamos. Pero da igual, porque a mi marido le gusto tal y cómo soy, y yo también me gusto. Eso es lo importante, gustarse a uno mismo, aunque se lleve puesto un pijama de pelotillas.

    ResponderEliminar

Estás aquí, has leído... así que comenta hombre ya!!