Hace tiempo había un test chorra por ahí que se llamaba algo así como “¿tu gatito quiere matarte?”. Y es que los gatos a veces te miran con unos ojos de psicópata que dan miedo, lo reconozco. Y la gente se preocupa por los perros peligrosos. Ja. Eso es que no han conocido un gato peligroso, porque son diez veces más chungos.
Yo tengo la suerte de tener a Ron, que es un ángel. Si un gato con su envergadura, su fuerza y sus enormes garras tuviera la más mínima mala idea, podría conmigo sin duda. Pero este es un amor. Muchas veces, cuando le cojo y le pongo panza arriba, le digo que no es un gato, es un conejo. Y luego lo pienso y ni eso es justo. Yo me he llevado muchos más mordiscos y arañazos de conejos que de Roncito. Total, que lo mío es suerte y lo demás tonterías.
Alguna vez he contado que el Ross tenía una gata que yo adopté y le regalé cuando tenía apenas 10 días y no podía ni ponerse de pie. Pero desde que lo consiguió, se convirtió en un infierno de animal. Era súper agresiva. Y encima me odiaba. Me arañaba, me mordía, me bufaba. Me hacía la vida imposible, la cabrona de la gata. Y no sólo es que me odiara a mí. Es que a todo el que iba a su casa le declaraba la guerra. Se erizaba, empezaba a bufar y a tirarse a los pies, a morder los tobillos con furia y hacía recular a cualquiera. Y que no se te ocurriera quedarte mirándola, que te soltaba un zarpazo a la cara sin pensárselo. Estaba poseída por Satanás, en serio. Yo la temía.
El caso es que Ron nunca había dado indicios claros de querer matarme. A veces me caza los pies para que juegue con él y me hace tropezar, pero nada que me ponga en un riesgo claro y evidente.
Hasta ayer por la mañana. Estaba yo soñando que me había ligado a un tío buenísimo. Pero estupendo de verdad. De los que no me he ligado nunca en mi vida real, vaya. Y me lo llevaba a mi casa para empotrarle contra una esquina, obviamente. Lo raro es que estaba empezando con mis planes violadores cuando veía que nos reflejábamos en un espejo, y eso es imposible porque en mi casa no hay espejos más que en los baños. Pero bueno. Como que eso me daba igual en el momento. Así que me puse a desabrocharle la camisa al estupendo cuando empecé a ahogarme. Literalmente. Que no me entraba aire. Que trataba de respirar y no podía. Horrible. Así que me desperté, totalmente angustiada. Y al abrir un ojo, descubrí el problema. Estaba dormida de lado y mi gato me había tapado la nariz contra la almohada con una pata.
Cuando me conseguí zafar y el oxígeno volvió a mi cuerpo, pensé que eso era un claro intento de asesinato. Pero luego ví el reloj. Y la conclusión es que el pobre Ron debía llevar un rato tratando de despertarme con cabezazos y caricias de las suyas, pero yo le había ignorado en mi triste intento de recordar lo que es un hombre. Luego me enfadé un poco con Ron por chafarme el plan. Que ya ni en sueños me salen bien los amoríos, hombreyá.
Total, que me levanté para dar de comer al único amor que tengo, mi gatito asesino. Y mientras desayunaba, deprimida totalmente con el día lluvioso, mi experiencia cercana a la muerte y mi ligue onírico fracasado, Ron vino tan contento, ronroneando y con su hipopótamo rosa de peluche para que jugásemos. Si es un asesino, desde luego, lo disimula muy bien.
Mientras te intente asesinar con una almohada, no te preocupes... Asustate cuando te tire una lampara en la cabeza, que mi señor gato es el más bueno del mundo, pero el 'ahí no quepo' no le entra en la cabeza, y entonces tira lo que no tiene que tirar.
ResponderEliminarUn saludo
No te fíes, no te fíes... Se empieza con una almohada y se acaba con el cuchillo jamonero.
ResponderEliminarBueno te cuento Merlin con sus cuatro meses,me tiene las manos llenas de arañazos, y es que su juego favorito es que lo acune en los brazos y como recompensa empieza a morderme,seran señales premonitorias de su verdadera naturaleza.Saludos del potencial indiciado Merlin.
ResponderEliminarHola de nuevo. Perdona el impulso de antes.
ResponderEliminarHe empezado a leerte hoy y me tienes enganchada con tu blog. Bajo mi punto de vista compartimos bastantes cosas, otras no tanto, pero aún así me río una barbaridad -en el buen sentido, se entiende-.
Como te comenté, tengo 5 gatos. He entrado aquí por eso, pero me he dado cuenta de que además tenemos algunos blogs en común -que no van de gatos, quiero decir-.
Pero bueno, a lo que iba. Me ha encantado tu blog y te animo a seguir escribiendo.
Seguiré dándome vueltas por aquí. Mi más sincera enhorabuena.
Debería darte vergüenza, se te cruza un hombre y ya se te olvida darle el dsayuno al gato. De ahí a llegar a las tantas borracha y sin bragas no hay ni medio paso...
ResponderEliminarBuenísima entrada...
ResponderEliminarY ese final: "si es un asesino lo disimula muy bien...".
Me ha gustado muchísimo.
Felicidades.
Me quedo cerca.
Un abrazo.
¡Pobrecito! Si sólo quería que le hicieras caso...
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